Los traspasos de pesos al dólar se acentuaron ayer con una renovada presión sobre el blue, el MEP y el "contado con liqui". En la Bolsa, la intervención oficial hizo que el MEP clausurara sin grandes variaciones a $ 514 pero en el caso del "contado con liqui" la suba fue del 7% a $ 577 mientras el blue tras llegar a $ 580 cerró a $ 570.
La tensión cambiaria se gatilló el 13 de julio, cuando las renovaciones de los plazo fijo, 30 días como mínimo, ya tenían un vencimiento luego de las PASO del domingo 13. A ello se sumaron las dudas en la negociación con el FMI y la pérdida constante de reservas del BCRA, lo que completó un clima negativo para las posiciones en pesos.
En julio el dólar blue viene de acumular una suba de 11% superando los rendimientos de los plazo fijos y hasta de la inflación del mes. En agosto todo indica que va en igual camino mientras que en el 2023 ya observa una suba de 66% que es el mismo porcentaje de alza en todo el 2022.
Los arbitrajes que deja abierto el gobierno cada vez que interviene en el dólar Bolsa son muy apetecibles para operadores. En primer lugar, sólo vende dólares para contener el MEP en el plazo contado, por lo que deja barato su precio en relación a las compras a liquidar en las 48 horas siguientes. Ello deriva en compras de dólar MEP en contado con la sucesiva venta a las 48% lo que reportaba ganancias de 2 a 3,5% en dólares en dos días. A ello apuntó la resolución de la CNV del miércoles limitando las compras y ventas en esos plazos.
Pero también el BCRA interviene en el MEP a última hora para marcar el precio final. Y la rendija que aprovechan operadores es la venta al inicio del día para cerrar con una compra antes del cierre a precio más bajo, con la intervención oficial.
Y también la intervención en el MEP deja muy lejos al "contado con liqui", una alternativa sobre la cual el gobierno dejó de intervenir. La brecha entre el CCL y el MEP ahora es de 12% fruto de la escapada de la primera de las variables, pero muestra que quien trae a la plaza local dólares del exterior obtiene un jugoso beneficio.
Respecto del comportamiento de los bonos, las tensiones cambiarias no se cuelan en sus cotizaciones. La razón: la llegada de un gobierno pro mercado desde el 10 de diciembre sostiene los precios de los bonos globales y los Bonares. Ese fenómeno no se refleja en las cotizaciones del dólar porque el corto plazo preocupa.
En el corto plazo pareciera que "estamos todos muertos", adaptando la frase de Keynes, en lo que respecta al mercado cambiario. La transición es una incógnita, el apoyo del FMI a un eventual gobierno saliente es otra incertidumbre y la emisión de pesos adicional que deberá hacer el BCRA para financiar un rojo fiscal creciente.
De corto plazo hay un vencimiento hoy con el FMI que el BCRA buscaba abonar con DEG (Derechos Especiales de Giro) que le asigne otro país miembro de ese organismo internacional en carácter de préstamo. Las dudas abundan y las restricciones van en aumento. La versión circulante en la plaza es que Qatar podría aportar esos u$s 760 millones para evitar un atraso de la Argentina con el organismo.
Las tasas en pesos no sirven demasiado ya para contener traspasos. Las decisiones de inversión se mueven más por las especulaciones políticas sobre el resultado de las PASO pero también sobre la transición. Tras las PASO se darán a conocer los datos de inflación y el BCRA deberá decidir si aplica o no un nuevo incremento. Las expectativas de alza de los precios no ayudan tampoco a calmar a los inversores. Todo lo contrario: cae la demanda de pesos.
Restan sólo seis jornadas financieras para las PASO. Pero el día después tampoco brinda paz.




