Robo de tecnología, nuevo fantasma de los mercados financieros internacionales

El caso de la compañía china Huawei, investigada por la Justicia de EEUU por hurto de secretos comerciales, es el ejemplo más reciente de cómo puede verse afectado el valor de las acciones, tanto de las empresas acusadas como de las víctimas.

Si, como sostiene el filósofo español Fernando Savater, “El robo está siempre asociado a la idea del poder , la investigación penal que lanzó la Justicia de EEUU contra el gigante chino Huawei por sustracción de tecnología, va claramente en ese sentido. Y representaría una segunda etapa en esta guerra comercial declarada desde hace casi un año entre el gobierno de Donald Trump y China. El problema es que, en el medio de este combate de titanes, surgen daños colaterales considerables, que afectan en gran medida a los mercados financieros internacionales.

Para los inversores, no hay nada peor que la incertidumbre, de ahí que el valor de las acciones esté muy pendiente de lo que sucede con esta escalada comercial entre EEUU y China. Si el año pasado la volatilidad se disparó a medida que aumentaban las trabas arancelarias de un lado y otro del Océano Pacífico, esta nueva etapa de la Guerra Fría comercial puede llegar a generar aún más daño en la confianza en las empresas.

Porque ¿qué pasaría si la investigación abierta por la Justicia estadounidense filtrara que uno de los principales afectados por el supuesto robo de tecnología fuera Apple? Inmediatamente el valor de sus acciones se derrumbaría. Y ni qué hablar de la cotización de la misma Huawei, segundo fabricante de celulares del mundo, que en el último año ya perdió un 50% en la bolsa china de Shenzhen.

En ese sentido, The Wall Street Journal no solo informó, la semana pasada, el inicio de la investigación contra la compañía china. También indicó que una de las víctimas del robo de tecnología podría haber sido un socio comercial de Huawei, la empresa estadounidense T-Mobile, filial de la alemana Deutsche Telekom, y tercera compañía más grande de EEUU, con más de 75 millones de clientes. En los últimos días, la acción de T-Mobile cayó un 4% en el Nasdaq.

El caso no es nuevo, aunque ya había quedado archivado por los inversores. Data de 2014, cuando la empresa acusó a su colega chino de haber fotografiado parte de su laboratorio y de intentar sustraer una tecnología utilizada por el operador telefónico para sus smartphones, conocida como “Tappy . Finalmente, T-Mobile reclamó un resarcimiento de u$s500 millones al gigante chino, pero la Justicia le acordó el derecho a cobrar solo u$s4,8 millones.

La bestia negra

En los últimos tiempos, Huawei se ha convertido en la bestia negra del gobierno de Trump, a tal punto que llama la atención que, en caso de que se confirme el robo de secretos comerciales, haya sido la única empresa china que lo haya practicado. Por eso la persecución contra la compañía, que incluyó el arresto en diciembre en Canadá de Meng Wanzhou, directora financiera e hija de fundador del grupo, es más que sugestiva.

Acusada de violar las sanciones de EEUU contra Irán, su arresto generó un pico de tensión diplomática entre ambos países que, últimamente, parece haber rebajado un poco. Pero que también recordó a todos los mercados que los próximos meses no van a ser menos volátiles.

Incluso en Europa se levantan las voces que acusan a las empresas chinas por el robo tecnológico. La semana pasada, el ministro del Interior de Polonia, Joachim Brudzinski, lanzó un pedido a la Unión Europea para que directamente prohibiera a Huawei y a otras empresas tecnológicas chinas (como ZTE) que operen en el continente. El reclamo no es casual, puesto que coincidió con el arresto de un empleado de Huawei en Polonia, acusado de espionaje.

Todavía no hay pruebas concretas de lo que se viene hablando en materia de robo tecnológico. Sin embargo, ya hay países que comenzaron a restringir el acceso a sus mercados de estas compañías chinas. Además de EEUU, en la misma vereda se paran Australia y Nueva Zelanda (sus funcionarios no pueden utilizar dispositivos de estas marcas), y lo mismo empiezan a aplicar los gobiernos del Reino Unido, Alemania, Italia, Francia, Corea del Sur y Bélgica.

En paralelo, el Congreso estadounidense tiene que evaluar un proyecto de ley bipartidista que impediría la venta a empresas chinas de componentes fabricados en EEUU. Un anuncio que provocó la reacción del ministerio de Relaciones Exteriores chino, que pidió que “se terminen las acusaciones infundadas y las restricciones sin sentido contra Huawei y otras empresas chinas. Usar motivos de seguridad nacional para crear trabas en la normal cooperación entre las empresas solo afectará los intereses de todas .

Nuevas víctimas

No obstante, la versión 2.0 de esta guerra comercial sigue generando nuevas víctimas en los mercados, que ven preocupados cómo se aleja la resolución de este conflicto que no para de escalar. Las primeras afectadas son las empresas tecnológicas, muchas de ellas muy dependientes de China para fabricar sus equipos. De hecho, durante el segundo semestre de 2018, el índice Nasdaq perdió un 13%. Y la semana pasada, Taiwan Semiconductor Manufacturing (TSMC) anunció pérdidas por un 14% durante el primer trimestre (las mayores de los últimos 10 años), debido a la desaceleración en las ventas de celulares.

No solo las tecnológicas se ven afectadas por el affaire Huawei. Los otros sectores de actividad contemplan inquietos lo que pueda llegar a pasar con el conflicto comercial entre EEUU y China, ahora que el diablo metió la cola con el tema del robo de tecnología. A pesar de ello, todos cruzan los dedos para que el encuentro entre los negociadores comerciales de ambos países, que tendrá lugar a fines de enero en Washington, permita destrabar un poco el conflicto, más allá de que el robo tecnológico aún no haya sido resuelto.

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