El Tesoro de EE.UU. alerta sobre la bola de nieve de deuda soberana americana
Según el organismo, el año 2024 podría marcar un quiebre, ya que los EE.UU. tendría que dedicar todo su financiamiento solo para pagar los intereses de la deuda
A primera vista, la pregunta parece absurda, e inimaginable en la primera potencia mundial, que todavía goza del hecho de poseer la moneda de reserva preferida por los mercados financieros internacionales. Imaginar un default de la deuda soberana estadounidense es casi un sinsentido, aún en las actuales circunstancias.
Pero un reciente informe del Departamento del Tesoro comienza a encender algunas luces amarillas en el tablero del gobierno del presidente Donald Trump, sobre todo si el magnate inmobiliario logra la reelección el año próximo. Porque lo que afirma este documento es que, si no se modifica el sendero de crecimiento del endeudamiento de EE.UU., en no más de cinco años el país deberá destinar el 100% de su financiamiento a pagar los intereses de la deuda. Un círculo vicioso que conoció la Argentina en más de una ocasión, al igual que muchos otros países emergentes.
Sin embargo, si bien hablar de que EE.UU. caiga en default parece de ciencia ficción, es bueno recordar que, hace no más de 15 años atrás, suponer que los bonos del Tesoro podían dejar de ser libres de riesgo también era considerado como algo perteneciente a la literatura fantástica.
A pesar de ello, la realidad puso las cosas en orden y, en 2011, la calificadora Standard & Poors rebajó la nota máxima de la deuda estadounidense, luego de que el Congreso no llegara a un acuerdo para reducir el déficit fiscal y, al mismo tiempo, lograra frenar el nivel de crecimiento de la deuda soberana.
Pero esta medida, que no fue acompañada por las otras agencias (Moodys y Fitch), no afectó a la confianza de los mercados, quienes prefirieron no castigar el cambio de nota de S&P y siguieron operando con los bonos del Tesoro como si fueran triple A.
Una advertencia
Este antecedente sirve para imaginar que, tal vez, la advertencia que ahora publica el Departamento del Tesoro, se quede en eso, una simple advertencia. Pero por otro lado, el país se embarcó hace varios años en un camino desconocido, que es el de dejar que su nivel de endeudamiento siga incrementándose sin pausa.
Con un déficit fiscal que ya llega al u$s 1 billón y que crece a razón de u$s 500.000 por minuto, hace rato que la deuda pública (más de u$s 22 billones) se parece a un barco a la deriva del que nadie puede sujetar el timón. En ese sentido, vale la pena hacer la experiencia de ver cómo se incrementa la deuda y el déficit en tiempo real, gracias al "Reloj de la Deuda Pública" (www.usdebtclock.org).
Hasta ahora, el gobierno estadounidense fue capaz de "domar" su endeudamiento, beneficiado por el derecho de señoreaje que le brinda el dólar y por colocar sus títulos de renta fija a tasas de interés por debajo del 3% anual.
Pero la alarma que encendió el informe muestra que esta cómoda situación puede no llegar a durar eternamente. Porque como si se tratara de un borracho que no es capaz de respetar ninguna cura de desintoxicación, el vínculo entre EE.UU. y su deuda se parece mucho a esta imagen, y cada vez más analistas temen que se llegue finalmente al precipicio del default o de una reestructuración inevitable de esta inmensa bola de nieve financiera.
Según el Tesoro, la primera consecuencia directa de esta bulimia en el nivel de endeudamiento se percibe en el monto de intereses que tiene que pagar el país. En el primer cuatrimestre de 2019 alcanzó los u$s 221.000 millones, más de un 10% con respecto al mismo período del año anterior. De seguir con este ritmo de crecimiento, estos intereses llegarán al récord anual de u$s 591.000 millones a fines de 2019.
Para poder pagar el gasto público (hoy superior a los u$s 4 billones) que no se encuentra cubierto con recursos propios, el Estado tiene que tomar crédito en los mercados financieros. En la medida en que el monto total de los intereses de la deuda no supere el déficit fiscal, el gobierno estadounidense cuenta con suficiente margen de maniobra para evitar el descalabro.
Sin margen
Por supuesto, lo que preocupa a los funcionarios del Tesoro es, justamente, el otro escenario, es decir si el total de los intereses llega a superar el déficit. Porque en ese caso habrá que destinar todo lo que se obtiene en los mercados para pagar únicamente los intereses de la deuda. Y ahí empieza el círculo vicioso que impide reducir el capital y, por lo tanto, el país pasa a depender de la evolución de las tasas de interés que se fijan en el mercado.
Este fue el caso que vivió América Latina durante los años 80, cuando se desató la crisis de la deuda que arrastró a buena parte de la región a una crisis económica muy profunda y que, en el caso de la Argentina, fue la antesala de la hiperinflación que acabó con el gobierno de Raúl Alfonsín.
En cuanto a la deuda soberana estadounidense, el informe plantea un escenario catástrofe dentro del cual los intereses podrían superar los u$s 700.000 millones en 2024, e incluso explotar hasta los u$s 1,2 billones.
Para países como China y Japón, que hoy son los mayores tenedores de bonos del Tesoro, con acreencias que superan el u$s 1 billón cada uno, este escenario les hace correr bastante frío por la espalda. Y más cuando se percibe otra vez una voluntad combativa en el Presidente Trump, quien acaba de anunciar una nueva suba de aranceles a las exportaciones chinas que llegan a EE.UU. Frente a este panorama, el default ya dejó de ser una opción inimaginable.