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La victoria pírrica de Theresa May no resolverá nada

Theresa May tiene poco que celebrar tras la votación del Brexit en el Parlamento. La primera ministra logró un mínimo de unidad en su Partido Conservador, reunir a una débil mayoría en torno a una enmienda que le permite reabrir la negociación con la UE y reemplazar el contencioso backstop de la frontera irlandesa con "arreglos alternativos" inespecíficos.

Sin embargo, la labor de May en gestión partidaria pronto chocó con la realidad. Donald Tusk y otros líderes de la UE dejaron en claro que no estaban listos para renegociar el acuerdo de retirada o realizar modificaciones sustanciales. La estrategia de la primera ministra parecía haber perdido vigencia incluso antes de dejar la Cámara de los Comunes.

Durante las últimas semanas, la primera ministra tuvo la oportunidad de forjar un consenso entre los partidos en torno a un enfoque alternativo del Brexit. Tras la histórica derrota por el acuerdo del Brexit de este mes de este mes, May afirmó que trabajaría con otros partidos para romper el estancamiento. Es posible que la puerta de Downing Street haya permanecido abierta; en embargo, May no dio muestra alguna de la flexibilidad que se requiere para lograr un consenso.

Muchos diputados del opositor Partido Laborista apoyan una unión aduanera permanente como camino para garantizar una salida ordenada de la UE. Esta es una opción que el FT también defendió. La primera ministra optó, en cambio, por anteponer el partido al país. Sus conversaciones con los políticos de la oposición fueron una cortina de humo para encubrir el objetivo principal de reunificar al Partido Conservador.

Michel Barnier, el principal negociador del Brexit de la UE, advirtió el martes que el backstop seguirá como hasta ahora. La frustración de la UE es comprensible: el acuerdo de retirada se negoció durante dos años y resolver la cuestión de la frontera irlandesa era uno de los objetivos centrales. Sin embargo, a pesar de su irritación, Bruselas no tiene por qué refugiarse en evasivas.

Algunos funcionarios europeos reconocieron que se podrían hacer promesas por fuera del marco del acuerdo de salida de que el backstop irlandés no pretende ser una solución permanente. Un codicilo -una promesa con sentido jurídico- podría representar un compromiso para ayudar a ganar algunos parlamentarios que apoyan el Brexit, aunque los del ala dura no quedarán satisfechos.

Hay precedentes de lo que, siendo realistas, cabe esperar de May. Durante la firma del Tratado de Lisboa hace una década, a la República Checa se le hicieron concesiones de última hora con respecto a la Carta de Derechos Fundamentales para favorecer su ratificación sin necesidad de renegociar el tratado. La UE también mostró flexibilidad en el caso de Dinamarca, que logró la exclusión voluntaria del tratado de Maastricht después de que los votantes daneses rechazaran el acuerdo en un referéndum celebrado en 1992.

No obstante, el logro de estas concesiones insumió tiempo y requirió de una delicada diplomacia. También se dieron en circunstancias muy diferentes. El Brexit, en la actualidad, se llevará a cabo en cuestión de semanas, se llegue a un acuerdo o no. Es cierto que los parlamentarios votaron por otra enmienda para expresar su apoyo en contra de la salida de la UE sin un acuerdo. No obstante, no lograron apoyar los medios precisos para evitar una salida intempestiva. Sigue siendo una posibilidad muy real.

La UE debería dejar rápidamente en claro qué tan lejos está dispuesta a llegar, incluso si alguna de las medidas estuviese muy por debajo de las expectativas del Partido Conservador. La Cámara de los Comunes pronto volverá a votar sobre el acuerdo de retirada propuesto por la primera ministra, que podría llegar a modificarse, aunque no de manera sustancial.

Si fracasara por otro gran margen, el Parlamento finalmente podría tomar el control del Brexit y obligar a May a buscar una salida más suave o como se sostuvo en este periódico un segundo referéndum. Cualquiera de estas opciones es preferible a una salida intempestiva. Lo que queda claro es que en las próximas semanas May se jugará la última apuesta.

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