Xi Jinping prepara a China para enfrentar una larga guerra comercial

Mientras el líder del gigante oriental cuenta con el respaldo del aparato estatal, Trump debe enfrentar a sectores poderosos, como el agro, que se quejan por los aranceles

Mientras recrudece la disputa comercial entre China y EE.UU., reaparecen en la televisión estatal china algunas películas clásicas sobre"la guerra para resistir la agresión estadounidense y ayudar a Corea", tal como se conoce en China a la guerra coreana de los años '50.

Para los analistas ésta es una de las muchas señales en China que sugieren que se va a prolongar el conflicto comercial con Washington. Xi Jinping, el presidente comunista chino, se muestra reacio a aceptar los términos humillantes exigidos por el presidente estadounidense Donald Trump para poner fin a la pelea comercial entre los dos países, por lo que se está preparando para introducir a su país en una guerra comercial sin cuartel contra el mayor poder económico y tecnológico del mundo, de la misma manera que Mao Zedong envió "voluntarios" chinos para enfrentar a las fuerzas estadounidenses en la guerra de Corea durante cuatro largos y sangrientos años en la década de 1950.

"El hecho de que la mayor parte de este acuerdo exige a China hacer esto y aquello no es aceptable para la audiencia nacional", dijo un allegado a las conversaciones en Beijing.

Al igual que la decisión de Mao de entrar en el conflicto coreano, a primera vista la decisión de Xi parece temeraria. Hace sesenta años, las tropas mal equipadas de Mao se enfrentaron en Corea a una fuerza militar estadounidense tecnológicamente superior. Hoy, la economía de China depende mucho más de sus exportaciones a EE.UU. que Norteamérica de sus ventas a China. Después de 30 años de crecimiento de casi dos dígitos, la segunda economía más grande del mundo también está entrando en un período de desaceleración, lo que en la clase media y entre los entrepreneurs privados provoca una creciente inquietud sobre la movilidad social y el énfasis de Xi en las empresas estatales. Mientras tanto, la economía estadounidense se acelera.

Pero al igual que las fuerzas chinas se enfrentaron al mayor poder de fuego de EE.UU. y forzaron un impasse en Corea, al enviar una enorme cantidad de tropas y mostrando una tolerancia mucho mayor a las masivas bajas, Xi cree que puede dirigir una guerra comercial exitosa respaldada por toda la sociedad china.

Los funcionarios chinos creen que tienen dos ventajas frente a su adversario estadounidense en la próxima fase de la guerra comercial. La primera es el control de las palancas de mando del Estado que sueña tener Trump. Las instituciones estadounidenses, como la Reserva Federal o la Cámara de Representantes, se han resistido a la presión del líder estadounidense, pero Xi sólo necesita chasquear los dedos y el gobierno, la legislatura, los medios de comunicación y el sistema bancario controlados por el gobierno de China cumplirán sus órdenes.

Trump, su secretario del Tesoro y su principal asesor económico tratan de "animar" constantemente a los mercados de valores estadounidenses. El partido comunista chino tiene un "equipo nacional" de casas de bolsa estatales, bancos y gigantes corporativos a su disposición para "comprar" los mercados chinos cuando sea necesario. Cuando el Índice Compuesto de Shanghái (SCI) cayó casi 6% a 2.906 puntos el día después de la última escalada de la guerra comercial de Trump, algunas personas enteradas sobre la respuesta del gobierno chino dijeron que al equipo nacional se le informó que la "línea en la arena" era 2.900. Al día siguiente el SCI repuntó.

La segunda ventaja de Xi es la histórica queja contra las potencias extranjeras que antes han "intimidado" y "humillado" a China, sentimiento que puede ser convenientemente avivado por los voceros de los medios del partido.

Cuando se filtraron las exigencias de la administración Trump al inicio de las negociaciones comerciales en mayo de 2018, la indignación de muchos chinos era genuina. Friedrich Wu, profesor de la Universidad Tecnológica de Nanyang en Singapur, resumió ese sentimiento cuando las describió "una lista de condiciones de rendición para China". "Si hay un desacople de las dos economías, que así sea. El pueblo chino puede soportar más dolor que los malcriados y arrogantes norteamericanos".

Mientras tanto, Trump debe enfrentarse a grupos poderosos -productores agropecuarios, Wall Street, retailers, consumidores y medios de comunicación libres, entre otros- que se quejan enérgicamente del costo de los aranceles sobre las importaciones chinas y, al mismo tiempo, dudan de la sensatez de su estrategia.

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