Marc Merlino, líder de subsidiarias globales del Citi

Merlino: "Las multinacionales ya pasaron por desafíos como éstos"

Merlino se ocupa de las filiales globales. Se reunió con seis grandes empresas. Dice que apoyan a Macri pero reconoce que a algunas las tomó desprevenidas

Marc Merlino tiene una posición estratégica en el Citi. Aunque lleva 30 años en la entidad, desde hace cinco es el líder del área de subsidiarias globales, esto es, de las múltiples filiales esparcidas en el mundo de las grandes multinacionales que son el corazón del negocio del banco. "Entiendo mi trabajo como el manejo de una gran red humana en 100 países que deben asegurarse de que las subsidiarias de nuestros clientes reciban una experiencia consistente sin importar en qué mercado se encuentren", explica.

Merlino llegó el martes a la mañana a Buenos Aires y ayer por la noche ya partía nuevamente rumbo a Nueva York. Hacía minutos había terminado una reunión en una sala del Palacio Duhau con seis de estos pesos pesados radicados en la Argentina y provenientes de diferentes industrias. "Nadie salió corriendo", aclara el ejecutivo del Citi, aunque reconoce que a algunos el cimbronazo los tomó desprevenidos y están haciendo los ajustes necesarios.

-Argentina no da descanso. Veníamos de un clima casi exultante, con un enorme apetito por el país y hoy, acá estamos, tratando de mantenernos a flote. ¿Qué dicen sus clientes sobre esta coyuntura que mostró un deterioro tan rápido?

-Hay que entender que éstos son todos jugadores de largo plazo. Yo diría que son cautos pero optimistas. Nadie se está yendo, ni está saliendo corriendo. Los planes y las estrategias no se vieron alteradas pero sí modificadas lógicamente. Hubo que hacer ajustes. También hay que pensar que muchos ya pasaron antes por desafíos como éstos en el país. Pero nadie dijo vamos a invertir menos. Incluso uno reconoció que están incrementando la participación de mercado gracias a que su casa matriz está en condiciones de darles el apoyo necesario en este entorno de volatilidad. Claro que no es la realidad de todos. Un cliente de la industria automotriz hoy está atravesando un momento difícil.

-¿El escenario electoral que se avecina es un tema central en estas charlas con clientes? ¿Nota a las empresas preocupadas por la injerencia de esa variable?

-La verdad es que no pasamos mucho tiempo debatiendo política. ¡En los últimos años nos equivocamos bastante! Y no sólo acá, por supuesto, sino globalmente. Igual puedo decir que en general apoyan a Macri pero hay una tensión entre el corto plazo y el largo plazo. A muchos todo esto los tomó desprevenidos pero se están adaptando. Además, para quienes están al frente de las subsidiarias es algo realmente difícil de explicar a las casas matrices. Para nosotros, es muy importante hablar con los clientes y tener una impresión de primera mano. Una cosa son los titulares en Nueva York y otra lo que se percibe estando acá.

-A nivel global, el mundo financiero mira con inquietud la suba de tasas en Estados Unidos, que está revirtiendo el flujo de fondos a emergentes. ¿Es un tema delicado para sus clientes?

-Los mercados globales están todavía muy líquidos y si bien es cierto que mucha plata vuelve a Estados Unidos son flujos financieros, de portafolio. No es el caso de nuestros clientes corporativos. No es tan fácil vender una fábrica. Están convencidos de que es un negocio global y en todo caso es necesario hacer fine-tuning. La mayor preocupación en la agenda de las empresa son las tarifas comerciales. No anticipaban estas tarifas como costo extra que deberían afrontar. Por ahí pasa la mayor frustración. A mi entender, hubo una distribución desigual de los beneficios de la globalización del comercio y lo que vemos hoy es una reacción a ese fenómeno. No se trata de dar marcha atrás y repensar por completo la globalización sino de que haya una cooperación que permita asegurar que esos beneficios se distribuyan de una manera más justa y balanceada.

-El reciente ascenso de Bolsonaro en Brasil sembró nerviosismo porque parece un personaje más bien imprevisible y claramente, el futuro de la economía de Brasil puede torcer nuestra recuperación o bien impulsarla.

-Bolsonaro plantea incógnitas pero en el corto plazo los empresarios son optimistas. Creen que tendrá una plataforma pro-mercado que puede ser un estímulo positivo. Todos los clientes de la sala se beneficiarían de un Brasil más fuerte. Brasil viene de una recesión durísima. Yo estuve en San Pablo en marzo y de vuelta en julio y me resultó claro que los clientes ya ven el final del túnel. Lo cierto es que hoy estamos ante muchos líderes autoritarios y excéntricos en el mundo. Entiendo que surge de la frustración de la gente, porque ve que las cosas no se hacen y eso fomenta la idea de que un líder fuerte, de mano duro, va a poner las cosas en marcha, va a hacer que las cosas ocurran.

-El banco viene de atravesar una transición compleja al decidir desprenderse en casi todos los mercados del negocio de la banca de consumo. ¿Cómo reaccionaron las grandes multinacionales antes este agresivo replanteo de la estrategia?

-La venta de la banca de consumo fue una decisión global. Las multinacionales también atraviesan cambios estratégicos y entienden este tipo de decisiones. Pero por supuesto que hubo muchas preguntas y hubo que charlar mucho con los clientes. Lo bueno es que hoy podemos enfocar toda nuestra energía y todos nuestros recursos en lo que hacemos mejor, en desarrollar las mejores soluciones y los mejores productos. Porque el cliente corporativo está en la base de la historia y la tradición del banco. El llegó por ejemplo hace más de un siglo a la Argentina siguiendo a la Ford, que quería establecerse en el país. Esa es nuestra función. Apoyar a las empresas en sus proyectos.

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