Bancos centrales ven en el fin de la zona euro mayor riesgo de 2017

Según una encuesta del HSBC, supera incluso al riesgo de una corrección en los mercados internacionales y de que el dólar se siga apreciando

"Tantas veces me mataron, / tantas veces me morí / sin embargo estoy aquí / resucitando", canta la cigarra de María Elena Walsh, que a esta altura de la historia, bien podría ser el símbolo oficial de la zona euro. Porque ya no vale la pena enumerar la cantidad de veces que se pronosticó la inminente implosión del grupo de 19 países que usan al euro como moneda común, y "sin embargo está aquí, resucitando".

El último en advertir del riesgo de estallido es el banco HSBC, que en su reciente informe anual indica que ésta es la mayor preocupación de los grandes bancos centrales del mundo en 2017.

"La inestabilidad de la eurozona, relacionada con las elecciones, es el principal temor de los bancos centrales para este año", sostiene el estudio, que relevó la opinión de los funcionarios de las 80 mayores instituciones financieras a nivel mundial. De este conjunto, hay 15 de América (del Norte y del Sur), 35 europeos y 11 asiáticos, todos consultados durante el mes pasado. Estos 80 bancos juntos administran activos por un total de casi u$s 6 billones, lo que equivale a la mitad de las reservas internacionales del mundo (China no participó del relevamiento).

De acuerdo con el informe del HSBC, para un tercio de los funcionarios encuestados es la posibilidad de un desmembramiento de la eurozona el mayor riesgo del año, por delante de una corrección en los mercados financieros internacionales (un 30% la evalúa como posible) y de que el dólar se siga apreciando (15%).

Claramente, después de tantas turbulencias que ha tenido que vivir la zona euro desde el estallido de la burbuja subprime estadounidense en 2007, y su posterior transformación en la crisis de la deuda soberana europea en 2010, a esta altura de los acontecimientos, casi se podría pensar en algo milagroso que sus 19 miembros sigan todavía unidos. Pero como dice la cigarra, "Gracias doy a la desgracia / y a la mano con puñal / porque me trató tan mal, / y seguí cantando".

Si en estos siete años de crisis de la deuda soberana se han vivido situaciones límite dentro de la zona euro como la casi salida de Grecia (el "Grexit" que sigue sin ocurrir), las increíbles recuperaciones de Irlanda y Portugal (este último logró reducir su déficit fiscal a la mitad en 2016 y crecer durante tres años consecutivos, según The Economist), los graves problemas que todavía acarrea el sector bancario italiano (y los que logró sortear España), o el "corralito" en Chipre, que a pesar del reducido tamaño de su economía, generó inestabilidad en el resto de la eurozona, resulta difícil asegurar que 2017 pueda marcar el fin de la zona euro en su conformación actual. Los problemas siguen Pero los problemas que vislumbran estos funcionarios consultados por el HSBC siguen estando latentes, y dentro de un contexto de mayor volatilidad mundial, lo que dificulta aún más las cosas para que la economía de la Unión Europea (UE) salga finalmente de su estancamiento. Si en un primer momento el "Brexit" pudo parecer (cuando se votó en junio de 2016) un enorme cimbronazo para la moneda común (por más que el Reino Unido nunca la adoptó), con el correr de los meses se comprendió que el impacto no iba a ser tan significativo.

Hoy, el mayor riesgo en el radar de los bancos centrales es más político que económico. Y tiene un calendario muy preciso, que se inició el 15 de marzo pasado, con las elecciones legislativas en Holanda, donde el gobierno del primer ministro Mark Rutte evitó la victoria de Geert Wilders, el candidato de extrema derecha que prometía retirar al país de la zona euro. Pero esta maratón electoral tiene una nueva cita de riesgo antes de fines de abril, cuando los franceses voten a su próximo presidente. Por ahora, las encuestas dan como ganadora en la primera vuelta a Marine Le Pen, también a favor del "Frexit" como su colega holandés. Y terminará en Alemania en septiembre, con las elecciones parlamentarias en las que se medirá la fortaleza de los antieuropeos del partido AfD ("Alternativa para Alemania"). Una menor exposición Según el informe, más de dos tercios de los banqueros consultados decidieron reaccionar a estos temores con una menor exposición al euro dentro de sus carteras de inversión. Y quienes más se estarían protegiendo de los vaivenes en la eurozona serían los Bancos Centrales de países emergentes, algunos de ellos poseedores de las mayores reservas internacionales.

Sin embargo, aparte de este riesgo político, dentro de la decisión de reducir la exposición al euro pesó también la política del Banco Central Europeo de sostener tasas de interés reales negativas (para impulsar la recuperación económica de la región).

Para estos funcionarios, hoy no es un buen negocio estar tan invertidos en la moneda común, de ahí que se busquen otras alternativas más lucrativas. De hecho, un 71% de los encuestados afirmó que, a pesar del "Brexit", el atractivo de la libra esterlina no había menguado en sus decisiones de inversión de largo plazo. Para la moneda británica, también parece ser un regreso a la vida, después de que le aseguraran un futuro negro tras la salida del Reino Unido de la UE.
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