Inversiones

Cedear: los cinco gráficos que sugieren que las acciones de Wall Street pueden seguir subiendo

Las inversiones en bonos no logran ofrecer rendimientos suficientes para ganarle a la inflación de EE.UU. Los inversores deben aceptar mayor riesgo en sus carteras, por lo que la demanda de acciones permanecerá latente.

Con una inflación al alza y los rendimientos de los bonos en mínimos, los inversores deben aceptar mayor riesgo dentro de sus carteras si es que quieren obtener rendimientos reales positivos. En ese sentido, la única opción para ganarle a la inflación es comprando acciones y bonos de baja calidad crediticia. Si las acciones en Wall Street suben, los Cedear capturarán esa dinámica alcista.

Las tasas reales a nivel global se ubican en mínimos de más de cuatro décadas. Con los bonos del Tesoro de Estados Unidos a 10 años en 1,6% y una inflación anual del 4,1%, el rendimiento real actual es del -2,5% y es el más bajo desde 1980.

De esta manera, y dado que los bonos rinden muy poco, la única forma de ganarle a la inflación es incorporando cada vez más riesgos a las carteras de inversión. Esto es mediante la compra de más cantidad de bonos de alto riesgo y/o más cantidad de acciones dentro de los portafolios.

Adicionalmente, y según datos provistos por Gastón Sempere, estratega de First Mariva, la tasa de interés efectiva de la Reserva Federal (Fed) deflactada por el dato esperado de los precios núcleo del consumo personal de Estados Unidos de abril es de -2,83% anual, ubicándose en niveles mínimos desde 1975.

Para Sempere, esto se debe a que la Fed considera que la inflación durante el proceso de apertura económica se trata de un efecto transitorio y por ello está dispuesta a tolerarla con una política monetaria expansiva para fortalecer la recuperación económica.

"En este contexto, el rendimiento real de los bonos del Tesoro a diez años deflactado por la inflación baja hasta -2,6% anual, por debajo de la crisis financiera (-1,6%) y de la crisis de deuda soberana de Europa (-2%)", afirmó.

Además, Sempere destacó que el rendimiento real de las acciones del S&P 500 es de 3,4%, ofreciendo un diferencial de 5,9% respecto a los bonos del Tesoro, por encima de su promedio desde el 2000, el cual es de 4,3%.

Las acciones como alternativa

Hoy la deuda de grado de inversión rinde menos del 3%, mientras que la deuda de grado especulativo rinde apenas por encima de la inflación: es decir, 4,65%. Los bonos de mercados emergentes, por su parte, rinden 3,91% y emergentes de alto rendimiento se ubican en torno al 5,3%.

Es decir, en lo que se refiere a bonos, solo la deuda de los mercados emergentes en situación de estrés o de baja calidad crediticia podrían ofrecerle retornos reales positivos a los portafolios de inversión globales.

Lo único que queda para ganarle a la inflación es mediante la incorporación de acciones a las carteras en una proporción mayor a lo habitual

El S&P 500 y el Dow Jones avanzan un 11% cada uno desde que comenzó el año. En ese mismo período, el Nasdaq sube 5%. Además, los índices de referencia de Wall Street prácticamente se duplicaron si se comparan los niveles actuales con los que exhibían un año atrás.

Rodrigo Benítez, economista jefe de Quinquela Fondos, cree que el contexto de tasas reales negativas, tanto en Estados Unidos como en Europa, es un factor que ha estado claramente por detrás del impulso que han tenido los activos de renta variable en los últimos meses.

"Las acciones se han convertido en una opción para buscar rendimientos superiores a la inflación. Esto también se ha trasladado hacia otros activos de economías emergentes, que ofrecen rendimientos mayores", comentó Benítez.

Por su parte, Camilo Cisera, portfolio manager de Cohen, señaló que las tasas bajas son una de las principales razones por las cuales las valuaciones en empresas están tan elevadas.

"A los niveles de tasas actuales, el apetito por riesgo es mayor y el costo de oportunidad menor. En este contexto de tasas bajas y estímulos colosales en dólares, uno de los efectos colaterales es que se deprecia el dólar, lo cual siempre va de la mano de materias primas a precios elevados. En este sentido, todos los países y activos que se benefician de materias primas subiendo son atractivos", explicó.

La Fed apoyando el rally

Parte del rally evidenciado por las acciones fue alentado también por las políticas monetarias expansivas de los bancos centrales del mundo y, en particular, por la Reserva Federal que llevó a las tasas de interés a niveles de mínimos históricos. 

Por otro lado, la Fed inició un programa de compras de activos financieros en el mercado por u$s 120.000 millones mensuales, dándole soporte al rally en las acciones y en la recuperación de los bonos.

Dicha medida y la inyección de liquidez histórica inundó de dólares los mercados y llevó a que los precios de los activos suban de manera abrupta.  

La clave hacia adelante es determinar si las políticas monetarias ultra laxas implementadas van a continuar o no.

Gustavo Domínguez, CIO de AdCap, explicó que aunque no es el factor número uno, definitivamente las tasas reales negativas ayudan a que las bolsas sigan empujando al alza.

"Las tasas negativas colaboran para que el mercado siga siendo alcista. Lo más notable es que la retórica del gobierno de Estados Unidos y de la Reserva Federal sigue siendo bien benigna a la liquidez y a mantener las tasas bajas. Mi conclusión es que eso es motivado por la necesidad y la conveniencia de la licuación del peso de la deuda, en el contexto de que la deuda de Estados Unidos ya es más del 100% del PBI. Entonces, le conviene claramente al gobierno tener tasas reales negativas", advirtió.

Argentina, ¿OTRA oportunidad perdida?

En este contexto de tasas ultra bajas y que cuesta obtener rendimientos reales en las carteras, encontrar activos que puedan ofrecer retornos positivos y potenciar los portafolios resulta clave. En ese sentido, se observa que las acciones argentinas se encuentran en valuaciones muy deprimidas, valiendo entre un 15% y un 25% de lo que valían en 2018.

A su vez, los bonos argentinos rinden 20%, por lo que se mantienen entre los pocos títulos soberanos que rinden dos dígitos. Las tasas del 20% podrían representar una buena inversión para un mercado global desesperado por rendimientos, pero pese a ello, los flujos no aparecen.

Para Gustavo Domínguez, en lo que hace a la deuda argentina, en un contexto amplio, los activos de riesgo se benefician con tasas reales negativas, pero advierte que el mundo no está mirando a la Argentina.

"Ceo que en la lista de los inversores institucionales del mundo, la deuda argentina no es una de las diez principales inversiones que van a estar mirando", explicó.

Gastón Sempere entiende que el hecho de que las tasas reales se ubiquen en niveles tan bajos favorece a los activos de países emergentes, aunque ello no implica que los activos argentinos se vean directamente favorecidos.

"El escenario favorece a activos de mercados emergentes ya que el contexto de recuperación económica incentiva el aumento del riesgo crédito y la búsqueda de mayores rendimientos. No obstante, es probable que los flujos de fondos primero vayan hacia los países emergentes con mejores fundamentos económicos. Recién luego de esto, los bonos de Argentina podrían ser favorecidos parcialmente por un efecto derrame, principalmente los bonos corporativos de las compañías que tengan un perfil de vencimientos holgado en el corto plazo", estimó Sempere.

Benítez coincide con esta visión y remarca que los bonos locales podrían no verse del todo beneficiados pese al contexto favorable en el que se encuentran en términos globales.

"Lo que juega en contra es el alto nivel de riesgo implícito en los bonos locales, que cotizan a valores que responden a altos niveles de probabilidad de impago", sostuvo.

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