Los bancos de EE.UU. duplicaron sus ganacias en los últimos 10 años

Cuestiones como regulación, bajas tasas de interés o disrupciones tecnológicas ya no son preocupaciones para las grandes compañías que, a su vez, compiten en un mercado cada vez más concentrado

La última década fue amable con los bancos más grandes de Estados Unidos. La ronda de anuncios de resultados de la semana pasada mostró que a pesar de todas las preocupaciones sobre la regulación, las bajas tasas de interés y la disrupción tecnológica, los mayores bancos comerciales y de inversión han duplicado sus ganancias desde 2009.

Lo que más contribuyó a esta prosperidad fue la prolongada expansión de la economía estadounidense, una tendencia que ya lleva once años consecutivos. Las utilidades de los bancos dependen en gran medida de las economías en las que operan, y el buen clima en EE.UU. permitió que las pérdidas por préstamos sean tan bajas que el CEO de JPMorgan, Jamie Dimon, hace poco describió la situación como insostenible. Los recortes del impuesto a las sociedades que aplicó la administración Trump tampoco provocaron daño.

Los grandes bancos también han absorbido participación de mercado de entidades más chicas, particularmente en el área de depósitos. Bank of America y JPMorgan, por ejemplo, en 2019 aumentaron los depósitos en 4% y 6% respectivamente pese a que el crecimiento económico se desaceleró.

Hay varias razones por las que el tamaño es decisivo: los bancos más grandes pueden desplegar el costo que conlleva cumplir con las regulaciones posteriores a la crisis sobre una base de ingresos superior y tienen más dinero para invertir en nuevas tecnologías.

"Los fosos que rodean los bancos más grandes son más profundos que nunca", dijo Mike Mayo, analista de Wells Fargo. "Eso se debe a la tecnología y a las habilidades en marketing, pero también a las nuevas regulaciones que implican un elevado nivel de gastos generales", agregó.

Sorprende que el retorno sobre el capital de los bancos se mantenga cerca de los niveles de hace una década, pese a que las normas les exige tener mucho más capital. Las iniciativas apuntadas al control de costos influyeron en gran medida. Bank of America es de nuevo un buen ejemplo: sus gastos generales del año pasado fueron de u$s 65.000 millones, unos u$s 10.000 millones menos que cinco años atrás, a pesar haber registrado mayores ingresos.

También hace una década había un gran temor a que las start-ups financieras y las grandes compañías tecnológicas invadieran terreno del sector. Pero las plataformas de préstamos, las redes sociales y otros grupos tecnológicos han terminado, en su mayoría, asociándose con los bancos en lugar de desplazarlos; un ejemplo es la asociación de Goldman Sachs con Apple en la tarjeta de Apple. Los bancos consolidados son difíciles de desbancar.

Sin embargo, llama la atención que las acciones de los bancos de inversión puros Goldman Sachs y Morgan Stanley hayan tenido un desempeño tan inferior al de los bancos diversificados. La explicación tiene dos aspectos. En primer lugar, los mayores requisitos de capital son especialmente difíciles de cumplir para las principales actividades de trading de los bancos de inversión. En segundo lugar, los inversores consumidos por las crisis simplemente están menos dispuestos a pagar por negocios sensibles al mercado como el trading y el asesoramiento en fusiones. En cambio, pagan una prima por negocios aburridos y estables como la banca minorista.

¿Y por qué JPMorgan ha superado a todos los demás por un margen tan elevado? Salió de la crisis con menos agujeros en su estado de situación patrimonial que Citi o Bank of America y, a diferencia de Wells Fargo, no ha tenido grandes escándalos. En la banca, más capital y menos errores son una combinación potente.

Traducción: Mariana Oriolo

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