La carrera por descubrir su cura impulsa la volatilidad de las acciones farmacéuticas

Las cotizaciones suben y bajan en función de las noticias sobre los resultados de los tests en pacientes. Los inversores están pendientes de acertar al "caballo ganador" que llegue primero a la meta

En medio de la pandemia por el coronavirus, la volatilidad es una variable importante en el combo que hoy mueve la rueda de Wall Street. Pero para las acciones del sector farmacéutico, su impacto es mucho mayor. Porque sus cotizaciones suben y bajan en función de los avances que cada laboratorio anuncia con respecto a la posibilidad de descubrir una vacuna o un tratamiento para combatir el Covid-19.

Esto pone a los inversores frente a una verdadera "carrera de caballos" farmacéutica. Pero en ella, no se trata solo de apostar a ganador, sino que incluso se busca la exacta, trifecta o cuatrifecta, para invertir en acciones de aquellas compañías del sector que primero descubran la cura de la pandemia.

En ese sentido, nadie se imagina a esta altura un escenario en el que solo una de las "Big Pharma" llegue primera a la meta y se quede con todas las ganancias, que prometen ser incalculables, por la amplitud de la infección.

Lo más probable es que el botín por descubrir se reparta entre uno o varios medicamentos que curen el Covid-19 (o, como sucede con el VIH, permitan alargar la vida de los pacientes contagiados y evitarles complicaciones secundarias). De ahí la imagen "burrera" de apostar a varios laboratorios a la vez, porque pueden ser más de uno los que cosechen los resultados de sus investigaciones.

Sin embargo, la incertidumbre sobre los avances de los distintos tests que realizan las compañías del sector hace que permanentemente sus acciones estén en una montaña rusa bursátil.

La última firma en vivir la fiebre de los inversores fue la estadounidense Gilead Sciences que, en los últimos tres meses, vio su precio crecer un 25%, pero con alzas y bajas no aptas para cardíacos.

Sin ir más lejos, la semana pasada la acción subió un 7% para luego caer un 6%, y todo porque el asesor de Donald Trump en temas de la pandemia, Anthony Fauci, se había mostrado entusiasmado por los resultados obtenidos con un fármaco de Gilead, el remdesivir, que antes había sido empleado contra el virus del Ébola en África.

Gilead ya había vivido la misma situación en Wall Street un par de semanas antes: entre el 15 y el 21 de abril, su precio creció un 12,5% para luego desplomarse un 10%, en paralelo a las noticias que se iban publicando sobre el éxito y fracaso de los ensayos en personas infectadas.

El remdesivir, como sucede también con la cloroquina (que generó un debate nacional en Francia y, en un primer momento, agotó los stocks de Sanofi) y el Kaletra, del laboratorio AbbVie, son algunos de los "caballos" que están corriendo en punta a la hora de alcanzar la cura del Covid-19.

Pero además hay otras compañías más pequeñas que se anotaron en la carrera por encontrar este "blockbuster" (superventas) farmacéutico contra el coronavirus. Y que también bailan al ritmo de la alta volatilidad.

Un claro ejemplo de esto lo dio la firma Capricor Therapeutics que, en una única jornada de la semana pasada, vio al valor de sus acciones crecer un meteórico 253%, para luego dejarse un 20%. La empresa, una pequeña biotecnológica californiana, probó una medicación desarrollada para personas con un tipo de distrofia muscular en seis pacientes con Covid-19. Y, como los resultados iniciales fueron prometedores, los inversores salieron corriendo a comprar sus acciones.

MINA DE ORO

"Las compañías farmacéuticas consideran al Covid-19 como una oportunidad comercial única", afirmó Gerald Posner, autor del libro "Pharma: Greed, Lies and the Poisoning of America" ("Farmacéuticas: Codicia, Mentiras y el Envenenamiento de Estados Unidos"). "Están todos en esta carrera. Cuanto peor sea la pandemia, mayores serán las potenciales ganancias", agregó.

En realidad, el sector está muy desregulado en la fijación de precios máximos por parte del gobierno estadounidense, a diferencia de la mayoría de los países. De ahí que los inversores no quieran perderse esta mina de oro de las acciones del sector. Porque nadie duda que se van a disparar cuando surja la cura del virus.

Además, no es ningún secreto ya a esta altura que el gobierno de Donald Trump está del lado de los laboratorios. Para muestra basta un botón: Alex Azar, actual secretario de Salud, fue lobista del gigante farmacéutico Eli Lilly antes de llegar a su cargo.

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