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Para evitar un cuello de botella con la mora, al caer este mes la primera cuota de la refinanciación de saldos impagos de abril, proponen préstamos personales a más plazo para achicar pagos y reducir riesgos

En momentos en que arrancan los vencimientos de la refinanciación compulsiva de los saldos impagos de las tarjetas de crédito, los bancos salieron a la cancha preparados a previsionar una oleada de mora que se ven venir. De ahí que se anticipan y transfieren gente del sector comercial al sector de cobranzas, para recordarles a los clientes del vencimiento de sus resúmenes. Hoy la estrategia no pasa tanto por sumar cuentas nuevas, sino, más que nada, por ser cautelosos al extremo, y de cuidar la cartera.

Incluso, como el negocio del banco consiste en tener la menor cantidad de deudores incobrables, se anticiparon al cuello de botella que podría llegar y comenzaron a ofrecer el refinancianciamiento del total del saldo de la tarjeta de este mes, para que el cliente no se sienta ahogado.

Es una opción para el cliente, no todos los quieren tomar a 12 meses, algunos se lo quieren sacar de encima. Se trata de una opción haciendo cuotas más largas, con lo cual el monto se reduce. En la oferta de los bancos a que accedió El Cronista, la tasa nominal es la misma que la de la regulación, del 43%: la diferencia es el plazo, que lo extienden a 12 meses para disminuir el pago mensual.

En HSBC desarrollaron nuevas alternativas de pago para quienes habían optado en abril por un plan de financiación para sus deudas de tarjetas de crédito y préstamos. De esta manera, los clientes tendrán la posibilidad de extender el plan de cuotas hasta 24 meses. Incluso lo pueden instrumentar a través de una herramienta digital en la web que les permitirá tomar la decisión que mejor se adapte a sus necesidades de forma remota. "Ofrecemos la posibilidad de tomar un plan de pagos de 12, 24, 36, 48 o 60 meses", indicaron en el Macro.

MENOR EXPOSICIÓN

Un dato saliente de estos meses de cuarentena es que los individuos no han aumentado (por restricciones impuestas por las entidades o por decisiones propias) su exposición con las instituciones financieras.

Esto se deduce de aquellos rubros emblemáticos del crédito a personas físicas (préstamos personales y tarjetas de créditos). Para el caso de los préstamos personales, en julio pasado el stock de deuda (promedio de saldos diarios) fue inferior al de febrero medido en valores corrientes. Naturalmente, esta caída sería superior si se la midiera en moneda de similar poder adquisitivo.

Andrés Méndez, titular de AMF Economía, señaló que hay quienes no califican a esos préstamos y el que califica está cauteloso, consume menos y tiene miedo sobre su futuro.

Agregó que la incobrabilidad mucho no "canta" porque el BCRA modificó la forma de medirla (19/3/2020) y están los datos hasta mayo. Ni tampoco diferencia entre las empresas y las personas. No hay grandes variaciones frente a marzo (con la nueva metodología); podría estimarse que la morosidad aumentó un 50% en 12 meses (mayo de 2020 vs. mayo 2019) y pesa mucho en bancos públicos, quizás en el agregado por el cómputo de Vicentin. Fuera de eso, en bancos privados habría aumentado 15% el "ratio" frente a un año atrás.

"Si al stock de deuda de tarjetas se le quitan los créditos a tasa 0 para monotributistas, habría un stock puro de $ 585.810 millones ($ 629.912 millones menos $ 44.101 millones) y esto te dejaría prácticamente en los niveles previos a la cuarentena (apenas arriba). Quizás la diferencia esté por el lado de las refinanciaciones", precisa Méndez.

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