A pesar del peligro de Corea del Norte la bolsa de Seúl gana 15% en el año

El principal mercado financiero surcoreano está a menos de 60 kilómetros de la frontera con su belicoso vecino del norte, es decir casi la misma distancia que separa Buenos Aires de La Plata. Pero el peligro que acecha a media hora de auto no parece inquietar a los inversores. 

Como ocurre en los mercados financieros desde que Harry Markowitz elaboró su Teoría de Selección del Portafolio en 1952, riesgo y rentabilidad son una pareja indisoluble que los inversores se esfuerzan por combinar de la manera más conveniente, es decir tratando de reducir el riesgo sin perder rentabilidad. Pero ¿cómo medir el nivel de tolerancia al riesgo que un inversor está dispuesto a soportar cuando lo que está en juego no es una pérdida financiera, sino directamente la vida misma?

Visto desde esta perspectiva, resulta difícil comprender cómo el índice Kospi de la bolsa de Seúl (capital de Corea del Sur), lleva ganado un 15% desde principios de año, en paralelo a la formidable escalada de tensión que se vive entre su vecino de Corea del Norte y EE.UU. Y, sobre todo, cuando se tiene en cuenta que Seúl se encuentra a tan solo 52 kilómetros de la frontera con su belicoso vecino, es decir menos que la distancia entre Buenos Aires y La Plata.

Pero la realidad indica que la principal bolsa surcoreana goza de muy buena salud, por más que a muy corta distancia exista un peligro real capaz de borrar del mapa a buena parte de Corea del Sur.

Además, si bien los inversores surcoreanos están acostumbrados desde hace rato a vivir al lado de un polvorín como es el régimen dirigido por Kim Jong-un, la escalada de tensión que se viene sucediendo desde que Donald Trump asumió la presidencia estadounidense en enero pasado debería haber provocado un movimiento de pánico en el índice Kospi.

Sin embargo, a pesar de los sucesivos ensayos nucleares realizados por Corea del Norte, siendo el más impactante el que ocurrió el pasado 3 de septiembre mediante una bomba de hidrógeno, la escala de riesgo de los inversores no parece conmoverse de la misma manera que la de Richter, que mide los temblores provocados por cada prueba nuclear.

"La reacción es muy limitada, hecho que puede ser sorprendente teniendo en cuenta el riesgo de escalada entre dos dirigentes (Kim Jong-un y Donald Trump) que no dialogan y que solo le hablan a sus respectivos públicos. Existen riesgos de que la situación se recaliente, pero eso no hace caer a la bolsa. Por ahora no hubo corridas financieras", afirmó Karine Him, analista de East Capital.

El pastorcito y el lobo

En realidad, son tantas las veces que los habitantes de Corea del Sur tuvieron que prepararse para un ataque inminente de sus vecinos, que ya nadie cree en la posibilidad real de una invasión militar del país, o de que los misiles que viene probando el régimen de Kim Jong-un terminen siendo dirigidos hacia Seúl y las principales ciudades surcoreanas.

Además, como la posibilidad de borrar del mapa a Seúl es tan grande (el gobierno norcoreano ya dio muestras suficientes de que no está fanfarroneando con la capacidad nuclear que posee), probablemente todos los inversores hayan asumido que no vale más la pena preocuparse por un riesgo que los supera tan ampliamente.

De acuerdo con Him, "para los mercados, resulta bastante difícil imaginarse lo que podría suceder en caso de que las cosas degeneren, lo que además no sería solo un problema coreano. A pesar de todo, la probabilidad de un conflicto armado en la península coreana sigue siendo bajo".

Sin embargo, el impulso del índice Kospi parece haber sentido algo de este peligro latente. Porque hasta el 24 de julio, cuando tocó su techo en este rally alcista, la bolsa llevaba ganado casi un 21% desde el 1´ de enero, pero a partir de ahí perdió alrededor de 5 puntos. Para los analistas, el cambio de tendencia se debió a que el gobierno estadounidense pidió a sus ciudadanos en Corea del Norte que salieran del país "inmediatamente". Una medida que fue interpretada como paso previo a un posible ataque preventivo al régimen norcoreano.

Es que si uno se guía por los tweets y declaraciones de Trump relacionados con Corea del Norte, lo único que le queda imaginarse es que se terminará desencadenando una guerra, que con toda seguridad implicará armamento nuclear. "Más le vale a Corea del Norte no hacer más amenazas a EE.UU. Se encontrará con un fuego y una furia nunca vistos en el mundo", sostuvo amenazante el presidente estadounidense hace un mes atrás.

Una economía sólida

Pero el hecho de acostumbrarse a convivir al lado de una dictadura que permanentemente amenaza con usar su arsenal nuclear no alcanza para explicar por qué el Kospi tuvo este rally alcista en 2017. En ese sentido, los fundamentals económicos que exhibe Corea del Sur son buenos. Por otra parte, la crisis política que estalló en marzo pasado con la destitución de la ex presidenta Park Geun-hye por corrupción ya fue superada tras la elección en mayo de su sucesor, Moon Jae-in.

Y además, las medidas de estímulo económico y fiscal tomadas por el nuevo gobierno sirvieron para darle mayor impulso a la economía (baja de impuestos para la clase media, reducción de tarifas en telecomunicaciones, suba del salario mínimo y apoyo a las pymes), aparte de que la bolsa aprovecha el buen momento que atraviesan acciones tecnológicas como Samsung y Hynix. Para Him, "La mayoría de los mercados asiáticos obtienen muy buenos resultados desde principios de año. Los flujos son positivos en Asia, gracias a que los inversores apuestan por la aceleración del crecimiento económico global y la suba de las exportaciones". Un panorama optimista que puede cambiar en cualquier momento si alguien tiene la mala idea de apretar el botón rojo.

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