DEBEN CAMBIAR LA ESTRATEGIA QUE VEN AN UTILIZANDO DESDE 2002

Les cuesta a los inversores lidiar con un escenario bursátil desconocido

La reciente venta masiva de acciones tecnológicas, que repercutió en la cotización de papeles globales, indica el inicio de una nueva era para los mercados

Cuando Judy Garland en el papel de Dorothy aparece en la Tierra de Oz le dice a Totó, su fiel terrier: "Tengo la sensación de que ya no estamos más en Kansas". Es una declaración de desconcierto que ahora muchos inversores comprenden muy bien.

Un tornado bursátil que comenzó en el sector tecnológico estadounidense esta semana y se convirtió en una venta masiva de acciones globales, transportó a los inversores hacia un ambiente muy diferente al escenario benigno y predecible que se mantuvo desde la recuperación de la crisis financiera.

Con las tasas de interés en alza y el fuerte debate sobre si la economía global está en un punto de inflexión, la liquidez este año va camino a rendir más que las acciones globales, bonos y commodities. Se avecina un nuevo ánimo en el mercado más ambigua y volátil.

Pero todavía no queda claro cómo será esta nueva era. Y esa incertidumbre exacerba los nervios de los inversores, tal como quedó demostrado con la caída de 3,5% del índice de referencia estadounidense S&P 500 entre lunes y martes (ayer algo se recuperó), incluyendo en ese mismo período un derrumbe de 8,5% en el valor bursátil de Apple, la compañía más grande del mundo.

Las caídas dejaron a los inversores tratando de navegar estos mercados tan desconocidos como la Tierra de Oz. "Es una nueva etapa", dijo Jim Smigiel, director general de SEI Investments. "La incertidumbre se siente más aguda en este momento".

En el último derrumbe, las cinco acciones Faang (por las tecnológicas Facebook, Apple, Amazon, Netflix y Alphabet, la controlante de Google) que tanto impulsaron las alzas del mercado de acciones de Estados Unidos en los últimos años entraron todas en un mercado bajista.

Es raro que haya tanta volatilidad con compañías líderes valuadas en cientos de miles de millones de dólares, y esta situación ha generado ansiedad en muchos analistas y administradores de fondos.

Está repleto de otras aberraciones, como que los bonos de alta calificación no están pudiendo brindar la usual seguridad. Eso hace que sean mucho más complicadas las típicas técnicas de protección de carteras. Si a eso se suman la variedad de factores políticos y geopolíticos nuevos y antiguos, los renovados temores sobre China e Italia, y la serie de tensiones idiosincrásicas como los problemas de GE o la volatilidad del mercado de gas natural, lo que hay es un panorama más volátil, más confuso.

Quizás los mejores ejemplos de cómo los mercados están entrando en una nueva etapa es que ya no funciona la estrategia llamada buy the dip (comprar después de una caída ), el lema dominante en el período pos crisis.

Desde 2002 una estrategia simple pero rentable consistía en comprar S&P 500 después de una semana de retornos negativos, pero los operadores que continuaron con ese enfoque este año tropezaron, según Morgan Stanley. Sus analistas aseguran que la única vez que no funcionó una estrategia como esa fue en un mercado bajista completo o antes del mismo.

Éste es un cambio inmenso. La mentalidad buy the dip estaba muy afianzada. Ahora muchos inversores están nerviosos porque temen que cada caída represente un cuchillo en caída libre, mientras que otros en cambio hablan de vender en las recuperaciones.

"Durante los últimos meses, se volvió evidente, incluso para el observador casual, que el mercado de acciones de Estados Unidos está actuando de manera diferente", dijo Morgan Stanley en un informe esta semana. "Si bien 2018 claramente no es un año de recesión, el mercado habla fuerte y el mensaje es que se vienen malas noticias".

El redoble del mercado bajista, si bien aún suave, definitivamente se vuelve más sonoro. La última encuesta del Bank of America revela que la cantidad de inversores que esperan una desaceleración del crecimiento económico global subió a su número más alto desde noviembre de 2008. El "Indicador de Riesgo de Mercado Bajista" de Goldman Sachs, compuesto por una combinación de mediciones económicas y del mercado de bonos y acciones, está en su nivel más elevado desde vísperas de la crisis financiera.

Si bien Peter Oppenheimer, estratega jefe de acciones globales en Goldman, calcula que es más probable un período de retornos bajos que un mercado bajista sostenido, menciona que los lapsos de volatilidad como los de febrero y octubre de este año suelen presagiar grandes giros. Goldman Sachs por lo tanto, recomienda a los inversores acumular un poco más de liquidez.

Eso refleja este gran cambio en el entorno de los mercados: Los aumentos de tasas por parte de la Reserva Federal y la reducción de su hoja de balance elevaron los rendimientos de las letras del Tesoro a tres meses el equivalente más cercano a la liquidez en el sistema financiero a 2,38%, los más altos desde enero de 2008. Junto con el fin del programa de compras de bonos del Banco Central Europeo, este "endurecimiento cuantitativo" es una de las principales causas de la nueva evaluación del mercado."

"La certeza que teníamos después de la crisis era que los bancos centrales mantendrían la política lo más blanda como humanamente fuera posible", dijo Smigiel. "Pero ahora se están llevando la bebida. Y ese es un gran cambio".

Eso hasta planteó dudas sobre la salud de la economía estadounidense. Si bien pocos prevén una recesión el año próximo, Scott Minerd, director de inversiones en Guggenheim Partners, sostiene que está empezando a "trotar" aunque no correr hacia la puerta de salida del mercado. "La conclusión es que se viene una recesión, y es imperativo prepararse ahora para el período que conduce a la desaceleración económica".

Sin embargo, algunos inversores sostienen que la reciente volatilidad fue saludable, que finalmente sacó a los mercados de la peligrosa modorra en la que entraron durante el entorno pos crisis "Ricitos de Oro", donde el crecimiento era suficientemente débil como para mantener controlada la inflación y a los bancos centrales bombeando dinero, pero lo suficientemente sólido como para aliviar los temores a una recesión.

Dorothy se despertó y descubrió que había sido todo un mal sueño. Los inversores esperan tener ellos también un final feliz.

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