La mirada de tres ex BCRA sobre el "plan Sandleris"

Tres ex banqueros centrales opinan sobre el "plan Sandleris". Uno de la época menemista y dos de la década kirchnerista, si bien con perfiles muy diferentes. Plantean cuestionamientos a los niveles de tasas y el crecimiento del stock de Leliq, así como a lo debilitado que queda el BCRA en términos de poder de intervención. Puede funcionar si es un plan de muy corto plazo.

Como expresidentes del Banco Central (BCRA), Roque Fernández, Juan Carlos Fábrega y Alejandro Vanoli analizaron el nuevo régimen de bandas de intervención cambiaria y de emisión cero implementado por Guido Sandleris 

 

 

La solución elegida es buena pero sólo como shock para los primeros días  

Roque Fernández

Más allá de las soluciones de corto plazo, lo que nos debe preocupar es la sustentabilidad fiscal del Gobierno. El objetivo de déficit primario cero para el año que viene, si bien es positivo, resulta poco porque sólo asegura cierta tranquilidad para lo que resta de este año y el 2019, pero con el tiempo el Gobierno debe pasar a tener un superávit primario de entre 2% y 3% en 2020 y 2021 para que la deuda no crezca más y la economía se vuelva fiscalmente sostenible.

Desde el punto de vista netamente monetario, el BCRA consiguió la semana pasada estabilizar el tipo de cambio, pero pagando una tasa de Leliq muy superior a 70%. Si el Gobierno pensara que puede sostener este nivel de tasas más allá de lo inmediato, resulta una preocupación para todos los sectores económicos.

Creo que la solución elegida por Sandleris es buena, pero sólo de shock para los primeros días del cambio de administración. Estas tasas no pueden durar más de dos o tres semanas, porque no son sustentables y sólo agravan el problema de largo plazo.

De esta manera, una vez que se estabilice el stock de deuda del Banco Central, rápidamente deberá virar hacia otra solución para desarmar el stock de Leliq. En este esquema, la Leliq sigue siendo la espada de Damocles que pesa sobre la cabeza del Central. ¿Cómo puede lograr que este stock gradualmente desaparezca? Primero, tal como lo ha comenzado a hacer: absorbiendo liquidez. Segundo, no tiene que perder de vista que el objetivo de la economía argentina es volver a lograr superávit primario. Y para esto, tiene que despreocuparse del tema dólar.

Pensar que si se controla el precio del dólar, se controlan los precios es el principal error de esta administración. Pensar en que si se plancha el tipo de cambio se calman las expectativas del mercado, es un error de diagnóstico grosero.

El equilibrio fiscal es que el domina a todas las expectativas. En este sentido, me preocupa menos que el Banco Central comience a trabajar en la banda superior del tipo de cambio, que los niveles de tasa que ha convalidado. Perder Reservas es mejor que mantener una tasa de 70% en el tiempo.

Todos estamos viendo a cuánto cierra el dólar, pero los actores que pueden cambiar el curso del mercado nos preguntamos qué va a pasar en 2020. Creo que el Banco Central debe darle a la gente lo que quiere. Si a la gente le preocupa mucho la falta de dólares, debe vender dólares y convalidar un precio en el techo hasta que la situación deje de ser de stress. Debería hacer uso de sus u$s 150 millones, día por día hasta absorber la demanda y poder comenzar a bajar la tasa hasta llevarla a niveles más razonables.

 

 

"Una estrategia demasiado anunciada y un Central con poco poder de fuego" 

Juan Carlos Fábrega

Hay un cambio considerable en el rol de la política monetaria, que toma como datos relevantes a los agregados monetarios. Lo novedoso es que el BCRA fijó un techo y un piso para la banda de flotación del tipo de cambio que se ajustará diariamente, en un máximo de 3% mensual. En este sentido, me parece que la banda que se eligió es demasiado ancha.

Se vuelve difícil que en la Argentina, el BCRA no tenga el poder de definir en qué momento, cuándo y de qué forma hacer una intervención en el mercado, teniendo en cuenta el tipo de ahorrista argentino que está constantemente mirando el precio del dólar.

Para mí el Banco Central perdió mucho poder de fuego, especialmente al anticipar que si se llega al techo de los $44 puede intervenir, aunque no necesariamente lo vaya a hacer, de una forma acotada. El monto de u$s 150 millones es demasiado escaso para el mercado local. Y la estrategia de intervención resulta demasiado anunciada, especialmente en un mercado que tiene tanta habilidad para anticiparse.

Si bien este esquema le otorga previsibilidad al mercado, creo que el Central no debe perder de vista cómo son los jugadores que operan en nuestro mercado. Me preocupa que se les haya cedido tanto espacio y el lugar que toma el Banco Central, al definirse con tan baja probabilidad de intervención y de sorpresa.

De todas formas, mi mayor deseo es que el nuevo programa de política monetaria funcione, aunque por mis criterios políticos y económicos opino diferente.

Sin dudas, es mucho más sencillo hablar desde afuera sin estar sentado en los puestos públicos, como es la presidencia del Banco Central o el ministerio de Hacienda.

Algo similar ocurre con las señales que está dando la autoridad monentaria en el mercado de Leliq. Lo primero que se anunció es que la base monetaria se va a congelar.

Me parece que es como "el sueño del pibe" que la base monetaria no crezca. Eso seria extraordinario. Pero pensemos cómo va a impactar esto en la realidad.

Esto va a profundizar la recesión y va a tener un impacto en la sociedad, especialmente en los asalariados de menos ingresos, que seguramente van a verse golpeados en los próximos meses.

Esto no es un dato menor, ya que más allá de los desembolsos anticipados del Fondo, quedan algunas variables que tiene que concretarse este año y el próximo, como por ejemplo la evolución de la recaudación impositiva.

Creo que el impacto en la economía real, sobre todo en el nivel de consumo, residen las mayores dudas con el programa que encaró Guido Sandleris el lunes pasado.

 

 

"La solución es otra vez la apuesta al carry de los especulativos" 

Alejandro Vanoli

La calma cambiaria y financiera será transitoria. El ajuste en los precios va a apreciar el tipo de cambio real, agravando el déficit externo, que a corto plazo se financia con entrada de capitales especulativos.

Para ganar credibilidad, el Banco Central debe esforzarse por mantener a dólar dentro de la banda de flotación anunciada. Esto es clave, y más dentro de un contexto de discusión parlamentaria del presupuesto. Sin embargo, no por haber conseguido estabilizarlo unos días, no significa que se mantendrá en estos niveles por mucho tiempo.

La política monetaria ultra restrictiva necesaria para evitar la corrida en este esquema, profundizará la recesión haciendo incumplible el déficit cero. No hay margen para un mayor endeudamiento lo que genera una trampa sin instrumentos, dados los compromisos con el FMI.

Es lógico que el Banco Central busque darle un marco de previsibilidad y certidumbre a la economía. Pero con los niveles de tasas que ha convalidado en la última semana, esa certidumbre es sólo para los especuladores financieros y no para los actores de la economía real. Destruir esta última no permite una salud financiera sostenible.

En este experimento monetarista, el Banco Central debe procurar mantener al tipo de cambio dentro de la banda propuesta, sino pierde su credibilidad. Pero las herramientas que tiene para lograrlo, resultan demasiado acotadas. Parece que la solución propuesta es otra vez, la apuesta al carry de los especulativos.

Así vuelve a caer en una trampa: en un virtual atraso cambiario y mayor endeudamiento vía Leliq y Letes.

Con la supertasa que se necesita para cerrar este esquema, ya se ven los efectos en la economía real. Ya hay una fuerte suba de la mora en el sistema financiero y estamos frente a un escenario recesivo, con exportaciones estancadas y dentro de una situación productiva muy compleja. Este no puede ser un esquema permanente.

El Gobierno debe exigir que los dólares de las exportaciones se liquiden y hacerse así de dólares genuinos para la economía.

La inflación no convergerá a la inflación internacional por los ajustes pendientes y los nuevos ajustes en precios regulados e indexados eso genera o atraso cambiario si se actualiza poco la tablita mientras entren capitales o mayores presiones devaluatorias.

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