Claudio Cesario, Presidente de la Asociación de Bancos de la Argentina (ABA)

“Los bancos quieren crecer en clientes, no tener negocios con el sector público"

El número uno de la asociación habla sobre el impacto de las tasas en el crédito, las Leliq, la situación del sistema financiero y la visión que existe en el exterior sobre este momento de la Argentina.

Desde su oficina en el piso 23 de San Martín al 300, plena city porteña, Claudio Cesario divisa varias de las sedes de los principales bancos extranjeros que forman parte de ABA (Asociación de Bancos de la Argentina), la entidad que preside desde 2011. Abogado de profesión –fue director de Legales del Santander Río a fines de los '90 y luego ocupó otros cargos dentro de la entidad de capital español durante más de una década–, desarrolló casi toda su carrera vinculado al sector bancario. En una entrevista con APERTURA, habló sobre la situación del sistema financiero en este momento caliente de tasas de interés por encima del 60%, retracción del crédito y licitaciones diarias de Leliq. “Los bancos del sistema quieren crecer en clientes, no quieren tener negocios con el sector público o tener el 50% de su rentabilidad atado a un resultado financiero vinculado al sector público , lanza.

¿Cuál es la situación de los bancos?

Para decir cómo está el sistema financiero hay que remontarse a 2018, cuando tuvimos casi la tormenta perfecta entre la sequía, el mercado internacional y la batalla comercial entre los Estados Unidos y China. Todo eso cambió el panorama. El crédito venía creciendo en todos los segmentos y los bancos competían para darle asistencia crediticia a los sectores en crecimiento. La batalla era pelear por la liquidez.

Pero quedó demostrado que el sistema salió bien parado de la última crisis, que fue cambiaria y no bancaria. Quienes querían retirar pesos lo hacían y quienes querían retirar o comprar dólares, también. Poco tiempo después se dio que los depósitos en moneda extranjera y local empezaron a crecer en pesos producto de la tasa que fijó el Banco Central. El sistema está sólido, líquido y salió de un problema respetando los contratos, haciendo lo que nunca se hace en la Argentina. No hubo ningún fallido y creo que eso es una muestra de solidez y de curva de aprendizaje.

¿En qué nivel está la mora? ¿Aumentó con la crisis?

La mora es baja en términos históricos y en comparación con otros países de la región. Estamos en 3% y en otros países, entre 5 y 6. No se observa quiebre de la cadena de pagos, que está resentida pero no vemos problemas de corte en la cadena de pagos.

¿Las tasas tan altas no están afectando la cadena?

La crítica que pueden hacer quienes están del otro lado del mostrador es que las tasas están muy altas. Con estas tasas se mata la producción, dicen. Pero la producción no se mata por el costo financiero del capital de trabajo. Porque el gran déficit del sistema financiero es que es muy pequeño en términos de créditos sobre el PBI, que hoy es del 14%. Como mucho tuvimos un 18%, y llegamos a estar en 10-12. Esto significa que las empresas y los individuos no están endeudados, por lo tanto la variable costo de crédito no afecta a la mayoría. El 80%de las pymes se autofinancian.

La liquidez era una preocupación antes de la crisis. ¿Ahora?

El sistema está muy líquido. Se instaló en la prensa que las tasas de las Leliq no se traspasan 100% al depositante. Y en realidad es cierto, pero un poco menos. No se traspasa porque de lo que recibo por Leliq tengo que hacer encaje. Un 25% va entre el 20 al 0%, y un 5% al 26, por lo tanto baja. Por otro lado tengo un descalce de plazos, lo que tenemos es exceso de liquidez en pesos. Llega un punto donde seguir tomando depósitos en pesos para depositar en el BCRA en Leliq no tiene sentido. Yo quiero tomar pesos para darle préstamos a la gente, no quiero seguir poniendo plata en Leliq, más si estoy líquido.

¿Y la demanda de crédito?

Con la tasa como está, la demanda de crédito no tira, se está creciendo en depósitos y por eso los bancos pueden depositar en Leliq. Si no todos optarían por prestarle al sector privado, no al sector público. Los bancos de ABA tienen políticas de crédito más ácidas que lo que establece el Banco Central. La Leliq es crédito al BCRA pero los bancos del sistema quieren crecer en clientes, no quieren tener negocios con el sector público o tener el 50 por ciento de su rentabilidad atada a un resultado financiero vinculado al sector público. Para eso, en vez de tener un banco con 100, 200, 300 sucursales, te dedicás a tener una mesa de dinero. El costo de mantener una sucursal es altísimo.

Sobre el descalce de plazos y las Leliq, ¿lo ve como un problema? Se habla de la posibilidad de Leliq más largas...

Hay conversaciones con el BCRA para optimizar el instrumento y que la política monetaria sea en los términos que nos conviene a todos: que se mantenga estabilizado el dólar, que no haya saltos, que las variaciones sean acordes a la inflación. Si el banco estirará o no las Leliq es potestad de ellos. El BCRA es cauteloso. En algún momento la baja de la tasa fue muy pronunciada y la gente se empezó a volcar al dólar. Ahora la subió y creo que está bien, se tiene que mover con cautela porque en un año electoral hay que preservar la estabilidad cambiaria para que la gente no se asuste.

Sangre, sudor y lágrimas

¿Cuánto tiempo se puede vivir con estas tasas y este esquema de bandas cambiarias? Muchos economistas recalcan que se trata de un plan de emergencia, no de estabilización...

Algunos, más liberales, dicen eso, como (Carlos) Melconian. (Miguel Ángel) Broda dice que no es un plan picapiedra, como dicen, sino que es muy lúdico, pero en el mundo matemático cierra. Hoy vemos que funciona a fuerza de sangre, sudor y lágrimas. Si me preguntás cuál es la posición de los bancos respecto a la demanda de dólares, la gente vende, no está comprando, no hay demanda de público minorista ávida de ir al dólar. Las empresas para el comercio exterior sí lo hacen. Pero al tener un mercado tan chiquito, con tres o cuatro operaciones grandes te suben o te lo bajan (el precio del dólar).

¿Cree que esta situación se prolongará hasta las elecciones?

Seguramente. Es difícil que lo cambien. Probablemente harán ajustes de 3 o 4 cosas en la medida que baje la inflación y se estabilice la moneda. Tener el dólar flotante protege de los shocks externos y está funcionando. Si la inflación va a la baja, seguramente las tasas también, y la economía tendería a una mayor movilización. El sistema argentino después de 2001 está sólido, líquido, no tiene descalce de moneda. El sistema se divide dos tercios en depósitos en pesos y un tercio en moneda extranjera. Es récord el monto de los depósitos en moneda extranjera y no vemos volatilidad en eso. Solo les prestamos dólares a quienes hacen algo linkeado al dólar, sea exportación directa o un proveedor del exportador. Y eso está bien.

A la industria le afecta más la inflación y la volatilidad del dólar que la tasa, porque en términos del 10-15 por ciento de créditos sobre PBI, el sistema es chiquito. Tiene que crecer y para eso debemos recrear el valor de nuestra moneda.

Más allá de la macro, ¿hay algo que puedan hacer los bancos para hacer crecer el sistema y bancarizar al sector informal?

Tenemos otra ancla. La gente va a la informalidad porque hay una presión tributaria que es del 35%, frente a un 24% de Brasil. Esto significa que el sector privado argentino le da al Estado entre 7 y 8 puntos de PBI de diferencia con lo que se aporta en Brasil. Si alguien quiere poner una empresa, la va a poner en Brasil, se ahorra esa diferencia. Entre las reformas que se debe la Argentina, está el plano fiscal. No solo la Nación, que hizo los deberes y empezó a reducir la presión tributaria. Hoy, de las provincias, 20 son superavitarias pero ninguna bajó los impuestos. Y los municipios tampoco. Hay tasas de seguridad e higiene de $ 6 millones por tener una sucursal abierta. Y los cajeros automáticos pagan un adicional. Las tasas e impuestos se traspasan a los clientes y pegan directo en el bolsillo del consumidor. La Argentina tiene un costo hundido que nos va haciendo inviables.

¿Qué percepción hay en las casas matrices de los socios de ABA respecto de la Argentina hoy?

La mayoría de los accionistas siempre están apostando por una Argentina distinta. Están desde hace muchos años y para quedarse, es una decisión de estrategia comercial. Pero entre los argentinos no nos ponemos de acuerdo para definir qué es lo que somos para explicarle a alguien de afuera. Es cierto que el actual Gobierno pudo mostrar una Argentina distinta, o más atractiva. En los últimos 12 años el país se había convertido en una especie de isla, eso no lleva a ningún lado. El mundo te compra si te vende.

No somos un país rico pero tenemos potencial de serlo. Tenemos muchos recursos y en algún momento hay que ponerlos en valor. El gobierno de Cambiemos o el que venga tendrá que ordenar lo que tenga que ordenar porque si no se lo va a ordenar el mercado. Y todos los ajustes que se hacen por el mercado son siempre más desordenados. Lo del año pasado fue una muestra de eso. Tenemos que adelantarnos

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