TRAS REDUCIR SUS COSTOS Y GANAR EXPERIENCIA, LAS EMPRESAS SUBEN EL RITMO DE PERFORACIÓN

Sólido regreso de las compañías de shale norteamericanas tras el derrumbe del petróleo

El mayor riesgo para el sector estadounidense de petróleo no convencional es que el crecimiento de la producción provoque una nueva caída de los precios del crudo

Miembros del gabinete del presidente Donald Trump tienen un nuevo latiguillo para describir cómo ven el futuro rol de Estados Unidos: ya no es sólo "independencia energética" sino "dominio energético". Tal como Ryan Zinke, el secretario del Interior, lo dijo en una conferencia del sector en Houston la semana pasada: "Tener el dominio es lo que Estados Unidos necesita".

Sería tentador considerar esas frases como una exageración, salvo que todas las semanas el sector energético norteamericano muestra evidencias que justifican esa ambición. La última ronda de informes de resultados revelados por compañías estadounidenses de exploración y producción que lideran de la revolución del shale, ofrece pruebas nuevas de su resiliencia y potencial de crecimiento.

El resurgimiento de la industria del shale norteamericana después del derrumbe del petróleo de 2014 fue un factor clave en la abrupta caída de los precios del crudo la semana pasada, que volvieron a estar por debajo de u$s 50 el barril. El mercado teme que los esfuerzos de la OPEP para contener el exceso de oferta recortando la producción se vean debilitados por las revitalizadas compañías de shale de Estados Unidos.

Esas empresas están demostrando que no sólo pudieron mantenerse en el negocio, sino que también subieron la producción con precios del petróleo cercanos a los niveles actuales en torno a u$s 47 el barril para la referencia del crudo.

La gran debilidad de la industria del shale siempre fue que sus compañías normalmente no generaban suficiente efectivo para pagar su gasto de capital; y para financiar su crecimiento se endeudaban o vendían capital. Pero los productores en términos generales han recortado un 40% sus costos en los últimos tres años, y muchos ahora están cerca o ya lograron llegar al punto donde están cubriendo su gasto con el flujo de caja operativo.

Antes del derrumbe del petróleo en 2014, Harold Hamm, el propietario mayoritario y CEO de Continental Resources, solía decir que los precios por debajo de u$s 70 el barril no se iban a sostener porque ni Arabia Saudita ni la industria del shale lo soportarían.

Ahora Continental está planeando un crecimiento de producción anual de 20% financiado con su propio flujo de caja con un petróleo entre u$s 50 y u$s 55, y dijo que puede invertir suficiente para mantener estable la producción incluso con el crudo en u$s 40 y pico.

En toda la industria del shale, la actividad de perforación se está incrementando a un ritmo aún mayor al de las últimas etapas de su primer boom, que fue hasta 2014.

La cantidad de plataformas activas en Estados Unidos que están perforando pozos horizontales utilizados para la producción de petróleo no convencional aumentó de de 248 a 598 en los últimos 12 meses, según Baker Hughes, el grupo de servicios para yacimientos petrolíferos. En la Cuenca Permian en Texas y New Mexico, el corazón del nuevo auge, el número de torres perforadoras en funcionamiento ya alcanzó los niveles que se esperaban para el año próximo, contó Benjamin Shattuck de Wood Mackenzie, firma de investigación.

Varias compañías sugirieron que el ritmo al cual se están agregando plataformas de perforación disminuirá. Jack Harper, director financiero de Concho Resources, que opera en Permian, dijo que si bien los planes de la compañía mostraron un creciente número de plataformas petroleras en uso en los próximos tres años, "no se incrementa enormemente".

Sin embargo, a medida que las empresas ganan experiencia en shale, los pozos pueden perforarse más rápido y en promedio son más productivos. Este mes se producirán 662 barriles diarios desde los pozos nuevos en Permian por cada plataforma que esté funcionando allí, según la Administración de Información Energética (AIE) del gobierno norteamericano. Esa cifra triplica los 217 b/d por plataforma a fines de 2014.

Jamie Webster del BCG Center for Energy Impact sostiene que en promedio en toda la industria del shale, de cada torre perforadora adicional que vuelve a operar puede esperarse 2,5 veces más petróleo que cuando la actividad empezó a caer en el otoño boreal de 2014.

Como resultado, muchos productores de shale están proyectando un crecimiento para este año. Pioneer Natural Resources es la estrella con un pronóstico de expansión de entre 15% y 18% para 2017, y un promedio anual de al menos 15% hasta 2026, pero muchos otros prevén incrementos sólidos.

Por ejemplo, Marathon Oil piensa que entre 2017 y 2021 puede alcanzar un crecimiento anual de entre 10% y 12%, sin incluir operaciones con problemas que tiene en Libia, con el crudo norteamericano a u$s 55.

No todas las compañías estadounidenses de exploración y producción pronostican un crecimiento de corto plazo, pero suficientes anticipan expansión que sostiene la proyección de la AIE de que la producción petrolera de EE.UU. marcará un récord superior a 10 millones b/d el año próximo.

Hasta ahora, hay pocas señales de que la recuperación de la industria esté avivando la inflación de costos que impediría que la mayor producción se traduzca en más ganancias.

Parece que ahora la mayor amenaza para la industria del shale estadounidense es su propio éxito. Adam Sieminski, un ex director de la AIE que ahora trabaja para el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, un think tank de Washington, hace una analogía con la Tragedia de los Comunes. El rápido crecimiento que es racional para el productor individual podría convertirse en colectivamente desastroso al inundar el mercado.

"Una oveja más comiendo del pastizal común." dijo. "Un rebaño entero pronto convierte el pastizal en barro. Agobian el sistema. ¿Quién va a comprar todo ese petróleo liviano?

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