CIUDADES NORTEAMERICANAS VEN CON BUENOS OJOS LA LLEGADA DE OBRADORES CHINOS

Promesa chinas de invertir en EE.UU. aliviaría el encuentro entre Trump y Xi

A pesar de algunas posturas irreconciliables, la cumbre de mañana en La Florida ofrece un ámbito para "resultados tuiteables"

La semana pasada el fabricante de equipos ferroviarios más grande de China CRCC firmó un acuerdo por u$s 650 millones para abastecer de vagones de subte a Los Ángeles, lo que se convirtió en Washington en un "resultado tuiteable".

Mientras Donald Trump se prepara para recibir mañana a Xi Jinping en su residencia de Florida, esos contratos representan una rara chance de que lleguen a un acuerdo dos hombres cuyos gobiernos han asumido posturas aparentemente irreconciliables sobre todos temas, desde la crisis nuclear de Corea del Norte hasta los reclamos marítimos de Beijing en el Mar de la China Meridional.

Una de las pocas cosas que el presidente chino podría ofrecer fácilmente a su par norteamericano es más inversión china en infraestructura y en la zona central fabril de Estados Unidos, cuyos votantes permitieron que Trump ganara las elecciones de noviembre pasado. Pero incluso esas inversiones beneficiosas para ambos han provocado polémica en los dos países.

Los nuevos vagones de subte de Los Angeles serán ensamblados en Springfield, Massachusetts, una ciudad antes próspera cuya base industrial se debilitó a fines del siglo XX. El alcalde Domenic Sarno aseguró que la planta de CRRC allí y los 250 empleos que generó hasta ahora está reviviendo la actividad fabril en su ciudad.

"En cuanto al encuentro del presidente Trump con el presidente Xi", dijo Sarno, "estoy muy entusiasmado con los comentarios de Trump respecto de que él quiere avanzar con un programa masivo de infraestructura. El momento sería muy bueno para Springfield".

Antes de que Beijing comenzara a aplicar nuevos controles de capitales a fines del año pasado, la inversión de las compañías chinas en Estados Unidos venían creciendo alcanzaron más de u$s 45.000 millones en 2016 contra los u$s 15.000 millones el año anterior, según cifras de Rhodium Group.

El año pasado también fue el primero en que la inversión china en Norteamérica superó la inversión estadounidense en China. Las empresas chinas desembolsaron u$s 109.000 millones en Estados Unidos desde 2000 y ahora emplea más de 140.000 personas. Rhodium estima que excepto 10, unos 435 distritos legislativos estadounidenses recibieron inversión china.

La mayor parte de la actividad giró en torno a adquisiciones, como la compra del hotel neoyorquino Waldorf Astoria por parte de Anbang Group, operación por u$s 2000 millones y la adquisición de GE Appliances por parte de Haier por u$s 5400 millones.

Fueron relativamente pocas las inversiones chinas en plantas a construir desde cero como la de CRRC en Springfield que suman empleo neto a la economía más grande del mundo.

Una de las mayores es una inversión por u$s 450 millones que está haciendo un grupo chino de autopartes, Fuyao Glass, en una planta industrial en Ohio que fue abandonada por General Motors, la automotriz más grande de Estados Unidos. A fines del año pasado, Cao Dewang, el presidente de Fuyao, provocó un revuelo en su país cuando dijo que el atractivo de China para los productores industriales estaba disminuyendo mientras que el de Estados Unidos estaba en alza.
Los ejecutivos de Fuyao sostienen que compensarán el mayor costo laboral en Ohio con mayores niveles de automatización, y que la electricidad es 50% más barata en EE.UU: que en China. Los comentarios de Cao coincidieron con las promesas de Trump, entonces presidente electo, de reducir la carga fiscal y regulatoria para las compañías.
Un alto funcionario del gobierno sostuvo que "el verdadero debate en China en este momento es cómo ayudar a nuestras empresas", especialmente en un momento en que la economía china está creciendo a su ritmo más bajo en un cuarto de siglo y que la inversión del sector privado es anémica.
Pero este tema caliente era demasiado sensible para discutirlo el mes pasado en la sesión anual del disciplinado parlamento chino, durante el cual Cao no habló del tema y canceló una aparición pública programada. Esta semana su oficina se negó a hacer comentarios.

La discusión por la madera será dura

Las cámaras industriales estadounidenses sostienen que las inversiones en terrenos vírgenes a veces se usan para evadir los aranceles antidumping.

Según Kip Howlett de la Asociación de Maderas Duras, Terciados y Revestimientos con sede en Virginia, se importan componentes a aranceles normales y los ensamblan en Estados Unidos para evadir penalidades arancelarias sobre los muebles terminados.

Dijo que podría ser positivo para las ciudades donde quienes buscan evitar los aranceles construyen las ensambladoras, pero es negativo para la industria norteamericana en general. "Lo que no vemos son las 20 plantas de revestimientos que están cerrando en otras partes del país," dijo Howlett.

Desde que Beijing empezó a fomentar su industria local de madera terciada a principio de este siglo, la cámara de Howlett estima que la participación de las compañías chinas en el mercado norteamericano aumentó en forma constante de 0% a 60%.

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