El año del BCRA: tres presidentes y la mayor devaluación desde 2002

El 2018 marcó una disparada del dólar del 98%, la mayor desde la salida de la convertibilidad, detrás de las de 2015 y 2013. Hubo dos bajas de tasa de política, y cinco subas. Tres presidentes diferentes del Banco Central. Unos u$s 16.000 millones de venta de reservas. Pero las dudas todavía no se disiparon

Una suba del dólar de casi el 98%, que derivó en una devaluación de peso de 49%. Inflación cerca de cerrar el año en el 47,5%. Dos bajas y cinco subas de la tasa de política monetaria. Tres presidentes del Banco Central (BCRA). Unos u$s 16.000 millones de saldo vendedor de reservas. Dos regímenes monetarios diferentes. Todo en el mismo año.

Con un déficit de cuenta corriente en cerca del 4,8% del PBI y un tipo de cambio real que según estaba en un nivel similar al inicio de 2015, la génesis de la crisis es materia de discusión. Pero el inicio, ya sea como causa o disparador, está en el 28 de diciembre de 2017, día en que en una conferencia de prensa junto a Marcos Peña y Nicolás Dujovn e, Federico Sturzenegger, el titular del BCRA, anunció un relajamiento de la política monetaria a contramano de las expectativas de inflación. Días después, el 10 de enero, la tasa de referencia recibía su primer recorte del año, de 28,75% a 28%. Para el 5 de marzo el dólar mayorista, que había terminado el año previo en $ 19,20, estaba en $ 20,29. Y Sturzenegger había decidido vendió u$s 30 millones en el mercado cambiario para frenar un movimiento "disruptivo" del tipo de cambio.

Fue la primera de muchas intervenciones con las que se buscaba recuperar el control de la política monetaria. Las expectativas de inflación para 2018 ya estaban en 19,4% según el relevamiento mensual del BCRA.

Pero el mundo tenía otros planes. El 23 de abril, después de un mes de dólar quieto en base a ventas oficiales, la tasa a 10 años de los Estados Unidos rozó el 3% y la salida de capitales de países emergentes golpeó a los más débiles primero: Turquía y la Argentina.

El 25 de abril, dos días más tarde, fue un antes y después. Ese día concretó los miedos a la acumulación de apuestas especulativas en Lebac. El desarme de posiciones de fondos extranjeros forzó al BCRA a vender u$s 1472 millones en una sola rueda, récord para un sólo día, con la esperanza de que el precio del dólar no sufriera por el cambio de portafolio. El día 27, además, la tasa de referencia cambió de dirección. Saltó de 27,25% a 30,25%, dos días después a 33,25% y otro día más tarde al 40%.

Pero días después la salida de capitales continuaba presionando al dólar y las ventas de reservas pasaron a ser una vía de moderar el ritmo de avance (llegaron a u$s 15.968 millones en todo el año). El mayorista subió 20,56% en mayo a pesar del anuncio de un paquete de rescate del FMI. Al mes siguiente había sumado otro 15,7% y Sturzenegger ya habìa abandonado su cargo.

Con Luis Caputo -un trader- en el Central, las esperanzas estaban puestas en intervenciones más atinadas. Pero lo peor no había pasado.

La suba del dólar en agosto llegó al 43,94% y el 25 de septiembre, a horas de la confirmación de un nuevo acuerdo con el FMI, ya Guido Sandleris pasó a ocupar la silla de la calle Reconquista. Antes, la tasa de referencia había subido al 45% y al 60%, sin éxito.

Ya no se desconfiaba en el valor del peso, sino en la capacidad de pago de la Argentina, un punto que hasta ahora el segundo acuerdo con el FMI no solucionó.

Ese momento marcó la muerte del régimen de metas de inflación para pasar a uno con foco en agregados monetarios, acompañado de una zona de no intervención cambiaria que busca evitar una apreciación del peso. Las expectativas de inflación ya llegaban al 40,3%.

Fue el año de suba del dólar más grande desde la salida de la convertibilidad, seguido por el 52% de 2015 y el 32% de 2013, y de inflación récord desde 1991. El 2019 va a tener que esmerarse para ser peor.

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