Euforia en los mercados: Wall Street tuvo el mejor arranque desde 1987

En el mes de enero, el índice S&P 500 ganó un 7,8%, mientras que el Nasdaq creció un 9,3%. A pesar de las preocupaciones de 2018, las bolsas volvieron a ser atractivas, gracias a la conjunción de cuatro factores

"La esquizofrenia tiene sus paraísos, del mismo modo que sus infiernos y sus purgatorios", reflejó el célebre escritor Aldous Huxley, algo que los mercados financieros internacionales están percibiendo en toda su dimensión. Porque pasar del "infierno" más temido al "paraíso" menos esperado en tan solo 60 días habla del estado de desequilibrio y ansiedad en el que viven sumidos hoy los analistas, operadores e inversorebursátiles. Si a principios de diciembre todos esperaban en 2019 la hecatombe, dos meses después están eufóricos por el mejor arranque del año desde 1987.

Los números hablan por sí solos: en enero, el índice S&P 500 ganó un 7,8%, mientras que el Nasdaq de acciones tecnológicas creció un 9,3%. Y los resultados son aún mejores si se los mide desde la Navidad de 2018: +15,1% para el S&P 500 y +17,7% para el Nasdaq. Pero incluso se puede decir lo mismo en las demás principales bolsas: todas respiraron cuando vieron que el fin del mundo quedaba postergado. Como dijo el ex presidente Carlos Menem, "nadie se muere en las vísperas".

Es que el panorama financiero lucía mucho más sombrío a fines de 2018. Porque la guerra comercial desatada entre EEUU y China en marzo del año pasado terminó perjudicando a las expectativas de todos los mercados, con una comprensible preocupación de cara a 2019, frente al riesgo de desaceleración de la economía mundial y de shocks políticos, como el que sufrió la Argentina con la corrida cambiaria y posterior megadevaluación del peso.

Por otro lado, la decisión de la Reserva Federal de profundizar su política monetaria restrictiva, con subas periódicas en la tasa de interés de referencia, fue otra señal de que se estaba terminando la era del dinero barato, que en gran parte había permitido alcanzar el rally alcista más largo de la historia de Wall Street. Y los mercados financieros acusaron de mala manera esa quita de "anabólicos". Porque la vida sin estímulos adicionales puede llegar a ser muy dura cuando uno se acostumbró a ellos. En este caso, los famosos "esteroides" fueron los sucesivos programas de "Quantitative Easing" (QE), la política monetaria ultra expansiva que pusieron en marcha la Fed y el Banco Central Europeo para evitar el derrumbe de las economías estadounidense y europea, respectivamente, tras la crisis subprime de 2008.

¿Qué ocurrió para que el "humor de los mercados", esa frase hecha que se usa como latiguillo en casi todas las notas de finanzas, cambiara de manera tan significativa en menos de dos meses? Los analistas lo justifican por la coincidencia de cuatro factores, como si se trataran de planetas alineados.

En primer lugar, la Fed modificó su manera de ver el futuro. Incluso algunos espíritus maliciosos podrían llegar a pensar que su jefe, Jerome Powell, pudo haber sacrificado un poco de la independencia del organismo a cambio de que el presidente Donald Trump dejara de tomarlo como chivo expiatorio.

"El problema viene de la Fed, que está cometiendo el error de mostrarse tan estricta. Creo que se volvió loca", expresaba el magnate con su particular estilo barroco, furioso porque sus funcionarios habían fijado la tasa de interés en un piso del 2%. "La economía se encuentra en niveles récord y no quiero desacelerarla ni siquiera un poquito, particularmente cuando no tenemos problemas con la inflación", explicaba en una entrevista por televisión.

Powell entendió el mensaje y salió a decir lo que todos los mercados ansiaban escuchar: "Seremos pacientes mientras vemos cómo evoluciona la economía". Eso tranquilizó a los inversores, que temían que la Fed enfriara demasiado rápido la economía. Encima, James Bullard, presidente de la Reserva Federal de San Luis, fue aún más explícito: "La paciencia, para la Fed, puede representar un buen par de años".

El segundo factor que permitió el rally bursátil de enero fue lo sólida que se encuentra la economía estadounidense. Los buenos datos del empleo y el rebote del índice de la producción ISM muestran que el país sigue creciendo a buen ritmo.

En ese sentido, las expectativas negativas de diciembre podrían interpretarse como una sobrerreacción de los mercados, que apostaban al inicio del ciclo bajista en las bolsas y creían que el crecimiento económico iba a desacelerarse. Como reza la famosa frase del Premio Nobel Paul Samuelson, "Los mercados bursátiles anticiparon nueve de las últimas cinco recesiones".

Además, el conflicto comercial que se desató en 2018 entre EEUU y China podría llegar a una solución en los próximos meses. Por lo menos, esa es la visión que hoy tienen los mercados, lo que no signifique que posean la bola de cristal. Pero la tregua de 90 días que se concedieron ambos gobiernos para sentarse a negociar es una esperanza para todos, conscientes de que, sin acuerdo, terminan perdiendo ambas economías. Y de que Trump necesita un compromiso para exhibirlo como un triunfo político, de cara su reelección en 2020.

Por último, los buenos resultados del cuarto trimestre de 2018 que se publicaron en EEUU "llevaron tranquilidad a la población" bursátil, confirmando aquí también que los fundamentals de las empresas estadounidenses siguen siendo sólidos. Como bien hizo notar un informe del banco Barclays, "Los inversores eran muy prudentes con respecto a los resultados trimestrales y sus expectativas habían sido reducidas de manera agresiva". Otra vez, la sobrerreacción ante un escenario que se vislumbraba horrible. De todos modos, a pesar de la euforia, nadie está dispuesto a salir a festejar. Un escenario absolutamente esquizofrénico.

Temas relacionados
Más noticias de Wall Street

Las más leídas de Finanzas y Mercados

Destacadas de hoy

Cotizaciones

Noticias de tu interés