El plazo fijo fue una de las inversiones más rentables del año. Pero no es la única, hubo una que le fue aún mejor. Con la desaceleración de la inflación y un dólar estable, aparecieron opciones en pesos más convenientes. Algunas letras del Tesoro tuvieron durante este período tasas más altas y permitieron ganarle al dólar sin asumir demasiado riesgo. La buena noticia es que muchos de estos instrumentos de renta fija continúan desarbitrados.
Si se lo aplica a un caso concreto, una persona que puso $ 1.000.000 el primero de enero en un plazo fijo tradicional, a fines de junio tendrá $ 1.169.100 aproximadamente. En cambio, si hubiera comprado dólar MEP con ese mismo dinero, hoy contaría con $ 1.022.222.
Mientras quien apostó al dólar obtuvo un rendimiento de apenas 2,2 % de enero a junio, el que eligió el plazo fijo logró un 17 %. Esto significa que este instrumento venció tanto al dólar como a la inflación acumulada, que se estima en 15 % (suponiendo un 2 % mensual para junio). Más allá de lo que sucedió con el plazo fijo, a las letras les fue mejor.
El primer punto a tener en cuenta para definir si utilizar o no este instrumento para proteger los pesos, es que gran parte del éxito de esta estrategia depende de que haya estabilidad cambiaria. Dicho de otra forma, que el riesgo devaluatorio sea pequeño.
El Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) espera para los próximos meses un dólar oficial que se mantenga en el medio de las bandas cambiarias. Para julio un dólar promedio de $ 1176, para agosto de $ 1194 y para septiembre de $ 1225. Son avances mensuales por debajo del 2,5%.
El plazo fijo tradicional tiene hoy una tasa nominal anual (TNA) de 30% en la mayoría de los bancos, lo que implica una Tasa Efectiva Mensual cercana al 2,5%. Esa remuneración, aunque positiva frente al ritmo de devaluación previsto, quedó desfasada respecto de otros activos de renta fija que siguieron convalidando rendimientos más altos en las últimas licitaciones del Tesoro. En la práctica, la diferencia puede representar varios puntos porcentuales de ganancia.
La muestra más clara del desarbitraje está en las Letras Capitalizables (LECAP). En la licitación del 13 de junio, la S10L5 que vence el 10 de julio cortó a una Tasa Interna de Retorno Efectiva Anual (TIREA) de 35,75 %; la S15G5, con vencimiento el 15 de agosto, lo hizo al 36,11 %, y la S12S5, al 12 de septiembre, quedó en 35,18 %. A precios de hoy tienen un rendimiento anual en torno al 33%. Incluso la LECAP más larga de la curva, la S28N5 a noviembre, rinde 33,32 %. Todas superan por tres puntos la tasa del plazo fijo y, frente a un dólar oficial que el mercado espera que avance al ritmo de 1,5%-2% mensual, ofrecen un carry positivo cercano a un punto porcentual por mes.
Claro que no hay almuerzo gratis: esta estrategia de inversión obliga a estar atentos al cronograma de licitaciones y a la evolución del tipo de cambio. Mientras perdure la paz cambiaria, el mercado seguirá convalidando tasas reales positivas para el tramo corto de la curva.
Para el inversor que necesite liquidez en menos de noventa días, encuentra en esta estrategia la mayor relación retorno-plazo, con la ventaja de poder vender anticipadamente en el mercado secundario si aparece una urgencia.
Un escalón por debajo en riesgo, pero con liquidez diaria, están los fondos comunes de inversión money market y las cuentas remuneradas que operan las billeteras virtuales.
El ranking de junio muestra rendimientos promedio anuales en torno al 26%. Esta opción es ideal para la caja chica de particulares y pequeñas empresas que necesitan girar parte del saldo durante el mes, aunque tienen topes operativos que conviene chequear antes de depositar sumas grandes.
Algo más técnicas, pero cada vez más populares, las cauciones bursátiles funcionan como un plazo fijo de la Bolsa: se pactan a entre 7 y 35 días y pagan hoy entre 25% y 28 % nominal anual, dependiendo de la entidad y el plazo. La operación exige contar con una cuenta comitente y se garantiza con títulos públicos, lo que minimiza el riesgo de contraparte.
Por atractivas que resulten estas tasas, ningún manual de inversión recomienda volcar el 100 % del capital a un solo activo. Los especialistas sugieren destinar entre 50 % y 60 % del portafolio a renta fija en pesos mientras el dólar oficial siga calmo, pero asegurar un piso de cobertura -20 % a 25 %- en dólar MEP o bonos dólar-linked para blindarse ante un shock externo y el riesgo devaluatorio. También vale prestar atención a la letra chica impositiva: tanto las letras como los bonos soberanos en pesos están exentos de Impuesto a las Ganancias para personas humanas, mientras que los FCI tributan una alícuota reducida; conocer estos matices puede mejorar el rendimiento efectivo.




