Panameños dolidos por acusaciones de corrupción

Residentes rechazan la descripción de su país en los Panama Papers como un paraíso fiscal "offshore"

Bienvenidos a Panamá, un país de gente feliz, noble y trabajadora," dice el letrero junto al que pasan los visitantes cuando se trasladan desde el aeropuerto de la Ciudad de Panamá hacia la ciudad costera de resplandecientes rascacielos.

Donald Trump tiene una torre en forma de vela frente al mar; un gigante sacacorchos verde perfora el cielo en el distrito financiero cerca de un centro comercial que sólo vende marcas lujosas como Prada y Chanel.
Las torres son templos para los ricos y famosos, y en algunos casos, para los inescrupulosos: muchos residentes admiten que al menos algunos ofrecen una forma cómoda de lavar el dinero sucio en un lugar preciado por ser un discreto paraíso "offshore".

Pero los panameños comunes se sienten dolidos y estigmatizados después de que los Panama Papers - una filtración de 11,5 millones de documentos del estudio jurídico panameño Mossack Fonseca - revelaron miles de vehículos offshore utilizados por poderosas figuras internacionales.

"Realmente no entiendo por qué están relacionando esto con Panamá si otros países como EE.UU. hacen lo mismo", dijo Marielena Jiménez, que con sus 54 años trabaja en una firma de diseño web. "Hay corrupción en todas partes. No se puede decir que Panamá sea un país corrupto".

John le Carré una vez le dijo al Los Angeles Times que se había inspirado en la "evidente corrupción" del país para su novela de 1996, El Sastre de Panamá.

Dulcidio de la Guardia, el ministro de Economía panameño, cuenta una historia diferente. El ex especialista en finanzas offshore que trabajó en Morgan & Morgan, rival de Mossack Fonseca, contó que el nicho legal, aunque a menudo turbio, del armado de cuentas, firmas y fondos offshore representa "menos de la mitad de uno por ciento" del PBI de Panamá.

"Éste es un intento de difamar al país porque estamos creciendo económicamente", aseguró un abogado, que se identificó sólo como Jorge, mientras entraba en un supermercado de un distrito de clase obrera.

Panamá, cuya ampliación del canal construido hace ya 100 años está cerca de concluirse (una inversión de u$s 5300 millones), se ha convertido en una de las economías de mayor crecimiento a nivel mundial, con una expansión que se estima será cercana al 6% este año. Su economía abierta se ha convertido en una meca para las compañías multinacionales, 115 de las cuales cuentan con centros de negocios regionales en el país.

Sin embargo, Panamá enfrenta nuevas críticas desde que emergió como el único gran centro financiero en rechazar la adopción de las nuevas normas de transparencia internacional introducidas por el G20 en febrero, apuntadas a facilitar a las autoridades el acceso a cuentas offshore anteriormente secretas.

El presidente Juan Carlos Varela, enojado porque el mundo está ignorando los esfuerzos de su gobierno para poner orden en su país, prometió el miércoles establecer una "comisión independiente de expertos nacionales e internacionales" para mejorar la transparencia en el sistema legal y financiero.

Santos González, un taxista que cuenta que una vez fue guardaespaldas de Manuel Noriega, el dictador que está cumpliendo una condena de prisión después de haber sido destituido por la invasión estadounidense en 1989, espera que los Panama Papers pasen al olvido. "Aquí nos ha pasado de todo y el país siempre salió fortalecido".

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