En esta noticia

Fue un jueves negro para los papeles argentinos con caídas que superaron el 3%, entre ellas la que sacudió al GD30, el título emblemático en dólares surgido del fallido canje de deuda realizado por el exministro Martín Guzmán.

Los rendimientos de los bonos argentinos ahora se ubican por encima del 30% anual en dólares, llegando al 37% en el AL30 y al 38,8% en el título AL29.

Desde Nueva York, las señales inducían a nuevas órdenes de ventas: los precios mayoristas treparon 0,7% en enero en EE.UU., la mayor alza en siete meses.

Wall Street aguardaba un incremento de 0,4%. Este indicador acrecentó las expectativas de subas de tasas adicionales de la Reserva Federal, con la inflación lejos de haber quedado atrás en la principal economía del planeta.

Otro dato en igual sintonía fue el de pedidos de subsidios por desempleo, que bajó a 194 mil, cuando Wall Street apostaba a 200 mil pedidos. Es una nueva señal de que la economía norteamericana está robusta y que las presiones inflacionarias se mantienen elevadas.

Recompra de deuda, en el olvido

El anuncio de recompra de deuda realizado el 18 de enero fue entonces más una señal de venta.

Para el Tesoro significó pérdidas significativas dado que desde entonces resurgió la cautela en Nueva York con diferentes indicadores, como el de empleo en EE.UU., que borraron de un plumazo las expectativas existentes de que la Reserva Federal iba a frenar la suba de tasas en el corto plazo e incluso, los más optimistas, que anticipaban una baja de los intereses.

El 70% del comportamiento de los papeles argentinos se explica por lo que sucede en general con los mercados emergentes.

La realidad es que los flujos de dinero están en función de los rendimientos en Estados Unidos.

Los bonos argentinos como el GD30 tuvieron sus meses de gloria desde octubre pasado al trepar de los u$s 18 de paridad hasta los u$s 36 de mediados de enero. En lo que va del mes, las pérdidas ascienden al 12 por ciento.

Una vez más sobrevuelan los temores a una restructuración de la deuda por parte del gobierno que asuma el 10 de diciembre próximo.

Pero más allá de esos temores, los niveles de endeudamiento no son tan elevados en Argentina, siendo más delicada la situación de la deuda en pesos, ante la concentración de vencimientos que se está produciendo en la previa de las elecciones presidenciales.

Lo que rápidamente debería recuperar el país es el crédito voluntario en los mercados.

La deuda se renueva, no se paga. Con el riesgo país encima de los 2000 puntos, es inimaginable aguardar la posibilidad de que lleguen ofertas de inversores para posicionarse en los papeles argentinos.

Se debe esperar a que el riesgo país se ubique por debajo de los 700 puntos para que retorne el interés de los inversores en la Argentina.

Y hay una correlación directa entre el rojo fiscal y el nivel del riesgo país. Mientras más rápido equilibre las cuentas el nuevo gobierno, más rápido podrá reducirse el riesgo país.

El problema es que hay un alto endeudamiento ya con los organismos internacionales, lo que dificulta el acceso a fuentes de financiamiento alternativos al de los mercados.

La reciente caída de los papeles argentinos dificultó el cierre del "Repo", el préstamo contra la garantía de títulos públicos que se aprestaba a cerrar el Ministerio de Economía liderado por Sergio Massa.

Los bonos a entregar en garantía deben ser mayores a lo inicialmente contemplado con la nueva paridad cercana al 30%. Hay siete bancos extranjeros trabajando en esa operación, entre ellos Goldman Sachs.

Para las próximas jornadas, la cotización de los papeles domésticos se moverá en función de aquello que suceda en Estados Unidos.

Localmente, el "regime change trade", o las apuestas al cambio de régimen todavía no son significativas habida cuenta de la cada vez más pesada herencia que recibirá el nuevo gobierno y las dudas existentes sobre cómo podrá enfrentarlas.

La cautela se apoderó del mercado. Datos externos y locales impulsan apuestas más conservadoras.