BUSCA MAYOR TRANSPARENCIA, REDUCIR INTERMEDIARIOS Y NORMALIZAR UNA PR CTICA NOVEDOSA

Suiza quiere aplicar normativas ya existentes para operar con criptomonedas

El regulador financiero suizo someterá las ofertas iniciales de monedas (ICO) a la regulación sobre el blanqueo de dinero y el mercado de valores

Suiza, como centro financiero, tiene doble reputación. Por un lado, por funcionar como un reloj: es práctico, capaz y confiable. Por el otro, por el chocolate: indulgente y oscuro. Las entidades de banca privada del país aún viven de su fama de buenos facilitadores de evasión fiscal. Por lo tanto, es natural que hayan surgido sonrisas cómplices al conocerse la noticia de que Suiza quiere convertirse en país referente en criptomonedas y, particularmente, en ofertas iniciales de monedas (ICO, por sus siglas en inglés).

Los suizos rompieron filas con los numerosos países que decidieron impedir la proliferación de las ICO, proceso en el que a cambio de dinero se reciben tokens o una moneda digital creada a tal efecto. Esos tokens son intercambiables por servicios o activos, o se pueden retener con fines especulativos. Los fondos de las ICO en general se utilizan para el armado de un negocio.

La Autoridad Suiza de Supervisión del Mercado Financiero introdujo una serie de pautas diseñadas para facilitar la creación de un mercado ordenado, legítimo y en desarrollo para los fondos de las ICO. La misma pregunta debería plantearse para la estrategia de Suiza, para una misma ICO o para una criptomoneda, o cualquier uso de la tecnología blockchain (cadena de bloques) subyacente. Si no está ahí para facilitar la evasión fiscal, el lavado de dinero, o el fraude, ¿para qué sirve?

Las respuestas siempre vuelven a los mismos conceptos. La propiedad de cada unidad de valor en una red de blockchain tiene una verificación criptográfica para que sea imposible que un usuario invierta o intercambie lo que no es suyo. Por ende no hay ningún riesgo de contraparte, ni liquidación de operaciones ni intermediarios. Eso significa menos fricción, más transparencia y menos costos. O así dicen. En este contexto, las pautas suizas tienen mucha lógica, ya que deja más claro que rigen las regulaciones sobre lavado de dinero y mercado de valores. El sistema clasificará a las ICO en al menos una de tres categorías: pago, activos o servicios. Las tokens provenientes de ICO para pagos son transferibles y pueden usarse como medio de pago, y tendrán que cumplir con las regulaciones de lavado de dinero. Las tokens de la categoría activo prometen retornos, como los dividendos, intereses o derechos a ganancias. Ésas se regirán por la normativa de los títulos valores. Las tokens de servicios sólo son intercambiables por una aplicación o servicio.Una token que se puede usar como dinero fiduciario o como título valor debería estar regulada como tal. Y, por supuesto, es bienvenida cualquier innovación que limite los riesgos de contraparte y costos de transacción. El financiamiento, y en particular la recaudación de capital, es un sector que desesperadamente necesita tener una competencia más sólida y que baje costos. No se debería rechazar de antemano ninguna tecnología nueva con el potencial de introducir parte de esa competencia. Por lo tanto, en principio, hay mucho para decir a favor del enfoque de Suiza.

Por supuesto, el diablo estará en los detalles de la implementación y aplicación. La criptomoneda, debido a que ofrece algo muy nuevo y anónimo, se presta para el abuso el fraude y los robos ya son un problema. Tampoco queda claro si, finalmente, la tecnología blockchain eliminará los intermediarios y sus comisiones, o si simplemente introducirá una nueva clase de intermediarios. Y las burbujas especulativas e irracionales en las criptomonedas individuales podrían generar una fatal inestabilidad en el sistema en su conjunto. No se puede culpar a otros reguladores que optan por prohibirlas.

Sin embargo, como estructura básica, la estrategia de Suiza no es una locura. Se puede aventurar un experimento nacional porque en las ICO no parece haber suficiente dinero en juego como para presentar una amenaza sistémica. Si eso cambia, Suiza quizás tenga que hacer ajustes y rápido.

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