Los CEO recortan sus salarios para evitar un daño reputacional

Los máximos ejecutivos deben convertir sus gestos salariales por el coronavirus en una verdadera reforma. Cuando la crisis termine, la remuneración será un imán para el descontento público y político.

Durante décadas, parecía que a los CEO se los remuneraba en base a dos reglas generales. Primero, que merecían ganar más que el máximo ejecutivo promedio. Y segundo, su salario nunca debía disminuir.

El Covid-19 podría modificar esas reglas de manera permanente. Mientras los CEO toman decisiones difíciles sobre salarios, puestos de trabajo, y el futuro de su personal, muchos reconocen que ellos también al menos deben mostrarse como víctimas. Todavía se comparan con sus pares. Pero ahora las decisiones se basan no sólo en cuánto deberían devolver sino en cuánto deberían retirar.

Ana Botín, presidenta del directorio de Santander, aceptó aportar la mitad de su sueldo a un fondo para equipamiento médico creado por el banco español. Michael O'Leary, el CEO de Ryanair, se unió a la plantilla de la aerolínea que verá su salario recortado 50% en abril y mayo.

Son casos atípicos. Muchos máximos ejecutivos están sacrificando menos. Forman parte de un creciente "Club del 20%" que reducen sus salarios en una quinta parte, mientras que los empleados contemplan la posibilidad de pasar semanas sin trabajar, con algún plan respaldado por el gobierno.

Hay otras diferencias. Si se le resta 20% al salario promedio anual de 876.000 libras (u$s 1.071.500) que gana un CEO de una compañía del FTSE 100, igual se lleva a casa 60.000 libras por mes antes de impuestos. Las promesas de recorte de sueldo de los CEO en general son limitadas en el tiempo y sus bonos y planes de incentivos a largo plazo siguen mayormente intactos.

Es bueno que los altos ejecutivos reconozcan la difícil situación de su personal. Es un gran cambio escuchar que se unen a algunos futbolistas profesionales, quienes tardaron en renunciar a parte de sus galácticos salarios.

Xavier Baeten, que estudia los salarios ejecutivos en la Vlerick Business School de Bélgica, dice que la tendencia diferencia esta crisis del derrumbe financiero de 2008, cuando sólo una minoría de empresas redujo la remuneración de sus máximos responsables. Los reguladores ya advirtieron a los bancos que "muestren extrema moderación" con las gratificaciones.

Pero Baeten señala que incluso las empresas con buen desempeño durante la pandemia creen que se las verá como que recompensan a los ejecutivos con demasiada generosidad. Sin embargo, tengo la sensación de que los directorios están haciendo lo mínimo necesario para protegerse del daño reputacional, dijo. La verdadera prueba de qué tan interesados están los CEO de hacer un sacrificio y ser solidarios llegará cuando emerjan de la fase grave de la pandemia y analicen si abordar o no los crónicos problemas con la remuneración de los ejecutivos.

Algunos argumentarán que se los debería recompensar si gestionan con éxito sus empresas durante la mayor amenaza para su supervivencia desde la segunda guerra mundial. Otros señalarán que, de la misma manera que una remuneración generosa en tiempos de bonanza es una mera fracción del valor que generaron para los accionistas, recortar el salario en tiempos de crisis no es suficiente para evitar una calamidad.

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