Casi llegando a mediados de abril, el Banco Central (BCRA) no está viendo engrosar sus reservas. ¿Dónde están los dólares de la soja? La falta de acumulación de divisas está comenzando a despertar cierta preocupación en el Gobierno, habida cuenta que se está en la época del año más dulce en lo que a oferta de dólares se refiere.

También está en juego una de las metas implícitas en el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), que precisamente pone objetivos trimestrales para engrosar las reservas del Central.

Fuentes de la entidad que preside Miguel Pesce señalaron que "hay un auge de importaciones y esa demanda es lo que se está llevando la mayor oferta existente por la cosecha de la soja". Agrega que "marzo fue récord la demanda de divisas de los importadores".

De todas maneras, este comportamiento no es el que validan empresarios, reclamos de distintos sectores por la escasa asignación de dólares para pagar compras al exterior. El ejemplo más reciente fue el del café con los límites impuestos a los pagos de importaciones al sector.

Pero existe una razón estrictamente financiera que está complicando al BCRA. Tras el atraso del tipo de cambio oficial perpetrado por las elecciones legislativas del 2021 y para intentar anclar las expectativas inflacionarias, ahora el BCRA debe actualizar su valor. El problema del gradualismo que lleva a cabo es que los exportadores demoran liquidación por la mejor cotización que tendrán en el dólar oficial y, del otro lado del mostrador, los importadores aceleran sus pedidos.

Esto ocurre especialmente cuando la expectativa de devaluación es más alta que la tasa de interés en pesos. En abril, el BCRA aumentó el ritmo diario devaluatorio del 40% al 60% anual. Esto impacta en los precios del dólar a futuro que se opera en el Rofex, que a doce meses ya contemplan que el dólar oficial tenga una suba por encima de la inflación esperada, de casi un punto porcentual.

En el corto plazo, las operaciones de dólar futuro en el Rofex contemplan una tasa implícita de casi 75% para junio. Estos niveles de tasas se vieron en la previa a las elecciones legislativas del año pasado, cuando crecían las dudas por un acuerdo con el FMI y se descontaba una devaluación tras esos comicios. El entendimiento con el Fondo y luego la fuerte apreciación del real en Brasil calmaron esas expectativas devaluatorias.

La lluvia de dólares de la soja se demora además por factores estrictamente ajenos a lo financiero. El paro de transporte por la escasez de gasoil es uno de los factores. Y la misma falta de ese combustible afecta a la cosecha. De todas maneras, de antemano ya se podía prever que los dólares de la soja se iban a ir velozmente de las arcas del BCRA. La mejora en los precios de los granos tras la invasión de Rusia a Ucrania se esfumó con la disparada del precio del GNL.

La semana próxima el ministro de Economía, Martín Guzmán, se reunirá con los técnicos del FMI. La meta fijada para cumular reservas deberá ser recalibrada. En realidad, habrá que barajar y dar de nuevo en todo el programa de Facilidades Ampliadas.

Parte de este "recalibrar", se debe al contexto internacional. Pero otra parte, mayor por cierto, se debe a que el programa fue concebido con errores de origen como la inflación contemplada en un rango entre 38% y 48% anual. Desde allí en más todas las estimaciones quedaron obsoletas, incluida la acumulación de reservas del BCRA.

Lo que está claro es que la lluvia de dólares por los altos precios de la soja quizás se transforme en una mera garúa. Las estimaciones económicas, como los pronósticos meteorológicos, no duran mucho en la Argentina.