El Gobierno sale a sostener el consumo vía la banca pública

La Secretaría de Finanzas solicitó al BICE, el Ciudad, el Nación y el Provincia que financien fideicomisos al consumo, mecanismo por el que se abastecen de liquidez las cadenas de electro. Durante mayo y junio se prorrogaron y suspendieron varias colocaciones porque no había mercado: es que el premio por la liquidez para los FCI es muy alto. Todas las colocaciones que se concretaron se colocaron muy justas

La Secretaría de Finanzas pidió a los bancos públicos (Nación, Ciudad, Provincia y BICE) que salgan a apoyar los fideicomisos al consumo, que es el mecanismo por el cual se abastecen de liquidez las cadenas de electro para vender heladeras y televisores.

Es que la caída de Carsa (uno de los dueños de Musimundo, que se presentó en concurso de acreedores) provocó que la banca privada prefiera otro tipo de instrumentos más conservadores a la hora de invertir: "A estas tasas, seguimos yendo a Lebac, más que nada por la liquidez, ya que la Lebac es liquidez inmediata, lo que vale unos cuantos puntos", precisa el director financiero de una entidad privada.

Debido a que los fondos comunes de inversión perdieron inversores, dejaron de participar en las licitaciones de los fideicomisos y se dificultó la colocación de nuevas series, sobre todo de consumo, lo cual enfría la actividad. Por tal motivo el gobierno está indicando a los bancos oficiales que provisionalmente cubran el lugar que antes ocupaban los fondos.

El presidente de uno de los grandes bancos detalla que el valor presente neto de estos fideicomisos se elevó hasta el 57%, pero con la Lebac el emisor es completamente seguro: "Por eso el Gobierno quiere fortalecer la participación de la banca pública, porque ven que las entidades privadas se pueden correr y estos instrumentos son fundamentales para la venta de heladeras y televisores. Pero los bancos tenemos la liquidez contraída por los 5 puntos de encaje".

En mayo se emitieron apenas 9 fideicomisos financieros (FF) por un total de u$s 67 millones, un 74% menos que en mayo del año pasado. Desde enero hasta mayo sólo se emitieron 61 FF, contra 78 del mismo período del año pasado y 83 del anterior.

Cristian Villarroel, gere

nte de Estructuras y Mandatos, comenta que el problema comenzó con la suba de tasas, se agravó con la salida de fondos que tuvieron los fondos comunes de inversión (FCI) t+1 durante mayo (compradores fuertes de FF), y colapsó con el concurso de Carsa. Durante mayo y junio, se prorrogaron y suspendieron varias colocaciones de FF porque no había mercado: el premio por la liquidez para los FCI es muy alto. Todas las colocaciones que sucedieron se colocaron muy justas: "Claramente esto impacta en el financiamiento. Ruido y rumores con el retail hay, por eso también muchos FCI no quieren comprar esos productos. Las TNA que pedían los inversores en abril era de 25%, en junio de 45%. A ello sumale el costo de las estructuras de los FF (fiduciario, calificadora, abogados) hace que los CFT estén en 55% promedio".

Esto provocó que la Secretaría de Finanzas convocó a reunirse a la cámara de FCI para ver por qué los FCI no estaban comprando FF. En teoría los FCI del BNA (Pellegrini) y el del BAPRO iban a participar más de las emisiones.

"La cantidad de emisiones de FF se redujo casi a la mitad comparando abril con junio 2018. A este ritmo, la cantidad de emisiones de FF en 2018 va a caer 20-25%", estima Villarroel.

Miguel Zielonka, director de Econviews, advierte que la caída de ventas y un incentivo financiero (durante el concurso preventivo se interrumpe el pago de intereses) es lo que llevó a Carsa a concursarse. Los inversores en los FF que estén ya emitidos deberían estar protegidos por la colateralización de la cartera, pero va a ser difícil convencer a los inversores de que compren nuevos papeles por un tiempo: "La financiación de bienes de consumo durable a través del mercado de capitales va a quedar afectada por un tiempo. Los bancos tendrán que tomar una parte de ese espacio con la financiación bancaria, ya sea en personales o en tarjetas, porque los inversores institucionales no quieren problemas ni tener que explicar a sus clientes si invirtieron en un papel que después no paga".

Alejandro Banzas, de Reporte Económico, sostiene que Carsa tiene una deuda de $ 1900 millones con el sistema financiero: "Ya se juntaron los bancos y están viendo de llegar a una refinanciación donde levanten el pedido de concurso, pero esto generó ruido en el sector; además, el retail va a tener el efecto propio de la baja de consumo".

La novedad es que los retailers quieren bajar los meses de inventario (el lapso de tiempo que tienen los productos en sus bodegas) de entre cuatro a seis meses que tenían antes a entre 45 o 60 días ahora, para tener menos capital inmovilizado en sus depósitos. "Representa una dificultad logística enorme para hacer una distribución nacional, ya que entre el envío y el acopio resulta mucho más complejo. Entonces el volumen se para, de modo que puedan vender lo que ya tienen, pero dejan de comprar a los fabricantes", se sinceran desde un retail.

"Carsa generó que el seguro baje también la cantidad de los montos, con fabricantes a quienes no les pagó todavía porque dicen que Carsa no está en quiebra, sino en convocatoria, con lo cual lo que hizo fue minimizar los riesgos para las futuras operaciones. Pero poner un límite de crédito más bajo provoca órdenes de compra por menos volumen. Sumado a la decisión de los retailers de tener menos stock y el menor poder adquisitivo de la gente, provocará una baja en las ventas", revela en off the record un conocedor de la industria.

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