Nadie sabe si el pacto para producir menos crudo se podrá sostener

La respuesta al acuerdo histórico de reducir el suministro de petróleo refleja la profunda la caída de la economía mundial. Los precios del crudo retrocedieron abruptamente después de que se terminó de delinear el pacto entre la OPEP y Rusia el jueves a última hora. Después de que los países del G20 lo aprobaron y se selló durante el fin de semana, los precios ayer rebotaron un poco pero luego bajaron. El acuerdo es muy poco para provocar un repunte, pero si se puede sostener, podría ser suficiente para fijarle un piso a los precios. Por ser la primera respuesta internacional coordinada significativa frente al Covid-19, lograda a través del G20, el pacto debe ser bien recibido. Pero está plagado de paradojas que ponen patas para arriba suposiciones anteriores.

Una de ellas es que siempre es positivo que los precios del petróleo estén bajos, especialmente cuando la economía mundial es frágil. El petróleo más barato da poco impulso al poder adquisitivo cuando los aviones están en tierra y los automovilistas confinados en sus hogares. Con los bloqueos que derrumba la demanda de crudo, se ven amenazados millones de puestos de trabajo del sector petrolero y de las industrias vinculadas al mismo.

Nadie sabe si el acuerdo se podrá sostener. Dada la magnitud de los recortes que debe hacer cada miembro de la OPEP y Rusia, es probable que hagan trampa. La demanda de crudo puede caer más de lo previsto. Incluso para que se estabilicen los precios podría ser necesario que se mantengan los recortes de producción en este nivel durante más tiempo que el fijado.

De cualquier manera, el presidente de EE.UU., que se movió para que se firme el acuerdo, puede cantar victoria. Sin embargo, está lejos de ser el tipo de diplomacia que caracterizó la respuesta a la crisis financiera de 2008. Por el contrario, Donald Trump se limitó a presionar a los líderes de Rusia y Arabia Saudita. Durante el fin de semana hizo lo mismo con el presidente populista de México, Andrés Manuel López Obrador para que aceptara el compromiso.

Después de su promesa de bajar los precios de la nafta y de su ruidosa oposición a la OPEP, el giro de Trump seguro se debió a que necesita retener el respaldo de la industria petrolera norteamericana en vistas de las elecciones de noviembre. Si bien quizás este giro de 180 grados apenas le quite poco el sueño, sus acciones pueden complicar los futuros esfuerzos del Congreso para frenar la influencia de la OPEP.

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