Diego Pereira, economista jefe JPMorgan ArgentinaExclusivo Members

Diego Pereira: "Una pequeña desviación del plan fiscal puede resultar muy costosa"

El economista jefe del JPMorgan para Argentina, Chile, Perú, Paraguay y Uruguay asegura que el Gobierno debe mantener "el timón firme". El plan monetario daría frutos a principios del 2019

"Cualquier desviación en el programa fiscal podría desestabilizar el sistema y hacer que impere la falta de confianza". Diego Pereira, economista jefe para Argentina, Chile, Perú, Paraguay y Uruguay respalda las medidas oficiales pero es tajante en ese punto. "Por pequeña que sea, puede tener un costo muy alto", advierte. Incluso concede que en un horizonte tan corto para alcanzar el equilibrio fiscal "el ajuste relevante tiene que venir de mayores impuestos más que de una baja en el gasto".

-¿Dónde se originó la corrección en el tipo de cambio?

-A partir de abril las condiciones financieras internacionales cambiaron bruscamente. Los flujos de capitales financieros a los países emergentes pasaron de u$s 30.000 millones a cero en prácticamente dos meses. El cambio en los flujos de financiamiento, ocasionado por tasas más altas en los Estados Unidos y la reversión en la expansión cuantitativa de la Fed y el BCE dejaron en evidencia las vulnerabilidades de varios países emergentes. Las economías con mayores desequilibrios fiscales y externos, y con escasos ahorros domésticos o alto endeudamiento público o privado sufrieron una rápida corrección en los precios de los activos, incluido el de sus divisas. Los emergentes que más sufrieron fueron Argentina y Turquía. Otros países que se encuentran en una zona de alta vulnerabilidad, son Brasil, Indonesia, Sudáfrica y Rumania.

-¿Qué proyecciones maneja el banco para el tipo de cambio fines 2018 y fines 2019?

-Vemos el dólar cercano a 42-43 a fin de este año,y a 48 a fin del 2019. El nuevo programa monetario que está implementando el BCRA, junto a la banda de no intervención nos parecen consistentes con estos niveles.

-La Argentina tiene una nefasta historia de traslado a precios brutal. ¿Creen que el mercado local está subestimando este fenómeno?

-Es cierto que el traslado de la depreciación del peso a los precios al consumidor es muy alta en comparación a otras economías con alta dolarización financiera como Uruguay o Perú. Pero no lo catalogaría como nefasto. Es simplemente la consecuencia, la fiebre devenida de varias enfermedades que la economía está intentando dejar atrás. Entre los problemas de origen están los escasos ahorros internos, el déficit fiscal, la recientísima autonomía del banco central (hasta hace solo tres meses el BCRA financiaba al Tesoro) y escasas reglas de competencia.

-¿Cómo lo ven desde el banco y qué estrategia podría contener este pass-trough?

-Argentina está intentando aplicar un torniquete monetario para estabilizar el tipo de cambio y desacelerar la inflación. Entre las medidas en marcha está la reducción en términos reales de la base monetaria y el cese de la financiación al Tesoro. La estrategia podría comenzar a dar sus frutos el primer trimestre del año que viene. Mientras tanto vamos a convivir con una fuerte retracción de la actividad económica, que se suma a la recesión en el segundo y tercer trimestre. Cualquier desviación en el programa fiscal podría desestabilizar el sistema y hacer que impere la falta de confianza. La clave está en mantener el timón con firmeza. Cualquier desviación, por pequeña que parezca, puede resultar muy costosa.

-¿Fue una buena idea acudir al Fondo cuando se lo hizo y cómo se lo hizo?

-En principio sorprendió la premura. Pero con las cartas vistas ha resultado la medida correcta.

-¿Le preocupa al banco las posibilidades de la Argentina de cubrir sus necesidades financieras en 2019 o fue una sobrerreacción del mercado en ese frente?

-El nuevo programa con el FMI prácticamente cubre las necesidades financieras hasta el 2020. Argentina tiene hasta entonces para hacer un ajuste fiscal que estabilice la deuda y recuperar la capacidad de financiarse en los mercados como cualquier otro mercado emergente.

-¿Cómo ven el Presupuesto en términos del camino elegido para alcanzar este idílico déficit cero? ¿Consideran que es una señal adecuada para el mercado? El gasto en subsidios, por ejemplo, madre del déficit, no caerá en forma significativa en términos reales...

-Pasamos de una consolidación fiscal gradual a un shock, donde se busca reducir el desequilibrio fiscal previo pago de interés en más de tres puntos del PIB en 6 trimestres, en un contexto recesivo. Para alcanzar un presupuesto óptimo en este corto plazo dadas las condiciones imperantes el ajuste relevante tiene que venir de la mano de mayores impuestos más que de una baja en el gasto. En el mediano plazo, se necesitan reformas estructurales que encaminen el país hacia una menor carga impositiva, más inversión y productividad.

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