La bolsa de Tokio vuelve a su nivel de 1996, tras una caída que duró una generación

Luego de sufrir una de las deflaciones más largas de la historia, la economía empieza a recuperarse gracias a las medidas tomadas por el gobierno y al tipo de cambio bajo

"Yo adivino el parpadeo / De las luces que a lo lejos, / Van marcando mi retorno. / Son las mismas que alumbraron / Con sus pálidos reflejos, / Hondas horas de dolor". Con todo derecho, los operadores de la bolsa de Tokio podrían cantar los primeros versos de "Volver", el famoso tango compuesto por la incomparable dupla Gardel y Le Pera. Porque lo que está viviendo por estos días el índice Nikkei se asemeja mucho a un regreso con gloria, tras dos décadas de caída libre y de trabajosa recuperación.

Hoy, los inversores disfrutan que el indicador líder de la bolsa japonesa haya traspasado el techo de los 21.000 puntos, niveles que no se veían desde mediados de 1996. Y que las expectativas económicas sean cada vez más optimistas, tras demasiado tiempo de ostracismo y de malas noticias.

Es que la historia económica japonesa de la segunda mitad del siglo XX (y principios del XXI) habla de un éxito tan arrollador que no permitió vislumbrar cómo, al mismo tiempo, se incubaba la crisis más larga de los últimos tiempos. Y que recién ahora parecería haberse superado, a casi tres décadas de su inicio.

Si hoy se celebra como un gran triunfo que el Nikkei haya recuperado los niveles de 1996, todavía falta para que el índice alcance nuevamente su récord histórico, de casi 39.000 puntos, logrado a fines de 1989. Fue el pico máximo del "milagro japonés", como se dio en llamar al espectacular desarrollo económico de un país que había quedado en ruinas tras ser derrotado en la Segunda Guerra Mundial (aunque parezca mentira, en los años 1960 Japón y la Argentina tenían un PIB per cápita similar).

Sin embargo, tras el período que siguió a la guerra, durante el cual el país se desarrolló hasta convertirse en la segunda potencia económica mundial, comenzó en los años 1990 un proceso deflacionario que paralizó la economía de manera muy significativa. El origen de este estancamiento tuvo lugar en el estallido de la burbuja especulativa del mercado inmobiliario (similar a lo que sucedió en EE.UU. con las hipotecas subprime), pero con la diferencia de que el Banco de Japón (BoJ) no reaccionó lo suficientemente rápido para impulsar nuevamente la economía. El resultado fue una trampa de liquidez que afectó al consumo y la inversión (cuando los precios caen, los particulares postergan sus compras porque tienen la expectativa de que más adelante todo va a ser más barato). Y que recién ahora parecería estar revirtiéndose.

Con la frente marchita

Al igual que el protagonista del tango, que vuelve tras 20 años de ausencia con la frente marchita y el pelo canoso, el precio de esta deflación fue pagado por toda una generación de japoneses, quienes vivieron en un país que no lograba dar con la fórmula para salir del estancamiento. Hasta que llegó al poder el actual Primer Ministro Shinzo Abe, el BoJ fue muy celoso de su independencia con respecto al gobierno de turno y, al mismo tiempo, de preservar el valor de la moneda, lo que no ayudaba a ponerle un punto final a la crisis deflacionaria.

 

Con el objetivo de cortar con este círculo vicioso fue electo Abe en 2012, con un plan de estímulos fiscales que impulsó el gasto público, al que se le sumó la decisión (muy cuestionada en un primer momento) de terminar con la independencia del BoJ para que se alineara con la política gubernamental e iniciara una política monetaria ultra expansiva (similar a la de la Fed).

Tras un primer período de euforia en 2013, en el que el plan comenzó a dar sus frutos muy rápidamente (el Nikkei premió el éxito del gobierno con una suba histórica del 57%), a mediados de 2014 los resultados dejaron de ser tan positivos, pero afortunadamente no se regresó a la situación deflacionaria anterior.

Como anillo al dedo

Para el gobierno de Abe, la recuperación de la bolsa le llega como un anillo al dedo, justo cuando tiene que enfrentar las elecciones generales del próximo 22 de octubre. Los analistas estiman que el Primer Ministro debería ser reelecto, gracias a los buenos resultados económicos, que Abe se encarga de remarcar en sus actos electorales como resultado de sus medidas de política. Sin embargo, la realidad es un poco distinta, porque la economía del país todavía no termina de dar un vuelco definitivo que la saque del estancamiento. Si la bolsa de Tokio recuperó los niveles de hace 21 años atrás, en ese lapso de tiempo el índice S&P 500 ganó un 243%. La diferencia es notable.

Este pico de la bolsa se explica sobre todo por las expectativas de una reactivación económica mundial", sostuvo Yutaka Miura, analista de Mizuho Securities. "Que se mantenga esta progresión muestra un sólido crecimiento en el gasto de las empresas en el mediano plazo", agregó. En ese sentido, los grandes grupos empresarios japoneses son los más optimistas respecto de la reactivación en ciernes (a pesar de la amenaza que significa la tensión con Corea del Norte). Pero parte de esta euforia se debe a que el BoJ finalmente rompió con su sacrosanta independencia para impulsar una caída del tipo de cambio.

Hoy, con un yen barato, las exportaciones crecen y las empresas son más optimistas. De todos modos, el porcentaje de participación de las multinacionales japonesas en el mercado mundial todavía no muestra signos de crecimiento y sigue igual que en los últimos años. "Tengo miedo del encuentro / Con el pasado que vuelve / A enfrentarse con mi vida". Volver a ser una potencia económica exitosa nunca resultó fácil.

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