Dólar, internas, la venganza de Melco y la arriesgada propuesta de Sanz por Peña

Gobernabilidad y economía. En esos términos podría definirse el epicentro del desafío que cifran los días venideros para la Casa Rosada, los nudos que el Gobierno deberá desatar para poder aspirar a la carrera electoral. Por un lado, los empresarios españoles que se entrevistaron con el presidente en la visita de Estado de la última semana, le manifestaron a Macri sus reservas con respecto a las promesas de "estabilidad económica" y "reglas del juego claras". El mantra de la necesidad de inversiones también impregnó los diálogos, pero está claro que, como si se tratara de un mal endémico, aún persiste el escepticismo ibérico con respecto a los argentinos y sus ciclos políticos, especialmente en cuestiones nada menores como lo es la gobernabilidad.

Vinculado con esto último, la pelea con el frente gremial docente amenaza con escalar poniendo en jaque la tarea de anular la creencia de que un gobierno no peronista la tiene siempre difícil. El Gobierno piensa que si los sindicalistas no aceptan la conciliación obligatoria podría emitir un decreto con un incremento del 18% y hasta suspender los estatutos gremiales. La pelea, tampoco retacea componente político del otro lado, donde el referente Roberto Baradel da batalla para no quedar aislado y sin posibilidades de reelección en su gremio Suteba, al margen de las aspiraciones a conducir la nueva CTA unificada que podría ver la luz pronto.

En el plano doméstico el debate por el tipo de cambio se renueva.

En rigor, lo nuevo es que la grieta parece haber encontrado un lugar en el Banco Central.


La indoblegable tendencia descendente del dólar parece preocupar a algunos funcionarios en la misma proporción que los tranquiliza ideológicamente a otros. Por un lado están los "intervencionistas", que se mantienen expectantes (y tensos) cada vez que el dólar cruza hacia abajo la barrera de los 16 pesos. Por otro, los promotores del libre mercado, se muestran aliviados por la impronta que la oferta y la demanda definen para el billete estadounidense.

Sabido es que la paradoja está servida con una economía que no da señales de recuperación pero que, entre sus mayores problemas, puede asumir que le sobran "demasiados" dólares. El blanqueo, la liquidación de exportaciones pero, sobre todo, las emisiones de deuda que se están realizando en el mercado internacional le están propinando al país una paliza cambiaria.

La onda expansiva llegó hasta el Palacio de Hacienda.

Las definiciones del Banco Central se transformaron en repentinas y urgentes declaraciones del ministro Nicolás Dujovne, respecto del tipo de cambio.

Dujovne señaló que el tipo de cambio actual a 16 pesos permite que la economía se desenvuelva en forma normal, retomando el argumento que expusiera días antes de ser nominado en un artículo de la prensa.

Según el funcionario, la Argentina no sufre atraso cambiario. En todo caso, el camino que deberá recorrerse de ahora en más es el de mejorar la competitividad achicando costos que forman parte sustancial del precio de venta de un producto.

Entre ellos, propone reducir los gastos en logística, lograr una mayor eficiencia de los servicios estatales y alivianar la pesada carga impositiva que recae sobre las compañías que operan en sectores clave de actividad.

El funcionario recalca que no hay que enfocarse solamente en el tipo de cambio, al tiempo que señala que este Gobierno ha dado pasos muy importantes para contar con una mejor ecuación cambiaria. Lo dijo en el marco del lanzamiento de las nuevas metas fiscales, lo que se supone que es una especie de cinturón gástrico del gasto público.

Al mismo tiempo, la falta de resultados impulsó a economistas cercanos al Gobierno a condensar opiniones vinculadas al destino errático de la actividad, la caída de la industria y la construcción en tiempos de déficit fiscal. La crítica más detallada le recomienda a Sturzenegger y a Dujovne que se junten a tomar un café y así pueden coordinar la reducción del déficit con las metas de inflación. En la síntesis, el déficit crea la necesidad de financiarse, con emisión monetaria (en el kirchnerismo) y con deuda ahora, pero en la City dudan que ambos estén en sintonía.

La alarma se encendió cuando un periodista le preguntó a Dujovne cómo pensaba recuperar la economía y si las "metas fiscales" guardaban algún tipo de relación con ese objetivo, a lo que el ministro respondió que la gente no tiene idea qué tan importante son las cuentas públicas para los inversores.

Por si fuera poca cosa, las críticas se volvieron aún más ácidas cuando, en lo que es un capítulo más de la novela "Fuego amigo", el ex presidente del Nación Carlos Melconian dijo, en una charla privada con banqueros en Uruguay que hay que prestar atención a la dolarización que indirectamente está promoviendo el Gobierno. El economista reactivó los resortes de la amenaza latente que esconde el programa económico (si es que existe) cuando, a un mes de haber sido desplazado de la entidad pública, puso en duda la estabilidad macroeconómica. "En algún momento Argentina tiene que decidir la estabilidad de su moneda; tiene que decidir si quiere tener una moneda local porque tenemos un nuevo récord de dolarización en portafolio", alertó.

En su charla, afirmó que los principales temas de la agenda económica en los últimos 50 años "no fueron solucionados", mencionó al "déficit fiscal" y "la crisis de financiamiento" pero no se olvidó de la inflación, los extremos cambiarios, el crédito, la inversión estable, las colocaciones internacionales más problemas de empleo y pobreza.

Pero más repercusiones generará el revés que los partidarios de la UCR parecen estar a punto de propinarles a sus propios socios en la alianza Cambiemos. En el encuentro de las últimas horas en Villa Giardino, Córdoba, el ala económica radical (con aspiraciones a integrar la boleta partidaria) propinó golpes bajos a un auditorio que, de boca de sus propios referentes, se enteró que las inversiones no llegan, las elecciones podrían perderse en la provincia de Buenos Aires, la pobreza sube en lugar de bajar, las correcciones económicas generaron alto costo político y los errores no forzados lo hicieron aún más. Pero todo pareció condensarse en un solo pedido cuando uno de los economistas de Cambiemos, de extracción radical que suena para diputado, se lanzó en una arriesgada pirueta retórica, cuando ensayó la fórmula de reemplazar al jefe de Gabinete Marcos Peña por el radical Ernesto Sanz. "Nos hubiésemos ahorrado muchos problemas si Sanz hubiese estado al frente", dijo.

Como se mencionó más arriba, al Gobierno le fue complicado traerse de España anuncios de inversiones. En las últimas horas de la semana, era comentario en las redes sociales que incluso el "contador de inversiones" con el que solía incentivarse el ex ministro Prat Gay y que a fin de año había superado los u$s 53.000 millones en supuestos anuncios, ahora estaba sin información, con el sitio del Ministerio e proceso de actualización. "Parece que no hay nada en esa ubicación", rezaba el sitio Web. Sinceridad, que le dicen.
Temas relacionados
Más noticias de dólar

Las más leídas de Finanzas y Mercados

Destacadas de hoy

Cotizaciones

Noticias de tu interés