Las tasas no se bajaron de la montaña rusa, pero se tomaron un respiro. Bajaron ayer levemente y volvieron a operar con volatilidad, por encima de los niveles que tenían antes de la extinción de las LEFI.

La caución a un día cerró a 42%, tras superar el 67% a mitad de la rueda. De todas maneras, operó por debajo del techo que tocó el martes del 76% de TNA.

Como contrapartida, la calma se adueñó de la plaza cambiaria, con el dólar oficial estable y sin cambios, en $ 1275, tras bajar el martes casi 2% luego de una escalada que lo había llevado a $ 1300.

Tras la desmentida del Gobierno sobre una presunta intervención el martes para hacer bajar las tasas, los bancos vendieron dólares para hacerse de pesos más baratos que tomando caución. "No hubo ninguna inyección de liquidez. Lo único que prueba esto es que la liquidez siempre estuvo y que es solo un proceso de adaptación al nuevo esquema", aseguró en redes sociales Felipe Núñez, asesor del ministro Luis Caputo.

El mercado ahora aguarda dos fechas claves en el cronograma del Tesoro: el llamado a licitación de mañana y los resultados el próximo 29 de julio, donde el Gobierno intentará renovar $ 11,8 billones.

"La volatilidad de tasas seguirá hasta que se liquide la próxima licitación, en la que seguramente veremos un menor porcentaje de rollover de los vencimientos y una inyección de liquidez al mercado que debería reducir los niveles de tasas", aseguró Martín Przybylski, Head Portfolio Manager de Consultatio Asset Management.

Desde Max Capital advirtieron que, hasta ese entonces, habrá arbitraje entre tasas, trasladando liquidez de un segmento a otro.

"El uso de operaciones de mercado abierto, la ventanilla de pases, o una señal más clara sobre las licitaciones del Tesoro, podrían aliviar la presión sobre las tasas, pero el Gobierno no parece dispuesto a ajustar su postura, bajo la premisa de que el mercado se irá adaptando gradualmente. Un tipo de cambio más fuerte como resultado de tasas altas e intervenciones en futuros parecería ser uno de los objetivos, junto con un apretón de liquidez para reducir la inflación", aseveró la ALyC.

Sin embargo, el mercado todavía no se acostumbra a operar con una tasa endógena, es decir, estipulada por él mismo, a través de la mayor o menor demanda de pesos.

"El nivel elevado de tasas pondrá un freno a los créditos, incrementará los riesgos de refinanciamiento corporativo y afectará las cuentas fiscales, ya que implica un mayor costo por intereses", alertó Max Capital.

Przybylski subraya un matiz: la suba y volatilidad de tasas no es un problema siempre y cuando no se extienda demasiado: "Si el nuevo nivel de tasas se termina estabilizando en estos niveles actuales, ahí sí podríamos empezar a ver algún efecto negativo en la actividad, aunque de momento es muy pronto para afirmar eso".

Las expectativas están ahora puestas en la licitación del 29 de julio. Será una prueba clave para el esquema monetario de agregados monetarios. Y también para el mercado, obligado a aprender a convivir con una tasa endógena.