Protección digital y seguridad nacional

Qualcomm no es una compañía común. En una era donde la tecnología móvil está presente en cualquier tipo de actividad económica, desarrolla propiedad intelectual clave que subyace la comunicación inalámbrica. Todas las redes móviles se arman en base a estándares desarrollados con el liderazgo de Qualcomm. En un sentido, la tecnología de Qualcomm toca todos los datos de todos los dispositivos móviles, en todas partes. La mayoría de las personas quizás no lo sepa, pero la compañía es tan ubicua como el aire.

Dicho esto, no sorprende que la adquisición de Qualcomm que tiene su casa matriz en San Diego, Estados Unidos por parte de Broadcom de Singapur haya planteado cuestiones vinculadas a la seguridad nacional. La oferta hostil de u$s 130.000 millones fue presentada a fines del año pasado. El Comité de Inversión Extranjera de los Estados Unidos (Cfius, por sus siglas en inglés), un panel compuesto por varias agencias y que revisa las adquisiciones extranjeras, se interesó poco después. A principios de este mes Cfius informó sus conclusiones iniciales.

La principal preocupación de Cfius era que Broadcom redujera la inversión a largo plazo en Qualcomm, especialmente en el estándar inalámbrico 5G (esta conclusión se basó en el anterior comportamiento de Broadcom y en la fuerte deuda que asumiría para cerrar la operación, lo cual la obligaría a concentrarse en las ganancias a corto plazo). Eso podría permitir que la china Huawei, que está invirtiendo mucho en 5G, obtenga una posición dominante en la tecnología. Segundo, Cfius notó que Qualcomm tienen contratos con el Departamento de Defensa, algunos de ellos confidenciales.

La semana pasada, el presidente Donald Trump tomó la medida sin precedentes de bloquear la transacción antes incluso de que se sellara un acuerdo. La decisión de Trump es correcta. Huawei tiene conexiones muy estrechas con el estado chino de hecho, muchos en la industria lo consideran una entidad del estado. Permitir que Huawei controle parte de las tecnologías que son fundamentales para todas las comunicaciones globales representaría, por lo tanto, un importante giro del poder hacia el Este. La acción del presidente también se justifica a la luz del extremo proteccionismo con el que China aisla su propia industria tecnológica.

Lo que es preocupante es que si bien la intervención parece sensata, no se hizo en base a ninguna norma o principio norma debidamente definido. Y la tomó por un presidente que empieza a respaldar sus fanfarroneadas con acciones. Los aranceles al acero y al aluminio recién implementados también se defendieron en base a que estaban vinculados a cuestiones de seguridad nacionalaunque en este caso el argumento es poco convincente.

Broadcom está en proceso de cambio de domicilio para tener como base Estados Unidos.Si una compañía norteamericana estuviera interesada en comprar Qualcomm, y tuviera la reputación de recortar costos, ¿la seguridad nacional sería un motivo para bloquear esa operación?¿Por qué no? ¿Cualquier compañía tecnológica grande con un competidor chino está vedada para los compradores extranjeros? Los argumentos empleados contra la operación de Qualcomm son peligrosamente amplios. La mayoría de las tecnológicas de gran tamaño tiene vinculaciones con la industria de Defensa y con China. Si esos dos factores son suficientes para bloquear una adquisición, el presidente entonces puede impedir casi todas las operaciones del sector tecnológico que él quiera evitar.

Qualcomm claramente era una compañía de especial importancia. La próxima gran operación del sector probablemente sea menos clara. No se puede contar con que el presidente ejercerá con cautela su gran poder en esta área. Otros países podrían responder aplicando sus propias barreras. No es difícil imaginar una lenta balkanización de la industria tecnológica global, lo cual nos haría a todos un poco más pobres.

Quizás después de la próxima operación bloqueada, el frustrado comprador y el vendedor irán a la Justicia a exigir un mejor argumento del gobierno. Independientemente de quien se imponga, ese sería un caso que valdrá la pena seguir de cerca.

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