Dólar, shock cambiario y bicicleta a contramano: perder todo el carry en lebacs

Las elecciones de octubre determinarán si somos mayoritariamente una sociedad inmoral. No dolarizar cartera de cara al tercer trimestre del año con todo el riesgo electoral que implicaba fue un severo error, los mercados son así de crueles, el sentido común llega de golpe y no avisa. A estos niveles, sin embargo, suena razonable vender dólares y rearmar posiciones en Lebacs. Sería una severa ingenuidad política que un gobierno tan gradualista en todo y tan cuidadoso de lo políticamente correcto dejase escapar al tipo de cambio justo faltando algunos días para elecciones tan determinantes. Un shock cambiario no haría otra cosa que restar votos, me sorprende entonces, que un oficialismo permanentemente priorizante de la política por sobre la economía y del gradualismo por sobre el shock, haya permitido semejante movimiento justo ahora. El termómetro de toda nuestra psicología preelectoral siempre fue el dólar, uno que ya coquetea con el 18, aspecto que ya despertó la esquizofrenia cambiaria de muchos argentinos, especialmente los que creían que el carry dolarizado en Lebacs sería eterno y anti-volátil. Y a pesar de todo lo que se viene escuchando, tengo la sensación de que las elecciones de octubre serán las más sencillas de todas las que tuvimos. Se vota simplemente entre lo moralmente aceptable y lo inaceptable, y sus resultados determinarán nada más y nada menos, si en última instancia somos, una sociedad mayoritariamente inmoral. No se confundan, no estaremos votando respecto a lo que nos vienen contando en la TV, entre derecha, centro o izquierda, en la Argentina de hoy, todo es izquierda con algunos matices diferenciadores solamente. La realidad por el contrario, nos pone en la ineludible situación de definir con contundente claridad lo que resulta permisible e impermisible para la Nación que legaremos. Es así de sencillo y al mismo tiempo crucial, sin ética, no hay cambio posible, nada importa si no definimos con tajante claridad este supremo principio de convivencia republicana y exigimos a los personajes de la función pública que se comporten en consecuencia y estén a la altura de lo que sus respectivas investiduras implican. No me sorprende en los más mínimo entonces, ver al dólar, eterno símbolo de la psiquis argentina, así de tomador y tendencial, reflejando con elocuencia lo mucho que está en juego: retornar al pasado o seguir mejorando, convergiendo lentamente hacia los estándares económicos de Perú o Bolivia, siendo este último, el mejor escenario posible a una década vista; así de pobres y vulnerables estamos actualmente.

Ninguna bicicleta es eterna: un dólar voraz y el dulce carry en Lebacs que ya es historia. El BCRA tiene suficiente artillería para poner al dólar donde quiera, si hay algo que sobra en este país es el venerado billete verde, por lo tanto, no hay ni habrá tragedia cambiaria en el futuro cercano. Si bien en estas últimas semanas se observa un claro movimiento de debilidad global del dólar estadounidense, aquí, por cuestiones puramente idiosincrásicas, estamos observando justamente lo contrario, un dólar que se despertó de su letargo y no para de fortalecerse contra el peso argentino apreciándose en términos nominales a razón del 12%. Si consideramos un carry bruto en pesos por siete meses de 14% aproximado, el salto del dólar consumió casi todo el devengamiento en un par de semanas, mostrando lo doloroso que puede ser un carry-trade en moneda local y lo voraz que puede resultar un movimiento cambiario. Pero también es importante no nublarse con esta dinámica y comprender que en una economía que se inflaciona al 20% anual. Observar un dólar que en siete meses hizo 12%, nos pondría más o menos en línea en términos reales, o sea, no hay ningún drama en este salto, ni nada para alarmarse. Convengamos que seguir con un dólar anclado a 15.50 para una inflación del 20% en 2017 y 40% en 2016, era a esta altura, ridículo. Este salto cambiario es, por lo tanto, uno pendiente y sumamente necesario a pesar de que les duela y mucho, a los comprados en Lebacs. Si permitimos tantos excesos, deberemos comprender que la normalización llevará décadas y en el proceso veremos muchas veces a un país todavía distorsionado seriamente y, por lo tanto, a contramano del mundo entero. Lo que hoy observamos con el dólar es sólo un minúsculo ejemplo de una interminable secuencia de inconsistencias que seguiremos soportando a lo largo de un proceso de normalización que no tiene otra alternativa que ser largo, lento y sumamente costoso. En economía, uno puede ignorar restricciones por algunos años, pero tarde o temprano, te pasa la factura y hoy, nos llegó el tiempo de pagarlas a todas, a pesar de que ni la oposición, ni el oficialismo, se anime a contárselo a los argentinos.

Poniendo todo en perspectiva: depreciación generalizada del dólar en el mundo. El DXY (dollar index) mide la evolución del dólar versus las principales monedas del mundo con un sesgo marcado hacia el euro y otras monedas europeas. Desde inicios de año bajó un 8% y en dicho periodo el Euro se apreció contra el dólar un 11% y el Yen de Japón un 5%. Respecto a Brasil, se observa también una apreciación nominal del Real Brasileño contra el dólar del 3%. Podríamos seguir analizando monedas y los resultados serían similares, describiendo una realidad en donde el dólar ha tenido una clara tendencia hacia la depreciación global durante casi todo el 2017. Dicha depreciación se explica principalmente por los movimientos de los dos bancos centrales más importantes del mundo: la Reserva Federal de Estados Unidos y el Banco Central Europeo.

La inconsistencia de “nuestro dólar y los dos frentes de la Reserva Federal. La Reserva Federal claramente le viene diciendo al mercado que sus dos principales movimientos serán en cámara lenta. Primero, la suba de tasa de referencia sería extremadamente gradual, más aun observando la inexistencia de presiones inflacionarias en la economía norteamericana. Por tasa de referencia, se entiende aquella tasa de interés referida a la parte cortísima de la curva (overnight, 24 horas) cuyo objetivo es impactar a todas las tasas hasta dos años de duration. Normalmente, toda decisión de la Reserva Federal en este frente tiene como objetivo afectar directamente a las decisiones de consumo. Segundo, hace un tiempo ya, Janet Yellen viene comentando que próximamente la Reserva Federal comenzaría a reducir su balance. Esto significa que una pequeñísima parte de sus tres rondas de QE (flexibilización cuantitativa) comenzarían a desarmarse implicando una potencial suba de tasas en la parte larga de la curva, pero extremadamente gradual. Por lo tanto, podríamos resumir la actitud de la Reserva Federal como “muy tranquila en los dos frentes que importan: parte corta de la curva y parte larga de la curva. Entonces, que las tasas en USA sigan sin subir le restó un argumento formidablemente fuerte al dólar para que siguiese raleando contra el euro. Recordemos que desde que Donald Trump ganó las elecciones, la parte larga de la curva norteamericana siguió debilitándose y el dólar comenzó a desinflarse al ritmo de las tasas. Mucho se habló de la suba de tasas en USA, lo cierto es que, cada vez que puede, Janet Yellen no hace otra cosa que dormirlas debilitando una y otra vez al dólar norteamericano. Claramente Argentina, está a contramano de la Fed.

Los otros dos frentes que desde Europa también deprecian al dólar. Primero, desde el sorpresivo y contundente resultado electoral inglés proclamando al Brexit (separación de Inglaterra de la Zona Euro) mucho se especuló respecto a si dicho movimiento se generalizaría hacia el resto de Europa debilitado ferozmente a la Zona Euro. Con los resultados electorales en Francia se sepultó la noción de una generalización del Brexit británico y desde ahí el euro tuvo una dinámica imparable, apreciándose desde 1.06 hacia los 1.17 actuales en un claro movimiento de alivio respecto al futuro político de Europa. Segundo, el presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, sugirió también que podría observarse una reducción en la agresividad con la que la Zona Euro siga ejecutando su actual ronda de flexibilización cuantitativa (QE). Recordemos que si bien EE.UU. culminó QE hace tiempo ya, Europa y Japón siguen en pleno proceso de emisión monetaria a escala favoreciendo el colapso en la parte larga de sus respectivas curvas de tasas. Por lo tanto, una Europa políticamente más tranquila y un Banco Central Europeo sonando gradualmente menos laxo a nivel monetario se unieron a una Reserva Federal todavía muy gradualista para explicar el colapso que el dólar ha tenido contra las principales monedas del mundo. Argentina también, está a contramano de Europa.

Nos empecinamos en escribir nuestra historia a contramano del mundo. En este año y medio de gestión del oficialismo se avanzó en tres frentes considerables hacia la normalización del funcionamiento de nuestra economía, esa es la buena noticia, la mala, resulta en que necesitamos resolver unos mil frentes más. Primero, se liberó el cepo cambiario. Segundo, salimos del default. Tercero, gracias a una razonable gestión monetaria a cargo del BCRA, nuestro país se encamina hacia una inflación de un dígito digamos, a tres años vista, con los enormes costos que obviamente, dicha desinflación implica. Sin embargo, remontar siete décadas de permanentes desaciertos macroeconómicos lleva muchísimo más tiempo, por lo tanto y a pesar de los tres frentes mencionados, la economía argentina sigue siendo una de altísimas distorsiones, permaneceremos entonces, como una nación al revés de la marcha del mundo, circunstancia que no cambiará por los próximos años, aun haciendo todo bien. Una de las grandes lecciones debería ser que normalizar a un país es costosísimo, circunstancia que nos podría haber enseñado mucho tiempo atrás a frenar los excesos del populismo dado que de una u otra forma lo terminamos pagando todos en algún momento de nuestra historia; si evitamos excesos futuros podremos entonces, ahorrarnos los costos de sus inevitables normalizaciones. El dólar a nivel mundial está sometido a una clara tendencia descendente y nosotros en reversa y con mucho riesgo idiosincrásico, intentando enderezarnos de alguna forma posible, nada dramático, pero se nos acerca el tiempo de definir un sendero sacrificado de país con mayor claridad o volaremos todos por la estratosfera y el comportamiento del dólar sólo será anecdótico.

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