Poco más de tres meses de una gestión marcada por la emergencia

Desde el 14 de junio, cuando asumió, Caputo subió la tasa del 40% a 60% y no pudo evitar que el dólar traspasara los $ 40. El tipo de cambio creció $ 10

El 14 de junio Luis Caputo dejó el Ministerio de Finanzas (en aquel entonces era ministerio) y asumió la presidencia del Banco Central (BCRA), cuando el acuerdo por los u$s 50.000 millones del FMI ya estaba cerrado y el dólar parecía bajo control.

Caputo, o "Toto", apodo de su círculo íntimo que se trasladó al Gobierno, llegó al Central con un dólar promedio de $ 28,43 y las reservas en u$s 49.065 millones, por lo que en los poco más de tres meses de su mandato, el tipo de cambio pasó a $ 38,175 y las arcas a u$s 49.535 millones, $ 10 y u$s 500 millones más, respectivamente. Es preciso aclarar que, el 22 de junio, habían entrado a las arcas casi u$s 15.000 millones (u$s 14.797 millones) provenientes del primer tramo del préstamo acordado con el FMI, una cifra que se fue dilapidando entre ventas de dólares y operaciones del sector público.

El ex presidente del BCRA, Federico Sturzenegger había dejado el cargo pese a que días antes de la renuncia se creía fortalecido por el acuerdo con el FMI. "Se termina la maquinita del Banco Central", auguraba. De hecho, uno de los méritos de Caputo fue concretar el desarme de Lebac: el stock de letras pasó de $ 1.175.000 millones a $ 340.500 millones.

En cuanto a la tasa de política monetaria, aumentaron del 40% al 60%. A 60% las llevó el organismo en una reunión fuera de agenda, el 30 de agosto, cuando el dólar superaba los $ 40. Ese mismo día, también aumentaron los encajes (los depósitos que los bancos deben mantener inmovilizados) al 41%, una de las estrategias que ya venía llevando a cabo meses atrás con subas escalonadas.

Además, en el afán de que los bancos "no se fueran al dólar", el BCRA de Caputo cambió la posición de los bancos; bajó la posición global neta positiva de moneda extranjera de las entidades (computada en saldos diarios), plan que también había empezado Sturzenegger.

El 7 de mayo fue la reducción del 15% al 10% de la Responsabilidad Patrimonial Computable (RPC) y el 18 de junio Caputo la recortó nuevamente, hasta el 5%. La excepción fue que se les permitió a los bancos pasar ese 5% admitido y hasta el 30% de su RPC, en tanto el exceso se integrara con Letes en dólares. De esta manera buscó que las entidades canalizaran su apetito por divisas a través de las letras del Tesoro.

También el 18 de junio el BCRA anunció que empezaba a realizar licitaciones de dólares todos los días en la rueda cambiaria, un programa de subastas diarias por u$s 100 millones para adjudicar u$s 7500 millones provenientes del acuerdo con el FMI, un canje por pesos para afrontar gastos en moneda local tratando de dar certidumbre sobre el flujo de oferta de dólares.

Sin embargo, las licitaciones no fueron todos los días, e incluso, el mercado "le tomó el tiempo" al organismo". Por eso es que durante ruedas en las que el dólar parecía indomable, el Central llegó a intervenir directamente en el mercado, muy a contramano de lo que recomendaba o más bien exigía- el FMI. De todas formas, entre las licitaciones programadas y las intervenciones directas, se vendieron bajo el mando de Caputo, u$s 4887 millones de reservas.

En cuanto a la inflación, siguió siendo una batalla perdida pese a que bajo la presidencia de Mauricio Macri, el BCRA tenía como objetivo declarado bajar el IPC. Si bien ya Sturzenegger había abandonado las metas de inflación, combatirla permanecía en la agenda.

En junio, el IPC subió a 3,7%, para aquel momento un récord mensual de dos años, pero en agosto IPC trepó 3,9%, y se constituyó como el mayor aumento desde el lanzamiento del IPC Nacional. En tanto, para septiembre, como piso, el mercado espera un 5% y algunos analistas proyectan una inflación de 45% para todo el año.

Por otro lado, el Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) de junio indicaba una inflación para 2018 (nivel general) de 30% interanual, mientras que la inflación núcleo esperada la elevaban a 28,2% interanual. En cambio, en el último REM, el de agosto publicado a principios de septiembre, "para 2018 la inflación nivel general proyectada por los participantes subió a 40,3% interanual, al tiempo que la inflación núcleo pronosticada aumentó hasta 40,5% interanual".

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