Lucas Llach secundará a González Fraga en el Banco Nación

Había entrado como asesor del directorio que preside el economista radical, y ahora reemplazará a José Gómez Centurión como vicepresidente del Banco Nación.

Federico Sturzenegger lo había llevado al Banco Central como su vicepresidente, y ahora logró volver al Gobierno. Lucas Llach, de él se trata, entró el mes pasado como asesor del directorio del Banco Nación que preside Javier González Fraga, donde tiene a su cargo temas de innovación financiera y medios de pago. Tuvo un rápido ascenso ya que ahora reemplazará a José Gómez Centurión como vicepresidente del BNA: "Se está preparando el decreto con su nombramiento, ya que es una decisión del Ministerio de Hacienda", confirmaron desde la oficina de prensa.

Pero no es su único puesto en el Gobierno, ya que de la mano del presidente del BICE, Francisco Cabrera, viene participando del Consejo de Inclusión Financiera, especialmente en digitalización financiera y desarrollo de nuevos medios de pago, en temas específicos como por ejemplo pagos con código QR y fomento de aplicaciones financieras por parte de receptores de planes sociales. En la Mesa de Desarrollo Financiero, que coordina Pancho Cabrera como asesor del presidente Macri, es uno de los asesores en temas de inclusión financiera. 

También participa del Consejo de Inclusión Financiera que lidera el Secretario de Finanzas, Santiago Bausili, por su trabajo con Cabrera en los temas de innovación financiera. 

Llach obtuvo su doctorado en Historia en la Universidad de Harvard, y su licenciatura y estudios de posgrado en Economía en la Universidad Di Tella. Su principal área de investigación es la historia económica argentina, tema sobre el que ha escrito su tesis y diversos libros. 

También ha escrito con el actual viceministro de Hacienda, Miguel Braun, el libro de texto Macroeconomía Argentina. Lo curioso es que venía asesorando tanto a Cabrera como a González Fraga, cuando había versiones de que el primero podría reemplazar al segundo al frente del BNA. 

La Mesa de Desarrollo Financiero en el ámbito del Poder Ejecutivo es una iniciativa para generar un espacio de análisis y desarrollo de medidas de corto, mediano y largo plazo para aumentar el crédito disponible para las empresas y las familias. Surgió de la necesidad de continuar generando condiciones para hacer crecer el financiamiento. Según la última edición de The Global Competitiveness Report, que publica el World Economic Forum, Argentina ocupa el puesto 97 (sobre un total de 140 países) en materia de Desarrollo Financiero, siendo uno de los países peor rankeados de la región en esta materia. 

Algunas de las problemáticas más relevantes a encarar por parte de la mesa son: la alta y dispar carga tributaria que todavía tienen algunas operaciones financieras; los bajos incentivos para la generación de ahorro interno; la captación de ahorro interno y el relativamente escaso desarrollo de los medios de pago y el financiamiento por vía electrónica.

La Mesa está liderada por Cabrera, y la coordinación operativa está a cargo de Bausili. Entre los participantes de la mesa están: Presidencia de la Nación; Ministerio de Hacienda; Ministerio de Producción y Trabajo; Banco Central de la República Argentina, Administración Federal de Ingresos Públicos; Comisión Nacional de Valores, Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) y la Superintendencia de Seguros de la Nación.

En cuanto al hijo de Juan José Llach, en el Banco Central recuerdan que a veces iba a la oficina en bicicleta, al mejor estilo del ministro de Transporte, Guillermo Dietrich, que tiene una bici plegable. Incluso, se asombraban de verlo descalzo en la oficina. Es que este radical, ex vice en la fórmula de Sanz en 2015, se hizo conocido, justamente, por haber corrido guanacos descalzo en Chubut. De hecho, este fanático canalla fue uno de los primeros argentinos que se volvió adepto al barefoot, un estilo de correr descalzo sobre pavimento que se expande por el mundo. Asegura que correr así le permitió mejorar sus tiempos y que jamás tuvo una lesión ni una lastimadura, y eso que suele correr por las mañanas entre seis y siete kilómetros por el Rosedal en menos de media hora. 

"Cualquier animal corre descalzo, jamás le pondríamos un zapato a una chita, un leopardo o esos animales que corren tan bien", es su argumento de base. 

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