Más luz sobre los paraísos fiscales

Hace un tiempo que Panamá se concentra en la industria de la navegación marítima diseñada por el ingeniero francés Ferdinand de Lesseps. Pero la más lucrativa de las actividades "offshore" de Panamá hace tiempo que tiene lugar en tierra firme, en medio de los rascacielos de oficinas distribuidos por el centro de la ciudad. La voluntad del Estado de acoger a las compañías e individuos extranjeros en un entorno en el que se pagan pocos impuestos y casi no se hacen preguntas le permitió al país centroamericano construir un negocio internacional de envidiable recompensa financiera. Y son algunas de esas transacciones las que ahora están siendo objeto de análisis después de que se filtraran 11,5 millones de documentos internos del estudio jurídico Mossack Fonseca.
Al igual que con anteriores filtraciones de listas de clientes de bancos suizos, estas revelaciones probablemente produzcan caras coloradas y furiosas negaciones. Están implicados cientos de políticos, empresarios y deportistas, incluyendo 72 actuales o anteriores jefes de Estado. Según los informes publicados por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación, los documentos incluyen al menos a 33 personas o empresas presentes en la lista negra de EE.UU. debido a evidencia de actividades prohibidas, como transacciones con narcotraficantes o grupos terroristas.
Por supuesto, es cierto que tener una identidad corporativa panameña no equivale en si mismo a cometer un delito. Pero el mini-estado hizo más que la mayoría de las jurisdicciones "laxas" para que fuera más fácil mantener un secreto oscuro. No sólo la propiedad de las compañías es altamente turbia, sino que también es el centro financiero más importante que se resiste a aceptar una iniciativa de transparencia global encabezada por la OCDE. Sólo Bahrein, Vanuatu y Nauru rechazan en forma similar las normas que establecen el intercambio automático de datos fiscales.
Las revelaciones debilitarán "la propuesta de venta" que ofrece el territorio basada en mantener secretos. Las autoridades tributarias de Australia, Nueva Zelanda y el Reino Unido aseguraron que investigarán las acusaciones de evasión fiscal y lavado de dinero resultantes de la filtración. Algunos políticos mencionados en los archivos podrían incluso perder sus cargos. El primer ministro de Islandia, Sigmundur David Gunnlaugsson, debe enfrentar una moción de confianza en su gobierno después de que se divulgaron tenencias offshore vinculadas a él y su esposa.
Así como las revelaciones suizas perforaron la tradición de confidencialidad del país, las filtraciones panameñas deberían generar mayor presión sobre los paraísos fiscales. El riesgo a la reputación podría dar que pensar a algunas compañías e individuos antes de encomendar sus fortunas a un intermediario panameño. Pero la actividad de esos centros, que lucran ayudando a la gente a sacar el dinero de las jurisdicciones que gravan altos impuestos, no se detendrán tan fácilmente.
El empuje debería surgir ahora que las políticas de austeridad hicieron políticamente difícil tolerar la evasión fiscal legal o ilegal. Cuanto más sepan los ciudadanos de revelaciones como éstas, más preguntarán por qué no se hace más.

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