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La nueva Guerra Fría se libra en el terreno digital. Estados Unidos y China compiten por dominar las finanzas globales. Ya no se trata solo de aranceles, reservas de divisas o sanciones estratégicas. Ahora, el pulso geopolítico se trasladó al corazón de la arquitectura financiera del futuro: las monedas digitales y la tokenización de la economía.

Mientras Washington avanza con un marco legal que impulsa las stablecoins respaldadas por el dólar y abraza la tokenización como símbolo de poder y hegemonía, Pekín observa con precisión quirúrgica los movimientos de sus gigantes tecnológicos, consciente de que una stablecoin en yuan (offshore) podría ser la vía más efectiva para internacionalizar su moneda sin perder el control férreo sobre el ecosistema cripto.

Morgan Stanley, por ejemplo, sugiere que China podría usar Hong Kong como banco de pruebas para emitir stablecoins offshore respaldadas por yuanes, lo cual permitiría evitar violaciones a los estrictos controles de capital de la potencia asiática.

"Las stablecoins no son nuevas monedas, sino nuevos canales de distribución de las ya existentes", afirmó Robin Xing, economista jefe para China de Morgan Stanley. "Es crucial que China adopte la tendencia de tokenización de monedas soberanas si quiere mantener su competitividad en la carrera por la infraestructura digital", señala.

El contexto global

Así, mientras en Washington se refuerza el relato de un dólar imbatible, en China los gigantes tecnológicos JD.com y Ant Group presionan al Banco Popular de China (PBOC) a autorizar una stablecoin respaldada en el yuan offshore. Según Reuters, ambas firmas desean lanzar estos tokens digitales en Hong Kong con el objetivo de contrarrestar el predominio de las stablecoins en dólares.

Todo esto sucede en un contexto donde más del 99% del mercado de stablecoins -con una capitalización de u$s247.000 millones- está denominado en dólares. Standard Chartered, el banco británico, proyecta un salto hasta u$s 2 billones para 2028.

Por qué stablecoins

Julián Colombo, director general de Bitso Argentina, explica en declaraciones a El Cronista que, las stablecoins tienen en la actualidad un rol fundamental en la evolución de los pagos transfronterizos.

"Al estar respaldadas por activos estables, permiten transacciones rápidas, seguras y de bajo costo. Esto elimina muchas de las barreras propias de la banca tradicional y democratiza el acceso a servicios financieros globales", comenta.

Para las potencias, opina Colombo, avanzar en este terreno es estratégico: "Quien lidere la infraestructura de pagos digitales y establezca estándares regulatorios tendrá una ventaja significativa para consolidar su moneda como referencia global, proyectar poder económico y facilitar el comercio internacional en su propia divisa", advierte el experto.

Fuente Lemon Cash.
Fuente Lemon Cash.

Maximiliano Raimondi, CFO de Lemon, agrega en diálogo con este medio que, las stablecoins combinan lo mejor de dos mundos: "La estabilidad de las monedas fiduciarias con la eficiencia operativa de la tecnología blockchain".

El especialista indica que diferencia del sistema financiero tradicional, donde una transferencia internacional puede demorar varios días y tener costos de entre el 3% y el 7%, "con stablecoins es posible transferir valor en segundos, a cualquier hora, con comisiones que suelen ser menores al 1%".

Esto representa un salto cualitativo en velocidad, disponibilidad y reducción de costos. Desde el punto de vista tecnológico, "las stablecoins operan sobre redes descentralizadas y globales, sin necesidad de intermediarios ni procesos burocráticos", dice Raimondi.

La nueva Guerra Fría: las stablecoins

Colombo analiza que el avance de EE.UU en la regulación y adopción de stablecoins vinculadas al dólar consolidan su relevancia como moneda de referencia, incluso en su versión digital. "Para China, el desafío principal es crear una alternativa igualmente atractiva y confiable, capaz de competir con la liquidez, la estabilidad y la confianza que el mundo ya deposita en el dólar", agrega.

Sin embargo, Colombo asegura que China también tiene una oportunidad muy clara: "El país invirtió ya en su yuan digital, en busca de fortalecer su soberanía monetaria y ampliar su influencia internacional, especialmente en Asia y en mercados vinculados a sus proyectos de infraestructura. Si logra integrar ese ecosistema en el comercio global, puede empezar a construir un contrapeso real".

Raimondi, por su parte, asegura que más del 90% del mercado de stablecoins está respaldado por activos estadounidenses, en particular bonos del Tesoro. "Emisores como Tether y Circle -que gestionan cerca de u$s 166.000 millones en T-bills- se convirtieron en compradores no soberanos clave: aportan liquidez al Tesoro y contribuyen indirectamente a financiar el déficit fiscal de EE.UU.

El experto es claro: "Este fenómeno tiene implicancias estratégicas profundas. Las stablecoins no solo refuerzan el papel del dólar como moneda dominante en la economía digital, sino que también consolidan su hegemonía dentro del universo cripto, incluso cuando activos descentralizados como Bitcoin o iniciativas estatales como el yuan digital intentan ganar terreno".

"En este contexto, el diseño, regulación y adopción global de stablecoins se ha convertido en una nueva arena de competencia monetaria y tecnológica", advierte Raimondi.

Argentina en materia de stablecoins

Raimondi analiza que en América Latina ya se observan los primeros indicios de este nuevo boom financiero: "En 2024, el uso de stablecoins para remesas creció un 40%, con casos concretos como las transferencias entre EE.UU. y México, donde los costos bajaron de un promedio del 6% a menos del 1%".

Ignacio Carballo, director del Centro de Finanzas Alternativas en UCA y Payments and Commerce Market Intelligence, analiza que Argentina ya cuenta con una posición dominante en el mundo "stablecoin" y figura en el top cinco o top 10 a nivel global en el uso de estos activos.

"Esto se explica por un contexto estructural de inflación crónica, devaluación constante y restricciones para acceder al dólar. En ese sentido, la adopción ya está instalada de forma orgánica e informal en la sociedad", desliza Carballo.

Fuente Lemon.
Fuente Lemon.

No obstante, el analista indica que, si las grandes potencias aceleran la regulación del sector, "es muy probable que países como Argentina vean legitimado ese uso".

Esto podría derivar en una expansión todavía mayor del uso de estos activos como reserva de valor, medio de pago internacional, herramienta para remesas o incluso vehículo de ahorro e inversión. "También es posible que aparezcan nuevas alternativas que permitan diversificar portafolios en contextos volátiles como el argentino", dice.

Ahora bien, ¿es realista pensar en una stablecoin emitida por el Banco Central (BCRA) bajo el gobierno de Javier Milei? Para Carballo ahora, parece poco probable. Si bien hubo propuestas anteriores -como la del "Argenpeso" en el Congreso-, la actual gestión tiene un enfoque que apunta más a la bimonetarización con el dólar. "Milei había propuesto eliminar directamente el peso, aunque esa postura hoy se encuentra más matizada", recuerda Carballo.

Con este marco, una stablecoin del Estado argentino está descartada. No obstante, para Carballo sí podría haber un marco regulatorio más claro y favorable para el uso de stablecoins privadas, tanto locales como internacionales -como USDT u otras ligadas al dólar-. "En ese caso, el gobierno podría respaldar de forma indirecta su uso sin emitirlas directamente", concluye.