El tradicional dominio del dólar estadounidense en los balances de los bancos centrales comienza a ser cuestionado por dos activos que combinan escasez, independencia y potencial de refugio: el oro y Bitcoin.
Un reciente informe del banco alemán Deutsche Bank plantea que, hacia 2030, ambos podrían coexistir como componentes estratégicos en las reservas oficiales de los bancos centrales, pues ofrecen una diversificación inédita frente a la volatilidad financiera global.
Oro: un clásico que se fortalece
El oro mantiene su rol histórico como activo de refugio. En 2025 alcanzó un máximo histórico de u$s 3703 por onza, impulsado por la incertidumbre geopolítica, las compras continuas de bancos centrales y la expectativa de nuevos recortes de tasas por parte de la Reserva Federal (Fed).
Según la última encuesta del World Gold Council, el 43% de los bancos centrales espera aumentar sus reservas de oro en el próximo año, mientras que a nivel global la proporción asciende al 95%.

Deutsche Bank destaca que esta fortaleza del oro se da en paralelo con un proceso de desdolarización, ya que bancos centrales como Rusia y China incrementaron sus compras de oro mientras reducían su exposición al dólar estadounidense.
Este patrón refleja la búsqueda de activos estables y líquidos que ofrezcan protección frente a riesgos geopolíticos y financieros.
Bitcoin: el "oro digital" gana terreno
Ahí es donde aparece el Bitcoin que, muestra una resiliencia notable. Tras superar los u$s 123.500 en agosto, el criptoactivo se consolidó como un instrumento de interés institucional y gubernamental.
Su oferta limitada a 21 millones de unidades, la ausencia de riesgo de contraparte y su independencia de gobiernos lo convierten en un candidato atractivo para diversificar reservas.
Además, su portabilidad y bajos costos de almacenamiento le otorgan ventajas logísticas frente al oro: mover toneladas de este metal ante un conflicto sería costoso y complicado, mientras que la misma inversión en Bitcoin se puede trasladar casi sin fricciones, dice el banco.
Experiencias tempranas: adopción estatal de Bitcoin
Algunos países ya han dado pasos concretos. El Salvador adoptó Bitcoin como moneda de curso legal y posee actualmente 6.246 BTC; Bhutan mantiene 10.565 BTC como parte de sus reservas estratégicas; Ucrania y Kazajistán estudian establecer reservas estatales de criptomonedas, mientras que Estados Unidos analiza crear un fondo con 207.000 BTC incautados y adquirir hasta un millón de unidades adicionales mediante un programa de compras aprobado en el BITCOIN Act de 2025.
A nivel estatal, Texas, Arizona y New Hampshire ya han aprobado leyes para fondos públicos de Bitcoin.
Riesgos y limitaciones
A pesar de su atractivo, analizó el banco, Bitcoin enfrenta desafíos como activo de reserva. Su volatilidad histórica, con caídas promedio del 44% en episodios críticos, es todavía un factor de riesgo.
La vulnerabilidad frente a ciberataques y su liquidez relativa frente al oro generan reservas entre bancos centrales y reguladores. De hecho, Suiza, Alemania y otros países europeos han rechazado la creación de reservas oficiales de Bitcoin, y la Reserva Federal estadounidense mantiene restricciones legales sobre su tenencia.
El Deutsche Bank también advierte sobre riesgos políticos y de gobernanza. El plan de Bitcoin del gobierno federal de Estados Unidos, impulsado durante la administración Trump, es muy criticado por posibles conflictos de interés y por ser percibido como una estrategia de marketing más que un instrumento financiero sólido.
Estas críticas generan volatilidad adicional, con caídas de hasta 30% en el precio de Bitcoin tras anuncios de políticas gubernamentales.
Comparaciones y lecciones históricas
El informe subraya similitudes entre oro y Bitcoin en cuanto a volatilidad y adopción. Así como el oro atravesó picos de tres veces su valor entre 1978 y 1980 y luego cayó más del 60% en las décadas siguientes, Bitcoin también ha experimentado subidas y caídas abruptas.

Sin embargo, la tendencia a la adopción institucional y la creciente regulación en Estados Unidos, la Unión Europea y el Reino Unido podrían reducir la volatilidad de Bitcoin y consolidarlo como un activo de reserva más confiable a mediano plazo.
Proyecciones hacia 2030
Deutsche Bank concluye que hacia 2030 "es probable que los balances de los bancos centrales incluyan tanto oro como Bitcoin". La coexistencia se basará en cinco factores clave:
- ambos son diversificadores complementarios frente a activos tradicionales, con baja correlación y escasez relativa.
- la volatilidad de Bitcoin debería disminuir con la madurez del mercado y la regulación, similar a lo que ocurrió con el oro en sus etapas iniciales.
- ni Bitcoin ni oro reemplazarán al dólar como moneda de reserva principal, pero sí ampliarán las alternativas disponibles.
- la historia muestra que la aceptación pública de nuevos activos requiere tiempo, y Bitcoin sigue un patrón similar al del oro en sus primeros años.
- la naturaleza humana y la búsqueda de activos alternativos aseguran que Bitcoin y otros criptoactivos continuarán con la disputa por la atención de inversores y autoridades.

Así, la combinación de incertidumbre geopolítica, debilidad del dólar y creciente regulación cripto sugiere que el siglo XXI verá una diversificación de reservas sin precedentes por parte de los bancos centrales.
Mientras el oro mantiene su liderazgo, Bitcoin emerge como un instrumento estratégico complementario, capaz de redefinir la composición de los activos oficiales y privados.
Para los bancos centrales, la pregunta ya no es si considerar Bitcoin, sino en qué proporción y bajo qué condiciones integrarlo a sus balances.



