Sólo un acuerdo por la deuda calmaría el apetito por la divisa

En los 123 días que se cumplen hoy desde que comenzó el Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (ASPO), el Gobierno no ahorró en medidas destinadas a aplanar la curva del dólar financiero. Tampoco tuvo demasiados reparos a la hora de ajustar el cepo cambiario, luego de que las reservas internacionales del Banco Central (BCRA) perforaran el piso de u$s 43.000 millones por primera vez desde enero de 2017.

Sin embargo, el apetito por el dólar aún persiste. Y si bien muchas de las medidas tomadas desde el Ejecutivo tuvieron un efecto anestésico para las distintas variantes de la divisa, la fiebre por el dólar no desaparece. Es que más allá del efecto transitorio que puedan tener las distintas regulaciones, dentro del mercado la coincidencia es que la demanda no se aplacará hasta tanto se despeje la incertidumbre en torno a la reestructuración de la deuda y el programa fiscal y monetario futuro.

"A medida que el BCRA va cerrando distintos grifos, lo que hace es derivar la demanda al blue y genera presión sobre un mercado que no puede controlar, al no haber regulaciones que lo alcancen. No se baja la demanda porque haya una opción de ahorro más atractiva, sino que lo que se hace es reprimirla. Ahora bien, en el camino siempre se va desprendiendo una parte, no toda la presión recae en el blue", explica Matías Rajnerman, economista jefe de Ecolatina.

Para Martín Vauthier, economista y director de Eco Go, en los últimos meses "se generó una maraña de regulaciones como consecuencia de una presión cambiaria muy significativa, vinculada a la incertidumbre en torno a la renegociación de la deuda y al programa fiscal y monetario hacia adelante". Estas regulaciones, alertó Vauthier, "generan problemas en las operaciones de las empresas" y "afectan la productividad en el mediano plazo". Y es por ello que consideró: "A medida que se vayan levantando las restricciones a la movilidad vinculadas a la pandemia, algo que estuvo anestesiando a la inflación en los últimos meses, si la incertidumbre se mantiene, estas regulaciones van a ir perdiendo eficiencia".

"Creo que en el mediano plazo es importante que estas regulaciones sean transitorias, que el Gobierno avance en despejar el frente financiero vía una renegociación completa y exitosa de la deuda, y vía un programa fiscal y monetario que brinde previsibilidad", analizó Vauthier. 

Mirando hacia adelante, Rajnerman sumó: "Creo que si la negociación por la deuda sigue encaminada, debería empezar a bajar la presión. La reestructuración de la deuda no va a eliminar el apetito por el dólar, pero sí lo puede atenuar".

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