EL PRESIDENTE LE DIO VIDA A LOS PEORES FANTASMAS DEL PASADO

Los defensores de Trump no tienen dónde esconderse

Los republicanos no pueden repudiar lo que el presidente de EE.UU. hace sin contradecirse a símismos, ya que albergan entre sus filas a los racistas que deben criticar

¿Quién es la amenaza más realista para la república estadounidense: Kim Jong Un o Donald Trump? En teoría, obviamente es Kim. Sin embargo, la democracia norteamericana con Trump está en peligro todo el tiempo.

Al brindar protección a los neonazis de cosecha propia, el comandante en jefe de Estados Unidos está ofreciendo ayuda a la ideología más letal de la historia. El hecho de que el presidente norteamericano no entienda eso o, peor, lo sabe pero no le importa es una cuestión académica. El Ku Klux Klan y sus simpatizantes apenas pueden creer la suerte que tienen. Trump es Trump. La pregunta es qué planea hacer el partido republicano en cuanto a él.

A simple vista, el liderazgo del partido implícitamente está a favor de remover a Trump. "La supremacía blanca es repulsiva", tuiteó Paul Ryan, el vocero republicano de la Cámara de Representantes. Ryan fue un implacable opositor de casi todo lo que proponía Barack Obama. Sin embargo, nunca llegó tan lejos como para acusar a Obama de respaldar las fuerzas del odio. Por lo tanto, se deduce que Ryan cree que Trump no es apto para ocupar el máximo cargo del mundo. Lo mismo opinan muchos republicanos electos cuando se les pregunta en privado. La pregunta es si van a actuar acorde a esa opinión.

La inquietante respuesta es que aún no. Con algunas honorables excepciones, como el senador por Arizona John McCain, los republicanos no están listos para hacerle frente al presidente. Incluso Ryan, cuya condena al supremacismo blanco fue inequívoca, evitó criticar a Trump en forma directa. Otros salieron en su defensa. "El presidente Trump otra vez denunció hoy el odio", tuiteó Kayleigh McEnany, vocero del Comité Nacional Republicano. "El partido se encolumna detrás de su mensaje de amor e inclusión", dijo. Al condenar de igual manera a la "derecha alternativa" y a la "izquierda alternativa", Trump está sosteniendo los valores norteamericanos, ¿no lo ven?. Además de las manzanas podridas, la extrema derecha incluyó algunas "personas muy finas", dijo el presidente.

Los republicanos están paralizados por dos motivos. En primer lugar, el partido no puede repudiar lo que Trump está haciendo sin repudiarse a si mismos. Su victoria electoral fue el resultado lógico de la "estrategia sureña" del partido, que data de fines de los años 60. El objetivo era desviar a los blancos sureños del partido demócrata. La mayoría de los republicanos ha optado por mantener tácticas gentiles. La señal de qué eligieron ha sido que recurrieron a un silbato canino en vez de a un megáfono. Por lo tanto, de una manera u otra, la mayoría de los estados republicanos están reformando sus sistemas de registro de votantes. El hecho de que tales leyes achican desproporcionadamente al electorado no blanco es un subproducto accidental de una represalia daltónica. Incluso sin prueba de un fraude generalizado, el ocultamiento de votantes contiene una negación implícita. Con el correr de los años, lo mismo se aplicó a varias batallas contra la delincuencia, las drogas y el fraude en los beneficios sociales, que nunca fueron discriminatorias por diseño. Trump simplemente sacó a la luz esa estrategia. Trump es el Frankenstein del partido republicano. La era de la negación implícita ha llegado a su fin.

El segundo problema de los republicanos es el temor. Debido a la manipulación de las circunscripciones electorales, la mayoría de los republicanos y demócratas son más vulnerables a una objeción desde dentro de sus filas que a ser derrotados por el otro partido. Tal como dice el dicho, los políticos norteamericanos eligen a sus votantes, y no al revés.

Si bien los niveles de aprobación de Trump son los más bajos de la historia para un presidente norteamericano, todavía cuenta con el respaldo de la mayoría de los votantes republicanos. Cualquier republicano electo que se oponga a Trump puede estar seguro de que recibirá una despiadada represalia.

¿Dónde terminará esto? La respuesta realista es que los republicanos se esconderán detrás de una piedra hasta que sufran una contundente derrota en las próximas elecciones de mitad de término que se llevará a cabo el año próximo. Pero está lejos de estar garantizada una derrota en 2018. Incluso si se produjera, tendría que ser a gran escala para revertir las profundas fuerzas de polarización en el país. Trump probablemente cumpla su mandato.

La respuesta más preocupante es que la democracia norteamericana se dirige hacia una forma de ruptura civil. Después de la violencia en Charlottesville el fin de semana pasado, los grupos activistas están buscando quitar las estatuas de las figuras de los Estados Confederados de América en todo el sur. Hubo oposición para retirar una estatua de Robert Lee, el general de los Estados Confederados, que atrajo a tantos supremacistas blancos a Charlottesville. Cada nueva confrontación ofrecerá una oportunidad irresistible para la extrema derecha.

En cuanto a Trump, está asegurada su histórica vergüenza. Un grupo en Charlottesville simbolizaba la intolerancia racial. El otro se oponía a eso. Trump eligió ser neutral. Al hacerlo, le dio vida a los peores demonios del pasado de Estados Unidos.

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