¡Chau sol!

Despedir al sol con aplausos es una tradición diaria en Casapueblo. Cada atardecer, sus terrazas dan cita a la ceremonia, un ritual que se repite desde 1994. Páez Vilaró deja correr una cinta con un poema que todos escuchan en silencio hasta las últimas palabras. Vale la pena recorrer algunas de sus clásicas frases.

“¡Chau sol! Cuando en un instante te vayas del todo, morirá la tarde. La nostalgia se apoderará de mí y la oscuridad entrará en Casapueblo.La oscuridad con su apetito insaciable penetrando por debajo de mis puertas, a través de las ventanas o por cuanta rendija encuentre para filtrarse en mi atelier, abriéndole cancha a las mariposas nocturnas. ¡Chau sol! Te quiero mucho. Cuando era niño quería alcanzarte con mi barrilete. Ahora que soy viejo sólo me resigno a saludarte mientras la tarde bosteza por tu boca de mimbre. Adiós sol. Mañana te espero otra vez. Casapueblo es tu casa. Por eso todos la llaman la casa del sol. El sol de mi vida de artista, el sol de mi soledad. Es que me siento millonario en soles que guardo en la alcancía del horizonte .

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