PESE A LAS DIATRIBAS, LA POL TICA FAVORECIÓ A LA OLEAGINOSA Y NO A LOS CEREALES

Con Cristina, la soja pasó a ser el 75% de la exportación de granos del país

Retenciones y controles de exportación hicieron que la sequía afectara más a los cereales, que aportaron en 2009 el 5,7% de las divisas por exportación del país, contra el 9,7% en 2008

Cumplida ya la mitad del mandato de Cristina Fernández de Kirchner, puede decirse que, pese a sus diatribas contra el yuyo, la Presidenta continuó la política sojizadora de su marido, mientras los cereales entraron en agonía.

Los números hablan. De acuerdo con datos provisorios del Indec, respecto del total de los granos exportados del país, el despreciado yuyo (del que, además, se espera la mejor cosecha de la historia argentina para el próximo otoño) ha continuado incrementando su participación, al igual que durante toda la Presidencia de Néstor Kirchner. El año pasado, de cada cuatro dólares que produjo la exportación de granos, casi tres provinieron de la soja (73,4%), contra el 64,1% en 2008. Nunca había llegado tan lejos.

El año pasado, crisis económica internacional mediante, las exportaciones totales de la Argentina alcanzaron u$s 55.751 millones, un 20% menos que los u$s 70.000 millones que de 2008. En ese total de despachos, el sector granario (cereales más oleaginosas) alcanzó en 2009 u$s 17.668 millones, es decir, un 31,7% del total, contra el 36,8% de las exportaciones argentinas que representaba en 2008 (y el 34,9% en 2007).

A los despachos agrícolas, más allá de la crisis, los afectó la sequía y el conflicto no cicatrizado entre el campo y el Gobierno. Hay que tener en cuenta que buena parte de lo que se exporta un año se debe a lo sembrado el anterior. Esto es particularmente válido para los llamados granos gruesos o cultivos de verano, fundamentalmente soja y maíz, que se siembran en primavera y se cosechan en otoño, pero también para el trigo, que se cultiva en invierno y, dependiendo de la zona, se levanta entre diciembre y enero.

El granero del mundo

Si se hila más fino, los cinco puntos de participación que perdió el agro en las divisas del país no se repartieron homogéneamente. En la Argentina, llamada el granero del mundo hace unos 80 años por ser el mayor exportador de trigo del planeta, los cereales (trigo, maíz, algo de sorgo y otros) fueron los que pegaron el mayor retroceso. Mucho más necesarios en materia ambiental, pero también mucho más caros de cultivar que la soja, los cereales, que habían generado exportaciones por u$s 6.761 millones en 2008, cayeron a menos de la mitad el año pasado: u$s 3.193 millones. Así, representaron en 2009 apenas el 5,7% de los despachos totales del país, cuatro puntos menos que el año previo.

Un dato curioso: esos u$s 3.600 millones que los cereales perdieron de un año al otro coinciden con la magnitud de la caída de exportaciones de todo el complejo sojero: granos, harina y aceite. Sin embargo, en este último caso, debido a su mayor relevancia, la merma es relativamente menor. Este complejo cayó de u$s 16.565 millones en 2008, a u$s 12.974 millones el año pasado.

Ahora, pese a esa baja, si se compara el comportamiento del complejo sojero con el de las exportaciones totales del país, resulta que la proporción prácticamente no varió desde 2007 (el mejor año de la molienda de estos granos y ya con precios altos), siempre arañando casi una cuarta parte del total. En 2007, soja y derivados representaron el 24,3% de las ventas al exterior argentinas. En 2008, el 23,6% y el año pasado, el 23,2%.

Pese (¿o gracias?) al conflicto político, a los aumentos de retenciones a las exportaciones granarias y a la sequía, la soja perdió apenas un punto de participación en los despachos del país en los últimos dos años, medio punto en el último.

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