Por qué cada vez interesa más invertir en oro

El metal amarillo está en los niveles más altos desde 2013. Es un refugio de valor en medio de la crisis financiera mundial que provocó el Coronavirus.

Fuera de los productos de ahorro tradicionales, el abanico de posibilidades para los inversores con aversión al riesgo es muy limitado.

La operativa en divisas, capital riesgo o en ciertas materias primas es poco recomendable para particulares, por su complejidad y riesgo de pérdidas.

Pero hay algunas excepciones. Por ejemplo, la inversión en oro. El metal amarillo es uno de los mejores mecanismos de protección en épocas de incertidumbre como la actual, marcada por la debilidad macro global y episodios como el Coronavirus.

En este escenario, el precio de la onza de oro trepó por encima de los u$s 1.600, en los niveles más altos desde 2013. Algunas firmas como Bridgewater creen que el rally está lejos de terminar y apuestan por récords históricos alrededor de los u$s  2.000, con el argumento de que ni la Reserva Federal estadounidense ni otros bancos centrales pondrán frenos a la inflación ni subirán los tipos de interés a corto plazo.

El metal amarillo es uno de los mejores mecanismos de protección en épocas de incertidumbre.

Para los inversores particulares, la mejor opción es la compra de oro físico.

Los fondos de inversión, cuya correlación con la evolución del precio del metal está lejos de la que permite la compra física, y los certificados y warrants son las otras alternativas para invertir en oro.

La inversión en arte reviste más complejidad. La mayor diferencia es que se trata de una apuesta a largo plazo, ya que los plazos de maduración de las obras de arte son extensos en el tiempo y el riesgo de error, amplio.

Por lo tanto, los expertos aconsejan buen asesoramiento a quienes se adentran por primera vez en el mundo del arte. Hay más vías que las tradicionales para participar en este mercado.

Una de ellas son los fondos especializados en arte, que exigen niveles de entrada más altos que la media de estos productos. Uno de los más conocidos es InArt-Fund, que exige al menos 125.000 euros. Con un tamaño de 30 millones de euros, prevé retornos entre el 10% y el 15% anual.

La inversión en arte reviste más complejidad, ya que se trata de una apuesta a largo plazo.

El del arte es un negocio en auge del que también se puede participar a través de las empresas de arte especializadas que cotizan en Bolsa como artprice.com en Europa, la mayor base de datos del mundo sobre precios de obras de arte.

 

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