Cómo funciona el swap de monedas con China que el BCRA está por ampliar
La firma de la extensión del acuerdo para sumar u$s 9000 millones al BCRA es inminente, según voceros de la entidad. El ingreso de los yuanes se concretaría días después. El acuerdo infla las reservas y, en caso de usarlo para intervenir al dólar, paga una tasa mayor a la que cobra el FMI.
La incorporación del equivalente a u$s 9000 millones a las reservas del Banco Central (BCRA) es "inminente" según voceros de la autoridad monetaria. Se concretará mediante la extensión del acuerdo con el Banco Popular de China que ya explica unos u$s 11.000 millones de las tenencias de la entidad con la idea de reforzar el poder de fuego de Luis Caputo a poco de la concreción del nuevo acuerdo con el FMI y la redefinición de la política cambiaria hacia un rol más activo para conducir al dólar.
La entrada de unos 62.000 millones en yuanes a la arcas del Central supondrán un respaldo simbólico a costo cero, en un principio, ya que las divisas cedidas por China no se pueden utilizar en forma inmediata para, por caso, intervenir en el mercado cambiario para contener al dólar.
En caso de que Caputo y los suyos quieran utilizar ese dinero para contribuir a una "flotación sucia" primero debería pasar los yuanes a moneda estadounidense. En ese caso, el swap quedaría activado y los montos utilizados empezarían a tener un costo financiero que, según fuentes con conocimiento de estas operaciones supo llegar en el pasado a casi el 6,8% anual (Shibor más 4 puntos) en yuanes, aunque es algo menor en dólares gracias al diferencial de tasas entre los EE.UU. y China. Al diferencial de tasas actual quedaría cerca del 6,4% en dólares, aunque es una tasa flotante. El FMI cobra algo más del 4% por sus préstamos, aunque aumenta de acuerdo al monto desembolsado.
Voceros del BCRA no respondieron a la consulta por el costo financiero del acuerdo, que habitualmente se mantiene en secreto.
Acuerdo entre bancos centralesLa historia del swap de monedas entre China y la Argentina se remonta al año 2009, momento en que todavía golpeaban al mundo los efectos de la crisis financiera global de 2008. En ese momento, el entonces titular del BCRA Martín Redrado pactó el primer acuerdo, por unos u$s 10.000 millones.
Ese acuerdo original venció sin ser renovado y en 2014 fue acordado por segunda vez en pleno drenaje de reservas de la era del cepo, mientras el BCRA era conducido por Juan Carlos Fábrega. Fue otra vez ampliado en 2015 y vuelto a renovar por tres años en julio del año pasado.
En principio, un swap no es un préstamo sino un intercambio acordado entre dos bancos centrales. Así como el BPC abre una cuenta en yuanes a nombre del BCRA, éste último devuelve la gentileza con el mismo monto en pesos. Claro que para la entidad china el equivalente a u$s 9000 millones en pesos argentinos tiene poca relevancia: en agosto, sus reservas internacionales superaban levemente los u$s 3100 billones (en inglés serían trillions).
Sin embargo, aunque el acuerdo en sí no implique un préstamo, para la Argentina supone una vía rápida de inflar el nivel de reservas brutas y, ante una necesidad algo extrema, tiene la posibilidad de usar ese dinero para intervenir en el mercado cambiario. En ese caso, el acuerdo pasa a tener costo para el BCRA.
"Por ahora es cosmético, puede usarse en caso de desesperación", dijo Martín Kalos, economista de Epyca.
Reservas prestadasEl último dato oficial sobre la composición de las reservas internacionales del BCRA está actualizado al 15 de septiembre, última versión del balance de la entidad. En ese entonces las reservas superaban levemente los u$s 50.000 millones, de los cuales unos u$s 12.300 millones correspondían al swap chino vigente.
En ese momento, además, otros u$s 2500 millones correspondían a préstamos del BIS, con lo cual el 29% de las reservas estaba compuesto por pasivos con otras entidades. Con la incorporación del nuevo tramo del swap la participación de estos préstamos de corto plazo llegaría al 40% o más, al menos hasta que ingresen nuevos fondos por el acuerdo con el FMI.