En 2013 los emergentes pesarán más que los países desarrollados en el PBI mundial
Para los analistas, el futuro de los mercados financieros pasará el año próximo por cómo se resuelva la crisis europea, por la desaceleración de los emergentes y la estabilización de los desequilibrios macroeconómicos en China. Si el año 2012 fue difícil, sostienen que el 2013 tendrá igual número de interrogantes
Para los chinos, que cada vez pesan más a nivel mundial, el año 2013 será el de la Serpiente de Agua, lo que significa que tenderán a disminuir las energías negativas, los desastres y los conflictos respecto del año anterior. En base a lo sucedido durante 2012, probablemente todos en Europa se aferren a que las cosas mejoren en 2013, tras un año financiero muy difícil, en el que se estuvo muy cerca de un default en Grecia y de una posible fragmentación de la zona euro.
Pero nadie va a poder relajarse durante 2013, de acuerdo con las estimaciones de los analistas y los organismos internacionales. Si bien se puede ser optimista y creer que lo peor de las crisis subprime y de la deuda soberana europea ya pasó, todavía quedan muchos interrogantes por delante para concluir que el año que se inicia vaya a ser mejor que 2012.
Desde ese punto de vista, todavía surgen muchas dudas sobre la recuperación de Europa, la región económica que atravesó el año que se termina con mayores complicaciones y riesgos de estallido, desde el punto de vista financiero. Si el Banco Central Europeo (BCE) tuvo una intervención decisiva para evitar caer en el precipicio de una crisis sistémica (que podría haber empezado tanto por un default de la deuda griega como por una crisis política en España o Italia), sólo fue gracias a la insistencia de su presidente, Mario Draghi. Porque la decisión de ayudar al refinanciamiento de los bancos en problemas y de apoyar los mercados de deuda soberana fue en contra de Alemania, el principal socio de la zona euro y de su primer ministro, Angela Merkel. Pero la realidad indica, a pesar de que los alemanes critiquen la pérdida de independencia del BCE, que la intervención del organismo ayudó a evitar la implosión de la unión monetaria y le dio tiempo a la clase política para buscar la salida al embrollo.
Sin embargo, sigue pendiendo como una espada de Damocles el hecho de que el crecimiento económico será cercano a cero durante 2013, fundamental para la recuperación de Europa (de acuerdo con la OCDE, sería del 0,1%). Si no se produce más, el problema de la deuda seguirá estando presente durante todo el año próximo, por lo que la única forma de salir del pantano sin una nueva vuelta de tuerca al ajuste del gasto público (con su consecuente impacto sobre el nivel de desempleo y el riesgo de estallido social que implica) será mejorando la competitividad y depreciando el euro. Esta será una tarea difícil por la falta de una política agresiva del BCE al respecto.
A pesar de que la fragilidad europea sea la que más haya preocupado a los analistas durante 2012, en el muy corto plazo es EEUU el que ocupa la mayor atención del resto del mundo. El fin de semana se definió la negociación por lo que se conoce como abismo fiscal y que representaba la expiración de una serie de reducciones fiscales aprobadas a partir de 2010. Si el Congreso no llega a un acuerdo para prorrogar estas reducciones, automáticamente entrarán en vigencia aumentos impositivos (para todos y todas) y recortes en numerosos programas sociales. Esto provocaría un freno en la reactivación económica que se vivió en EEUU durante 2012, con el riesgo de caer en recesión, no sólo a nivel nacional sino también con un fuerte impacto en el resto del mundo. Y, como en la Teoría del Caos, el consecuente efecto en Europa podría provocar la temida implosión de la unión monetaria y retroalimentar la desaceleración económica mundial durante 2013. Sin dudas, éste sería el peor escenario para el año próximo, muy alejado del panorama que promete el horóscopo chino.Burbuja de preciosEn China, mientras tanto, los analistas ven que la estabilización económica va por buen camino, tras los excesos de crecimiento que se dieron a partir de 2008 (con la burbuja inmobiliaria y el endeudamiento excesivo a nivel local). Tras un año 2012 marcado por fuertes pujas políticas, el camino parece despejado en 2013 para seguir con el aterrizaje suave de la economía, que permita alcanzar tasas anuales de crecimiento por debajo del 10%. Para el resto de los emergentes, el aterrizaje también deberá ser bien administrado, con situaciones inflacionarias que se complican en la India (la Argentina es hoy considerado un mercado de frontera, por fuera de los emergentes) o problemas de apreciación cambiaria y falta de inversión en Brasil. En síntesis, los emergentes enfrentan cambios estructurales profundos, tras varios años de crecimiento explosivo. Habrá que ver cómo son administradas esas transformaciones para que no termine siendo un accidente el hecho de que 2013 sea la primera vez que los emergentes pesen más que los desarrollados en el PIB mundial.
Pero nadie va a poder relajarse durante 2013, de acuerdo con las estimaciones de los analistas y los organismos internacionales. Si bien se puede ser optimista y creer que lo peor de las crisis subprime y de la deuda soberana europea ya pasó, todavía quedan muchos interrogantes por delante para concluir que el año que se inicia vaya a ser mejor que 2012.
Desde ese punto de vista, todavía surgen muchas dudas sobre la recuperación de Europa, la región económica que atravesó el año que se termina con mayores complicaciones y riesgos de estallido, desde el punto de vista financiero. Si el Banco Central Europeo (BCE) tuvo una intervención decisiva para evitar caer en el precipicio de una crisis sistémica (que podría haber empezado tanto por un default de la deuda griega como por una crisis política en España o Italia), sólo fue gracias a la insistencia de su presidente, Mario Draghi. Porque la decisión de ayudar al refinanciamiento de los bancos en problemas y de apoyar los mercados de deuda soberana fue en contra de Alemania, el principal socio de la zona euro y de su primer ministro, Angela Merkel. Pero la realidad indica, a pesar de que los alemanes critiquen la pérdida de independencia del BCE, que la intervención del organismo ayudó a evitar la implosión de la unión monetaria y le dio tiempo a la clase política para buscar la salida al embrollo.
Sin embargo, sigue pendiendo como una espada de Damocles el hecho de que el crecimiento económico será cercano a cero durante 2013, fundamental para la recuperación de Europa (de acuerdo con la OCDE, sería del 0,1%). Si no se produce más, el problema de la deuda seguirá estando presente durante todo el año próximo, por lo que la única forma de salir del pantano sin una nueva vuelta de tuerca al ajuste del gasto público (con su consecuente impacto sobre el nivel de desempleo y el riesgo de estallido social que implica) será mejorando la competitividad y depreciando el euro. Esta será una tarea difícil por la falta de una política agresiva del BCE al respecto.
A pesar de que la fragilidad europea sea la que más haya preocupado a los analistas durante 2012, en el muy corto plazo es EEUU el que ocupa la mayor atención del resto del mundo. El fin de semana se definió la negociación por lo que se conoce como abismo fiscal y que representaba la expiración de una serie de reducciones fiscales aprobadas a partir de 2010. Si el Congreso no llega a un acuerdo para prorrogar estas reducciones, automáticamente entrarán en vigencia aumentos impositivos (para todos y todas) y recortes en numerosos programas sociales. Esto provocaría un freno en la reactivación económica que se vivió en EEUU durante 2012, con el riesgo de caer en recesión, no sólo a nivel nacional sino también con un fuerte impacto en el resto del mundo. Y, como en la Teoría del Caos, el consecuente efecto en Europa podría provocar la temida implosión de la unión monetaria y retroalimentar la desaceleración económica mundial durante 2013. Sin dudas, éste sería el peor escenario para el año próximo, muy alejado del panorama que promete el horóscopo chino.Burbuja de preciosEn China, mientras tanto, los analistas ven que la estabilización económica va por buen camino, tras los excesos de crecimiento que se dieron a partir de 2008 (con la burbuja inmobiliaria y el endeudamiento excesivo a nivel local). Tras un año 2012 marcado por fuertes pujas políticas, el camino parece despejado en 2013 para seguir con el aterrizaje suave de la economía, que permita alcanzar tasas anuales de crecimiento por debajo del 10%. Para el resto de los emergentes, el aterrizaje también deberá ser bien administrado, con situaciones inflacionarias que se complican en la India (la Argentina es hoy considerado un mercado de frontera, por fuera de los emergentes) o problemas de apreciación cambiaria y falta de inversión en Brasil. En síntesis, los emergentes enfrentan cambios estructurales profundos, tras varios años de crecimiento explosivo. Habrá que ver cómo son administradas esas transformaciones para que no termine siendo un accidente el hecho de que 2013 sea la primera vez que los emergentes pesen más que los desarrollados en el PIB mundial.
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