Walter Stoeppelwerth, Jefe de Research Balanz

"El default del año 2001 todavía está presente en la memoria de los inversores"

Tras un año cargado de volatilidad las miradas buscan encontrar oportunidades. Según Walter Stoeppelwerth de Balanz hay bonos corporativos que lo son. Para el especialista, la probabilidad de default existe aunque es baja

El mercado permanece nervioso. Se palpa no solo entre los operadores sino también en la caída de los activos y suba de las tasas y del riesgo país. Las carteras se reacomodaron varias veces en lo que va del año, como resultado de la incertidumbre. Para pode alcanzar un poco más de claridad, El Cronista accedió al análisis y visión del equipo de Research de Balanz, liderado por Walter Stoeppelwerth, que considera que los activos seguros en este escenario pueden ser bonos corporativos de buena calidad crediticia.

¿Cómo llegamos hasta esta situación?

Parte de la gravedad tiene que ver con el posicionamiento del mercado. Está claro que el mercado internacional fue empapelado durante dos años consecutivos de bonos argentinos de todos los vencimientos, ya sea soberanos, subsoberanos y corporativos. También vimos emisiones de bonos en pesos que ajustan por Badlar y CER. Con lo cual el mundo entró en mayo, junio y julio totalmente lleno de bonos argentinos. Además, hay que resaltar que la liquidez se secó producto del mayor nerviosismo de los inversores y muy pocos tuvieron el tiempo de reaccionar y vender a tiempo. Además, hay menos liquidez que antes en el mercado internacional, algo no menor.

La historia de nuestro país no trae tranquilidad.

Creo que la crisis que actualmente sufren los activos argentinos esta también muy relacionada con la historia financiera de este país. El default de 2001 todavía está presente en la memoria de los inversores.

Pasamos de rendimientos que se acercaban al resto de la región a probabilidad de default en 6 meses. ¿En dónde estamos parados realmente?

Creo que ni en enero de este año estábamos para comprimir a niveles de Brasil e igualmente creo que ahora no estamos tan mal como para pensar en un default. Notamos que están todos muy pesimistas. Dentro de las preocupaciones, vemos con buenos ojos que desde el Gobierno estén más preocupados y atentos por el déficit fiscal. La realidad es que en muy poco tiempo pasamos de un extremo a otro. Sobre el default, no es que quiera ser optimista, ya que aunque es baja hoy existe probabilidad de default, y se incrementó en los últimos meses. Pero, aún así, lo vemos difícil de que ocurra. Con el nivel de prefinanciación que consiguió el Gobierno vemos muy difícil un default en 2019.

¿Por qué?

Porque en 2019 las necesidades de financiamiento que aún quedan por cubrir son u$s 8000 millones. No es un monto que pueda llevar a pensar que puede gatillarse un default. Aun así, hay que resaltar que vemos que el gobierno está muy optimista por el grado de renovación de Letes. Sobre la deuda provincial, La buena noticia es que las necesidades financieras del universo provincial para 2019 ascienden a u$s 2500 millones, un número no tan desafiante.

Pero la demanda de dólares de privados es importante.

El problema que no es solucionable es el atesoramiento. Hay una demanda neta de u$s 2000 millones por mes de argentinos. Hay que crear otra fábrica de dólares, como Vaca Muerta, el agro y ajustar aún más la cuenta corriente.

Hay muchas malas noticias dando vueltas, pero ¿hay alguna buena?

La devaluación siempre es una variable de ajuste. Vemos que la cuenta corriente de turismo se está dando vuelta. También la de energía y de vehículos. Eso ayuda bastante a acomodar las cuentas. Otra aspecto que ayuda al cumplimiento de las metas fiscales es que el Gobierno Nacional había arreglado paritarias al 15%. Si bien no es bueno para el poder adquisitivo de la gente, eso genera un ahorro fiscal importante. En marzo vamos a ver una revisión, pero el Gobierno va a haber ganado más de 6 meses pero sigue siendo manejable en términos fiscales. Además, vemos que Vaca Muerta está creciendo. Este último tema no es algo que se vaya a sentir con fuerza este año, pero lo vamos a empezar a ver más adelante y esperemos que tenga un impacto positivo en generación de dólares. Todas las empresas grandes de petróleo sostienen que Argentina tendrá superávit de gas el año que viene. Entendemos que Vaca Muerta es algo estratégico en términos macroeconómicos ya que el proyecto en si mismo impacta al resto de la economía.

En este escenario, ¿qué estrategias recomiendan?

Recomendamos la parte corta de la curva. Además, también nos gusta aprovechar un fly to quality interno. Este ajuste le pegó tanto a bonos soberanos como a los provinciales y corporativos. En ese sentido, vimos que han sufrido los bonos de compañías que generan caja y son sólidas. Sus bonos hoy están rindiendo una muy buena tasa. Entendemos que una empresa puede reaccionar más rápido en términos de reducción de costos que un Gobierno. Este mayor dinamismo le otorga al universo corporativo un importante atractivo. Hay que resaltar también que hay que ser selectivos: empresas sanas financieramente.

¿Les preocupa el riesgo Lete?

Si, nos preocupa el riesgo Lete ya que son u$s 14.000 millones de stock. Aun así, sabemos que hay mucho organismo público en ese instrumento y no está 100% en manos de privados. Hoy creemos que el gobierno tiene controlado el rolleo, pero no hay que subestimarlo.

¿Invertirías en Letes?

Si. Hoy estaría posicionado en Letes y buscando vencimientos hasta marzo de 2019. De todos modos, creemos que es un momento en el que habría que estar cauteloso de cara a los próximos 4 a 5 meses. Vale la pena esperar. Todavía hay riesgos internacionales y, además, hay que ver si Caputo puede reanimar la economía.

¿Cómo ven el impacto del desarme de Lebac en la industria de fondos comunes?

Creemos que el peligro está en que no se genere otro activo de similar liquidez. No se sabe cuál va a ser el nuevo producto de reemplazo. Si se va a achicar la oferta de Lebac para los fondos comunes, hay que reemplazarlo con otro titulo y creemos que las Letes en pesos son las candidatas. Aun no hay mercado, aunque la semana pasada pudieron levantar un poco más y se comenzó a operar más activamente en el mercado secundario. Esta movida, ha golpeado fuerte a la industria, que ya venía golpeada por la suba del dólar y caída de los bonos.

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