SINDICATOS FRANCESES EST N DIVIDIDOS FRENTE AL CAMBIO DE LA LEY

Macron presentó su programa de flexibilización de las leyes laborales

La nueva legislación propone topes a las indemnizaciones, reducen los plazos para iniciar juicio laboral y permite eliminar a sindicatos de la negociación salarial

El gobierno de Francia dio a conocer sus medidas pro negocios para flexibilizar el deficiente mercado laboral del país. De esta manera, se pone temprano a prueba la determinación del presidente Emmanuel Macron de reformar la segunda economía más grande de la eurozona en medio de una caída de popularidad.

Las propuestas, delineadas por el primer ministro Edouard Philippe ayer, son centrales para el objetivo de Macron de hacer que Francia sea más atractiva para los inversores, convencer a las empresas de que contraten más trabajadores y atacar la tasa de desocupación que supera el 9%.

Los planes también se diseñaron para demostrar que Francia tomó la decisión de arreglar su economía. De esa manera, Macron quiere que Bruselas y Berlín acepten su llamado a que la UE se ocupe más por estimular la economía y proteger a los trabajadores de todo el bloque.

Philippe dijo que las medidas "están apuntadas a recuperar los años perdidos" en Francia, cuya economía se quedó atrás respecto de sus pares como Alemania. "Nuestro objetivo es impulsar la creación de empleo dándoles más seguridad y visibilidad a los empleadores y más garantías a los trabajadores".

Pierre Gattaz, director de Medef, la principal organización patronal, elogió el proyecto de ley considerándolo un "importante paso para adaptarse a las necesidades diarias de las compañías". Sin embargo, Laurent Berger, jefe de la CFDT, la mayor confederación de sindicatos de Francia que participó de las consultas sobre los planes de reforma, dijo que las propuestas "no están a la altura de nuestras expectativas".

Las reformas llegan en un momento en que el respaldo popular a Macron está en baja. Las encuestas señalan que la mitad de los franceses no está contento con el presidente de centro que derrotó a la líder de extrema derecha Marine Le Pen en un balotaje en mayo; y dos tercios son escépticos en cuanto a las reformas laborales.
Las medidas, que serán adoptadas por el parlamento en septiembre, pondrán tope a las indemnizaciones que orden los tribunales en caso de despidos improcedentes, salvo en casos de discriminación. También reducen de dos años a uno el plazo que tienen los trabajadores para iniciar juicio laboral, y facilita el procedimiento para que las compañías cierren plantas deficitarias.

Las empresas con menos de 50 empleados que son el 95% de las compañías francesas podrán negociar acuerdos directamente con el personal, y sin representantes sindicales, en cuanto a horarios de trabajo, salarios y horas extras.

Las compañías más grandes podrán negociar acuerdos ad hoc sin sindicatos, en vez de tener que regirse por normas sectoriales más rígidas.

En una entrevista publicada ayer, Macron aseguró que las medidas apuntan a "liberar la energía" de Francia y poner fin a la "farsa" de un país que es "duro para los débiles pero hace alarde de la igualdad". El presidente afirmó a la revista Le Point que Francia está atado a "normas y privilegios" y es "injusto e ineficiente".

La CGT, que es el segundo sindicato más grande de Francia, se opone a las reformas laborales y llamó a manifestarse el 12 de septiembre.

Sin embargo, CFDT y Fuerza Obrera, otro sindicato grande, aseguran que no se unirán a las protestas, concientes de que a sólo tres meses de la victoria electoral de Macron, el gobierno tiene el control gracias a su gran mayoría en el parlamento.

Los líderes de ambas organizaciones sindicales expresaron su pesar porque las reformas disminuirán el poder de los sindicatos pero admiten que es necesario que haya más acuerdos laborales negociados dentro de las compañías.

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