Las exportaciones impulsan sólida recuperación económica de España

Las ventas al exterior representan un tercio de la producción nacional. Antes de la crisis explicaban una cuarta parte. Esperan que el PBI se expanda un 2,8% en 2018

La fábrica de compuestos termoplásticos Plasper en la ciudad de La Roca del Vallès, en el norte de España, está en pleno apogeo. Derrite tanques gigantes de plástico para convertirlos en materiales industriales a un ritmo de 50.000 toneladas al año, y emplea a más de 75 personas de la zona.

La compañía forma parte de una ola de empresas medianas industriales que en España le da impulso no sólo al sólido crecimiento económico del país sino también le brinda un nuevo equilibrio fundamental a la economía interna. "Solíamos producir sólo unos pocos miles de toneladas por año", contó Lluis Pérez, el dueño de Plasper. "Hoy todo es muy diferente".

Gracias en parte a compañías como Plasper, la economía española tiene una buena racha. En los últimos tres años registró una expansión superior a 3%, muy por encima de la media de la eurozona. El Fondo Monetario Internacional elevó las proyecciones de crecimiento para 2018 de 2,4% a 2,8%, más que las previsiones para Francia, Alemania e Italia.

En los últimos meses, las agencias de calificación crediticia Moody’s, Standard and Poor’s y Fitch han mejorado las calificaciones de deuda soberana de España. Los costos del endeudamiento soberano español bajaron considerablemente en los últimos seis meses y el desempleo disminuyó del 26% en 2013 al 16% ahora. "Estamos viviendo el mejor período económico de la historia de España", señaló Alberto Nadal, secretario de presupuesto del gobierno del partido Popular.

El crecimiento en sí es en parte cíclico, ya que la economía está repuntando desde una base muy baja después de un duro período de crisis financiera. El desempleo sigue siendo el doble del promedio de la eurozona y el tamaño total de la economía no es muy superior a 2007. Pero los economistas, líderes empresariales y políticos dicen que el desarrollo realmente positivo de la economía española no es la tasa de crecimiento, sino el hecho de que la expansión se ve mucho más impulsada por las exportaciones.

A principios de la década de 2000, la economía española también estaba en auge, pero era el resultado de una demanda interna alimentada con deuda, de un sector de la construcción sobrecalentado y poco competitivo, y de una severa burbuja inmobiliaria. El déficit comercial superó los ¥100.000 millones de euros. Ahora las exportaciones representan un tercio de la producción nacional, en comparación con una cuarta parte antes de la crisis, y hubo un superávit de cuenta corriente de ¥22.000 millones de euros en 2017. El sector de la construcción nacional se contrajo rápidamente, y fue reemplazado por la industria manufacturera y otros sectores que demandan mano de obra altamente calificada.

"La economía española está registrando un crecimiento sólido, pero también más resistente", señaló Daniel Lacalle, economista principal de la gestora de fondos Tressis.

Moody’s, al emitir su actualización de calificaciones el mes pasado, sostuvo: "Se ha vuelto cada vez más evidente que los ajustes estructurales en la economía han cambiado el modelo de crecimiento a uno más amplio y más sostenible que en recuperaciones anteriores".

Nadal, refiriéndose a la mayor cantidad de empresas manufactureras impulsadas por las exportaciones, lo expresa de otra manera: "Nuestra economía se está volviendo más alemana".

Economistas y empresas dicen que la profunda crisis económica que sufrió España a partir de 2008 sentó las bases para mejorar el clima de negocios.

En primer lugar, la crisis económica provocó la caída de los salarios, mientras que, al mismo tiempo, las reformas del mercado de laboral aplicadas por el gobierno del PP permitieron que el escenario de trabajo fuera aún más favorable para las empresas.

"El ajuste salarial nos ha llevado a nosotros y a otras empresas españolas a aumentar la competitividad y la eficiencia", contó Rafael Vázquez, vicepresidente de producción de Conesa, una planta industrial de procesamiento de tomates en Extremadura, en el suroeste del país. Los salarios más bajos les ayudaron a triplicar sus ventas a ¥200 millones de euros en los últimos tres años.

El segundo factor, aseguran los empresarios, fue que la crisis financiera los obligó a abrazar la expansión extranjera debido al derrumbe del mercado interno. "Empezamos a dedicar mucho más esfuerzo a la expansión en el exterior, porque teníamos que hacerlo, pero ahora realmente está dando frutos", aseguró Pérez. En tercer lugar, subió la productividad absoluta desde la crisis financiera, en parte porque algunas de las empresas españolas menos eficientes quebraron durante la crisis.

Sin embargo, la situación de la economía española y de la industria española no es tan prometedora.

Muchas de las preocupaciones de los economistas son políticas. España desde 2015 está en manos de un gobierno minoritario que no ha podido hacer reformas estructurales significativas, lo que podría reducir las perspectivas de crecimiento futuro. Rudolf Alvise Lennkh, analista de la agencia de calificación europea Scope, afirmó: "El riesgo es que, en el futuro, la economía se mantenga en una trayectoria robusta, pero que la tendencia sea probablemente menos dinámica".

Al mismo tiempo, el impulso por la independencia en la región norte de Cataluña, donde Plasper tiene su sede central, es una preocupación. En su actualización de calificación, Fitch asegura que, si bien el impacto económico había sido "limitado", la declaración de independencia del gobierno catalán en octubre aumentó los riesgos políticos para el país en el largo plazo.

También hay algunas señales de desaceleración en el crecimiento económico europeo. Pero Pérez, que se muestra optimista, dice que incluso una economía europea más lenta no detendrá a Plasper, ya que sus mercados están cada vez más en EE.UU. y América Latina. "Aumentamos las ventas en un 900% desde 2010. En la forma en que van las cosas, creo que podemos seguir de esta manera".

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