El mercado de capitales argentino acaba de sumar una novedad que, más allá de lo tecnológico, plantea el futuro de la inversión en deuda local. Un exchange local y con presencia regional, anunció el lanzamiento del primer bono soberano argentino tokenizado: el AL30.
La iniciativa es inédita en el país y coloca a la Argentina dentro de una tendencia global en la que los activos financieros tradicionales -acciones, bonos, commodities- comienzan a tener versiones digitales basadas en blockchain.
La iniciativa vino de la de la mano de Ripio y en este caso, se trata de los llamados wAL30rd, tokens que representan de manera 1 a 1 a un bono AL30, el título soberano argentino emitido en la reestructuración de 2020 y que concentra buena parte del volumen en el mercado local.
¿Qué implica tokenizar un bono?
La tokenización no altera la naturaleza del activo subyacente -el AL30 sigue como el mismo bono soberano, con sus vencimientos, cupones y riesgos-. Lo que cambia es la forma en que puede ser adquirido, negociado y transferido.
"Nos entusiasma esta iniciativa porque amplifica la distribución de valores negociables en Argentina y permite que gran cantidad de nuevos inversores puedan acceder al mercado de capitales de forma sencilla y transparente", celebró Sebastián Serrano, CEO y cofundador de Ripio.
A través de la blockchain, estos tokens permiten operar 24/7, con menores costos de intermediación y tiempos de liquidación más cortos, algo que contrasta con la operatoria tradicional de los mercados, limitada a horarios de Bolsa y con procesos de clearing más engorrosos.
Además, quienes mantengan tokens recibirán los intereses en la misma proporción que el bono original, pero en este caso liquidados directamente en USDT, una stablecoin atada al dólar estadounidense.
Ese punto resulta clave, ya que no solo simplifica la operatoria para usuarios acostumbrados al ecosistema cripto, sino que también ofrece una puerta de entrada a un público que nunca había participado del mercado de deuda argentina.
Un puente entre dos mundos
Enrique Yuste, VP of Product de Ripio comentó: "Nuestra visión es convertirnos en el mercado #1 en Argentina de valores negociables tokenizados. Queremos ofrecer un producto superior, que se opera 24/7, con la seguridad y transparencia de la blockchain y la capacidad de transferir activos entre PSAV autorizados de forma ágil y a bajo costo."
El lanzamiento se apoya en la Resolución 1081 de la Comisión Nacional de Valores (CNV), que abrió el marco regulatorio para la tokenización de valores negociables en Argentina.
Este marco, aunque aún incipiente, busca darle legitimidad a un instrumento que en otras latitudes ya viene ganando espacio. En Europa, Estados Unidos y Asia existen experiencias similares, desde bonos del Tesoro hasta acciones fraccionadas, que empiezan a circular en blockchain con distintos niveles de regulación.
Para Ripio, la jugada también implica reforzar su rol como intermediario en la convergencia entre las finanzas tradicionales y el mundo cripto. Pero más allá de la estrategia corporativa, la novedad plantea un debate más amplio: ¿puede la tokenización mejorar la liquidez y la accesibilidad del mercado argentino de deuda?
Liquidez y acceso, las claves
El AL30 tokenizado podría facilitar la participación de inversores minoristas que hoy no suelen operar bonos en el mercado tradicional. Al ser negociable en pequeñas fracciones y desde una app móvil, se amplía el espectro de potenciales compradores.
En teoría, esto podría traducirse en mayor liquidez para un bono que, aunque muy operado localmente, carga con la pesada mochila del riesgo argentino en los mercados internacionales.
El desafío estará en verificar si el atractivo tecnológico alcanza para compensar las dudas que genera la deuda soberana en sí misma. La tokenización puede hacer más ágil y transparente la operatoria, pero no elimina el riesgo de default, la volatilidad del tipo de cambio ni la desconfianza estructural hacia la política económica argentina.
No obstante, la noticia también coloca a la Argentina dentro de un movimiento que promete redefinir la arquitectura financiera global. Grandes bancos de inversión y gestores de activos ya experimentan con bonos tokenizados en mercados regulados. La promesa es que la tokenización no solo reduzca costos y fricciones, sino que también abra la puerta a productos más sofisticados, desde fondos tokenizados hasta derivados on-chain.
Que el debut argentino se dé con un bono soberano no es menor: la deuda pública es, históricamente, el corazón del mercado de capitales local. Tokenizar el AL30 es, en ese sentido, un gesto simbólico y pragmático a la vez: llevar al activo más representativo del mercado argentino a un terreno donde la accesibilidad y la transparencia son mayores.
Lo que está claro es que la tokenización ya no es una promesa abstracta: el bono más negociado de Argentina ya tiene su espejo en la blockchain. Y con él, se abre un capítulo donde la deuda local puede empezar a circular de manera distinta, bajo la lógica de un mercado global que busca ser más eficiente, abierto y descentralizado.



