Dura caída de pronósticos: Los mercados emergentes no logran recuperarse de la crisis del coronavirus

Salvo China y Taiwán, las demás bolsas caen fuerte. La debilidad para enfrentar la pandemia y el freno de la actividad económica en los países desarrollados, destino de sus exportaciones, entre las causas.

Después de la verdadera "década ganada", que representó el período que comenzó en 2000 y en el que las economías emergentes crecieron con fuerza, la crisis del coronavirus genera el temor a que vuelva otra "década perdida", tal como sucedió en los años 1980 con la crisis de la deuda latinoamericana.

Por más que todos los analistas coincidan en afirmar que lo peor de la pandemia parece haber quedado atrás, la realidad indica que el mundo emergente no logra recuperarse del varapalo que representó el Covid-19 en su economía.

A excepción de las bolsas de China y Taiwán, los demás mercados financieros del mundo emergente registran fuertes pérdidas, teniendo en cuenta que el brote de coronavirus se desató en Wuhan a fines del año pasado, y ya en enero comenzó a esparcirse por el resto del mundo. Con la vacuna a la vista pero aún lejana, a las plazas financieras del mundo les cuesta recuperarse del todo

Si el boom de las materias primas fue el motor que impulsó el crecimiento económico en la primera década del siglo XXI, gracias a la enorme demanda china para sostener su desarrollo, este empuje sirvió de amortiguador para evitar el derrumbe cuando ocurrió la crisis subprime, en medio de la hecatombe del mundo desarrollado.

Paraguas chino

Pero esta vez, las economías emergentes ya no disponen del paraguas chino, así como tampoco de los mercados desarrollados donde colocar sus productos de exportación. No es la crisis de 1930, cuando el mundo se cerró al proteccionismo más absoluto, pero algunas similitudes existen, como la guerra comercial desatada entre EE.UU. y China, que afecta al resto y, principalmente al intercambio global de bienes y servicios.

Por eso ahora "se les ven las costuras" a los países emergentes, por sus debilidades estructurales irresueltas (como, por ejemplo, las profundas carencias en el sistema de salud) y porque sufren como nunca el freno de la actividad económica en los mercados desarrollados.

"Las ventas masivas de principios de año fueron más perjudiciales para los activos emergentes que todas las crisis que los afectaron en los últimos 15 años", afirmó Sydney Maki, analista de Bloomberg.

Además, el margen de gasto público es mucho menor en estas economías que en el mundo desarrollado, por lo que las demandas sociales también van a surgir con fuerza a medida que pasen los meses y la recuperación se demore por la falta de planes de estímulo suficientemente poderosos.

"Numerosos problemas fiscales precedieron a la pandemia, así que es probable que el mundo posterior al Covid-19 sea fiscalmente desafiante con demandas políticas de más protección social y gasto en atención médica", alertó en ese sentido David Hauner, analista del Bank of America.

El daño queda atrás

Para China, que ya está en fase de reactivación económica, el daño sufrido por la pandemia comienza a reducirse a medida que van pasando las semanas. Un privilegio que es exclusivo del mercado chino, que ya registra una ganancia de su índice líder en la bolsa de Shanghai superior al 14% desde principios de 2020 (Taiwán ganó, durante el mismo período, un 3,1%).

En cambio, los demás mercados emergentes muestran un panorama desolador. El Bovespa de la bolsa de San Pablo lleva una caída del 40%, el Mexbol de México un 27%, el MOEX de Moscú un 21%, el BITS 30 turco un 30%, el FTSE sudafricano un 22%, el SET tailandés un 26%, el BUX húgaro un 26% y el Merval de la bolsa porteña un 12 por ciento.

Estas economías, que se adaptaron a la globalización de los años 1990, liberando muchas de ellas sus mercados para competir en un mundo abierto, hoy tienen que enfrentarse a un nuevo proteccionismo en el que se convierten en convidados de piedra. Que provoca una tormenta perfecta: porque a la crisis sanitaria se le suman la económica, fiscal, financiera y, por ende, cambiaria (por fuga de capitales), e incluso social y política.

De ahí la advertencia de Cathy Hepworth, experta en mercados emergentes de PGIM Fixed Income: "El mayor riesgo es si no se logra la recuperación del crecimiento esperado. Si no pueden comenzar a crecer, eso limitará la capacidad de continuar apuntalando estas economías. La pregunta es: ¿significa eso que habrá más presión por llegar al populismo?".

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